¿Cómo contribuye el desarrollo culturalmente sostenible al bienestar social?
El bienestar es mucho más que simplemente tener suficiente comida, asistencia sanitaria o acceso a la educación. Es un concepto mucho más amplio. También hay que tener en cuenta los sentimientos individuales o personales. Por supuesto, si pensamos en la jerarquía de necesidades, las personas que no tienen acceso a agua, asistencia sanitaria o alimentos de buena calidad no pueden pensar demasiado en otras cosas, pero una vez que se consigue esto, de repente el desarrollo cultural pasa a tener mucha importancia. Cómo nos sentimos depende de las ideas que tengamos sobre la libertad, la autoexpresión y la identidad. Esto es importante en todos los estratos de la sociedad una vez que se satisfacen las necesidades básicas. En mi opinión, el bienestar está automáticamente conectado con la cultura, ya que la forma en la que alguien de Sudáfrica e incluso diferentes grupos de Sudáfrica definen el bienestar, puede ser totalmente distinta a cómo lo definiría alguien de Europa, EE. UU. o Australia. Lo que es importante, en cada caso, difiere muchísimo y por eso también es importante tener en cuenta el contexto cultural.
¿Cómo pueden contribuir las industrias culturales al desarrollo sostenible?
Entender las industrias culturales como un sector, como un concepto, es algo bastante nuevo. Por supuesto, siempre han estado allí, pero nunca se han considerado como un único sector conectado. Siempre nos hemos referido a la industria del cine, la arquitectura o la publicidad como ámbitos separados, y el problema es que todavía están muy dispersos en términos de políticas. En Sudáfrica, por ejemplo, el Departamento de Comercio e Industria se encarga de las subvenciones para la industria cinematográfica, mientras que el Departamento de Arte y Cultura se encarga de los museos y las asociaciones profesionales. Creo que concebir el sector como un todo coherente con objetivos e ideas que, sin ser los mismos, son similares, es realmente un gran paso en la dirección correcta para contribuir a que este sector desarrolle todo su potencial y se reconozca la importancia que tiene en la sociedad. Aunque en el caso de Sudáfrica todavía no disponemos de datos, en muchos países se ha demostrado que las industrias culturales y creativas están creciendo más rápido que el resto de la economía. Son parte de este nuevo sector de servicios, y la creación y la innovación son motores de crecimiento económico muy importantes. Creo que, en un futuro, pueden aportar muchísimo al crecimiento económico general.
¿Cómo contribuye la economía, es decir, el pensamiento de los economistas a una mejor comprensión del arte y la cultura?
Bien, ¡estás hablando con una economista! Creo que por parte de los propios artistas y profesionales hay mucha resistencia a la idea de que la economía puede tener algo importante o útil que decir sobre el proceso creativo de la cultura. Seguramente esto se deba a la percepción errónea de que la economía significa dinero, así que, si eres economista, solamente te importan cosas como el dinero, las finanzas o los precios de mercado, y todo lo que se puede medir fácilmente. Pero no es realmente así. La economía está relacionada con todo, trata sobre las decisiones que tomamos en nuestra vida cotidiana, las decisiones que deben tomar los gobiernos, el bienestar (como ya hemos mencionado), el desarrollo sostenible, los medios de vida, etcétera. Todas estas dimensiones tienen cabida en la economía. La economía puede tener mucho que decir al sector del arte y la cultura, y en concreto puede ayudar a expresar los tipos de valores que se producen en el sector, de tal manera que los responsables de las políticas y la financiación lo entiendan. Gran parte de mi trabajo se centra en utilizar la teoría económica para hablar de los diferentes tipos de valor asociados a las industrias culturales y creativas, para luego explicar a los artistas que este marco les podría ser útil cuando se dirigen a los financiadores, a su propio entorno y a los responsables de las políticas del Gobierno. En cierto modo, pienso que podemos ser un puente entre los diferentes grupos de la sociedad para expresar y, en algunos casos, medir el valor cultural.
¿Qué temas podrían ser de interés para los jóvenes investigadores que empiecen sus carreras en los próximos años?
¿En economía de la cultura? Permíteme que responda como si fuera yo: creo que estaría muy interesada en esta idea de las industrias culturales y creativas como motores, no solo de crecimiento, sino también de desarrollo. La gran brecha no es tan marcada desde el punto de vista del consumidor, qué hacen y compran los usuarios y demás cuestiones, sino en el lado de la producción. Es decir, ¿cómo sucede? ¿Cómo funcionan realmente las industrias culturales y creativas? Hay muchísimos estudios de caso, datos concretos sobre la precariedad, personas con un alto nivel educativo que, por ejemplo en uno de los sectores más estudiados, el sector del cine, tienen empleos de corta duración y pasan de un contrato a otro. Pero creo que hay muchas cosas que todavía no sabemos sobre lo que sucede en otros sectores.