España ocupa, por lo general, una posición intermedia dentro del contexto europeo en la adopción de hábitos de vida saludables, aunque existen diferencias según los indicadores: tenemos una dieta más sana, pero también un mayor consumo de drogas ilegales, como la cocaína o el cannabis. Un 23% de los adultos fuma a diario, un porcentaje similar a la media europea que supone, de hecho, una mejora con respecto a situaciones pasadas. Las pautas de consumo de alcohol no son fácilmente comparables por las diferentes costumbres nacionales: España tiene comparativamente muchos bebedores diarios, pero también un mayor porcentaje de abstemios, según la información recabada por Eurostat.
La adherencia a la dieta mediterránea se considera, a menudo, uno de los factores que podrían explicar la elevada esperanza de vida lograda en países como España, que lidera junto a Francia la clasificación europea de este indicador. La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, cereales, legumbres, pescado y aceite de oliva, ha sido considerada por la Organización Mundial de la Salud como una forma de alimentarse que tiene contrastados efectos positivos sobre la salud. Con datos de 2014, España es efectivamente un país que destaca dentro de la Unión Europea por el bajo porcentaje de población que realiza un consumo insuficiente de frutas y verduras (Figura 20).
Junto a la dieta, los hábitos de actividad física de los ciudadanos son otro factor que puede tener consecuencias en términos de salud. España no destaca positivamente en este ámbito: algo más de la mitad (53,1 %) de los adultos no dedican nada de tiempo a la semana a realizar actividades físicas consideradas como beneficiosas para la salud. Para este indicador la media europea está en 50,7% y los países con menores niveles de sedentarismo (Austria, Suecia, Finlandia y Dinamarca) presentan tasas en torno al 20%. Las mayores diferencias por edad con respecto al promedio europeo se dan entre los mayores de 65 años. Dada la importancia que el ejercicio tiene para mejorar la calidad de vida y prevenir enfermedades (a cualquier edad), sería importante promover la actividad física, especialmente entre las personas mayores.
La obesidad es un problema de salud que crece en Europa, debido a la combinación de dietas incorrectas e insuficiente actividad física. En 2014, España era un país con una prevalencia de la obesidad por encima de la media europea. El problema tiende a aumentar con la edad en todos los países, y lo hace con especial intensidad en España, donde las personas mayores de 65 años son comparativamente más obesas (23,8%) que en el promedio de UE-28 (19,9%). Pero quizás la tendencia más preocupante en Europa, además de la de los mayores de 65 años, es el aumento de la obesidad entre los jóvenes. La tasa de obesidad para la UE alcanza en 2014 el 10% entre los 25 y los 34 años (un 11,2% en España).
Respecto al uso de drogas, España se encontraba en 2015 entre los cinco países de la Unión Europea con mayor prevalencia en el consumo de drogas ilegales entre los jóvenes de 15 a 34 años. El cannabis es la droga ilegal más extendida en la población europea. En la mayoría de los países el porcentaje de jóvenes entre 15 y 34 años que han consumido cannabis en los últimos 12 meses creció entre 2008 y 2016. Sin embargo, España se encuentra entre los siete países de la Unión Europea donde ese consumo disminuyó entre 2008 y 2016.

