Hay diversos factores que pueden explicar que una mujer viva sola a edades avanzadas: la situación económica, el estado de salud, el lugar donde vive, el nivel educativo, si es extranjera o no, si tiene pareja, si tiene hijos… Y aunque todos ellos podrían influir en cierta medida en la probabilidad de vivir sola a edades avanzadas, el factor más relevante es si ha tenido hijos o no. En concreto, entre las mujeres mayores que no han tenido hijos un 38,3% vivían solas en 2011, mientras que entre las que sí habían tenido hijos la cifra era bastante menor: 26,4%. Esta diferencia entre quienes han tenido hijos y quienes no los han tenido es considerable. Pero no solo importa el haberlos tenido o no, sino cuántos hijos se han tenido. Como era de esperar, la probabilidad de vivir sola a edades avanzadas se reduce cuanto mayor es el número de hijos.

La clara relación que se observa entre el vivir sola a edades avanzadas y el historial de fecundidad (es decir, el número de hijos que se han tenido) es una asociación fuerte y significativa en términos estadísticos. Se trata de una relación que se mantiene incluso en análisis más sofisticados, que tienen en cuenta simultáneamente características demográficas y sociales que también pueden estar influyendo, como por ejemplo, ejemplo, la edad (no es lo mismo tener 65 años que 100), el nivel educativo, el lugar de residencia, el estatus migratorio, el régimen de propiedad de la vivienda o el estado civil actual.
Podría pensarse que, además del número de hijos, el estado civil de las mujeres mayores es un asunto muy relevante para comprender el fenómeno. De hecho, como es fácil de imaginar, son muy pocas las mujeres mayores que están actualmente casadas y viven solas (no llegan al 2%), mientras que entre las viudas la cifra es superior al 50%. En otras palabras: es mucho más probable que una mujer mayor viva sola si está soltera o viuda que si está casada y su pareja todavía vive, porque en ese último caso la inmensa mayoría vive con sus maridos o con otros familiares.
Si bien el estado civil es determinante, el número de hijos sigue siendo un factor relevante para explicar la probabilidad de vivir sola a edades avanzadas. Y es que sea cual sea el estado civil, las mujeres con hijos se enfrentan a una probabilidad menor de vivir solas a edades avanzadas en comparación con las que no tuvieron hijos. Por ejemplo, sabemos que en términos generales un 53% de las mujeres mayores viudas viven solas, pero dentro de este grupo son muchas más las que viven solas si no tuvieron hijos (el 66% de las viudas) en comparación con las que sí los tuvieron (52%). Y lo mismo sucede con el resto de los estados civiles. Es decir, tanto entre las solteras como entre las casadas, las separadas, las divorciadas o las viudas, es más probable vivir sola a edades avanzadas si no se ha tenido hijos.
Esta regularidad entre el número de hijos y la forma de convivencia a edades avanzadas es bastante intuitiva y fácil de entender. A mayor número de hijos, es más probable vivir acompañada en la vejez porque, en términos generales en las familias grandes se establecen más vínculos familiares que en las pequeñas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que si bien el número de hijos es un factor muy importante que reduce la probabilidad de vivir sola, este no determina por completo que así sea. De hecho, los datos también permiten una lectura alternativa: tener hijos tiende a amortiguar la probabilidad de vivir sola, pero hay bastantes mujeres mayores que habiendo tenido hijos viven solas (26,4%); y a la inversa, hay muchas más que no han tenido hijos y viven acompañadas (61,7%).

Cabe plantearse, por tanto, que en el fenómeno de vivir sin compañía a edades avanzadas se combinan elementos que tienen que ver con decisiones individuales, pero también con impedimentos o restricciones más estructurales. Con los datos del censo es imposible distinguir si un comportamiento (en este caso vivir sola) es algo voluntario o involuntario. Aun así, todo indica que se dan las dos simultáneamente: la autonomía personal es cada vez más un valor en alza, también para las personas mayores; además, se dan las condiciones objetivas para hacerlo, porque ahora los mayores cuentan con más recursos sociales y económicos para vivir solos que en el pasado.