Por ahora se ha mostrado sólo una visión general sobre las oportunidades de movilidad social en un conjunto de países. A continuación, para determinar la influencia relativa del origen y las habilidades en la movilidad ascendente y descendente en diferentes contextos se ha replicado el modelo anterior para cada una de las 21 democracias avanzadas consideradas. En el gráfico 2 se presentan las diferencias, en puntos porcentuales, en las posibilidades de acceso a cada posición social de hijos de universitarios respecto a los hijos de padres sin estudios. Es decir, tanto la ventaja que supone un origen familiar privilegiado en el acceso a posiciones sociales altas (gráfico 2A) como la protección del origen familiar en el acceso a posiciones sociales bajas (gráfico 2B).
En todos los países los hijos de padres con estudios superiores tienen más posibilidades de acabar en posiciones sociales elevadas que aquellos cuyos padres no tienen ese nivel educativo (es decir, tienen una mayor ventaja), y de igual manera están más protegidos de acabar en posiciones sociales bajas. Sin embargo, hay una gran diversidad en la influencia del origen social sobre la movilidad de uno a otro país. En los nórdicos como Suecia, Noruega o Finlandia, la movilidad entre posiciones está menos condicionada por la clase social, algo que también se da en otros lugares como Canadá o en los Países Bajos. En todos estos países, situados en la parte derecha de los gráficos 2A y 2B, tanto las ventajas relativas de movilidad ascendente para las personas de origen social aventajado como las dificultades de ascenso para los de orígenes menos favorecidos son mucho menores que en otros países. Por el contrario, España e Italia son los países donde el efecto del origen social es más marcado. Por ejemplo, en España los hijos de universitarios tienen 23,5 puntos porcentuales más de probabilidades de acceder a posiciones sociales altas que aquellos de características similares pero hijos de padres sin estudios.
Pero la prueba definitiva de que una sociedad es meritocrática es que los hijos de familias aventajadas puedan descender socialmente y acabar en ocupaciones elementales o con bajos niveles de cualificación, que es justo lo que se explora en el gráfico 2B. Y aquí también se observan marcadas diferencias sociales, puesto que en todos los países los individuos con orígenes más aventajados están mucho más protegidos del descenso a posiciones sociales inferiores. Es como si existiera una especie de “suelo de cristal” que protegiera a los hijos de orígenes más aventajados de descender en la escala social, algo de lo que ni siquiera se libran los países nórdicos, caracterizados por su igualitarismo y sus oportunidades de movilidad social. En el extremo opuesto, con grandes efectos del origen social, se situarían los países del este y el sur de Europa, y de manera muy especial Italia y España, que de nuevo aparecen como sociedades excepcionalmente inmóviles donde el origen familiar protege de acabar en posiciones sociales bajas. De nuevo, en España los hijos de universitarios tienen muchas menos probabilidades (24,3 puntos de diferencia) de acabar en posiciones sociales bajas que los hijos de personas sin estudios.

En general, en la mayoría de países el efecto del origen familiar en la movilidad se reduce para aquellos con altas habilidades. Sin embargo, en Japón, Estados Unidos y el Reino Unido el efecto de clase es más marcado para quienes tienen altas habilidades cognitivas. El patrón es muy parecido cuando se utilizan otras medidas de movilidad más restrictivas, como, por ejemplo, comparar las oportunidades de movilidad de individuos con bajas habilidades cognitivas cuyos padres tienen estudios superiores e individuos con altas habilidades cognitivas cuyos padres no tienen estudios superiores. De igual modo, tampoco hay indicios claros de una mayor fluidez social entre las cohortes más jóvenes, nacidas después del establecimiento del estado de bienestar en Europa, y las anteriores. Todo apunta, en definitiva, a que, a pesar de las diferencias entre países, en todos ellos el origen familiar tiene mucho peso en las oportunidades de ascenso y descenso social.