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«La idea de que los inmigrantes quitan el trabajo a los autóctonos es errónea»
Giovanni Peri (1969) es profesor de economía en la Universidad de California, en Davis, donde fundó y dirige el Centro de Migraciones Globales. Nacido y graduado en Italia, es reconocido por sus investigaciones sobre el impacto económico de la inmigración en los EE. UU. y Europa. Especialista en economía laboral y urbana, se ha centrado también en los determinantes económicos de las migraciones internacionales. Es miembro del National Bureau of Economic Research, una de las organizaciones principales de investigación económica de los EE. UU.
Tras la crisis de refugiados de 2015, ¿ha habido cambios significativos en cuanto a la inmigración en Europa?
Al observar los últimos cuarenta años, destacaría que la migración de los países en vías de desarrollo a países desarrollados ha crecido de manera constante. No es tanto la cantidad total de migrantes, sino que hay más personas que se trasladan de países más bien pobres a países más bien ricos, y así ha sido durante un tiempo. Los principales receptores son Europa y Norteamérica, y en menor medida Australia.
Es una tendencia a largo plazo. De hecho, llegaron más inmigrantes a Europa entre 2000 y 2010 que entre 2010 y 2020. Estas personas se mudan a otro país principalmente por razones económicas. Sin embargo, la migración de los países muy pobres es escasa; no salen muchosemigrantes del África subsahariana. Los países con rentas medias generan un mayor flujo de migrantes: al subir la renta, la gente tiene algo más de dinero para migrar cuando descubren oportunidades. En los países más pobres, la gente no tiene siquiera los medios para irse. Así pues, ha crecido la migración de los países con rentas medias a los países más ricos. Se trata de encontrar mejores oportunidades económicas.
En los Estados Unidos debe ser así, ya que la mayoría de los inmigrantes son de Latinoamérica, pero en Europa el origen es África, lo que incluye los países más pobres, como los subsaharianos. Por eso se argumenta que Europa tiene que invertir más en ayuda al desarrollo en otros países: para reducir la inmigración.
Es incorrecto pensar que con más ayuda habrá menos migración. Es cierto que África es una fuente importante de inmigrantes a Europa, pero la gran mayoría provienen de países de África del norte y Oriente Medio (Argelia, Túnez, Marruecos y Egipto) y estos no son los más pobres. Aunque hay inmigrantes del Congo y Nigeria, son una minoría.
No hay muchas evidencias de que la ayuda exterior sea especialmente efectiva para generar crecimiento. Solo supone una pequeña parte, ya que los países suelen crecer mediante dinámicas económicas internas. Además, si los países subsaharianos pasan de ser pobres a tener rentas medias, es más probable que este cambio lleve a un aumento de la migración que a un descenso. El nivel de renta típico en Latinoamérica coincide más o menos con el nivel de los países en los que el aumento de la renta resulta en una emigración menor. Pero en la mayoría de los paísesdel África subsahariana el nivel de renta per cápita es muy bajo, por lo que es probable que el crecimiento llevase, al menos por un tiempo, a una migración mayor, no menor.
Volvamos a Europa. Se están estableciendo duras políticas de contención y disuasión para los refugiados. ¿Deberíamos distinguir entre refugiados e inmigrantes?
La mayoría de los inmigrantes legales se aceptan en los países ricos para ocupar empleos que requieren estudios superiores o habilidades profesionales. Hay muy pocos canales para que las personas que hacen trabajos no especializados o manuales entren legalmente. Los países ricos han rechazado la inmigración económica de los países pobres y solo han aceptado refugiados si los ha declarado como tales la Convención de Ginebra o si hay una crisis internacional en su país de origen. Esta forma de manejar la inmigración denota poca visión.
En Europa no ha habido planificación ni proyección de futuro. Pongamos un ejemplo: la principal crisis migratoria reciente en Europa ha sido la crisis de los refugiados sirios de 2015, con la llegada de cientos de miles de personas que huían de la guerra, pero la guerra en Siria empezó en 2012 y en esos años hubo refugiados en los países vecinos. Europa ignoró el problema hasta que los refugiados llegaron a sus costas. Una política alternativa consistiría en controlar los puntos críticos y pensar en los inmigrantes para dejarlos entrar de una manera más gradual y organizada, quizá con la presencia o en contacto con los Gobiernos de algunos de esos países.
En conclusión, los países ricos deberían contar con políticas de inmigración y determinar cuántos inmigrantes necesita y puede absorber la economía. Y los refugiados deberían tener un estatus diferente porque huyen de la violencia inmediata. Una política más proactiva evitaría la oleada masiva cuando estalla una crisis.
Habla de necesidades y de cantidades que se pueden absorber. ¿Qué significa eso? ¿Qué cantidad es absorbible?
Europa tiene un problema de coordinación en las políticas de inmigración, ya que hay muchos países dentro de la Unión Europea y del espacio Schengen. No es fácil. Incluso en los Estados Unidos, cada estado tiene un enfoque diferente y querría una cantidad distinta de inmigrantes. Algunos están muy a favor de la inmigración, como California o Nueva York, y otros lo están mucho menos. El Gobierno federal procura unificar estas preferencias. Europa es más problemática, pero, puesto que hay libre movimiento, hace falta una política de inmigración común. Como economista recomendaría buscar el éxito económico y demográfico en Europa: ¿cuáles son unas buenas políticas de inmigración desde una perspectiva económica?
El equilibrio es esencial: no pueden admitirse solo inmigrantes poco cualificados y con un sueldo bajo, sino también expertos cualificados
Deberíamos admitir que la mano de obra de los países europeos ha empezado a disminuir a causa del descenso demográfico. En países como Italia, España y Grecia, la tasa de fecundidad ha caído muy por debajo de la sustitución, y la población disminuirá en varios millones en las próximas décadas. Alemania y Francia están algo mejor, pero van por el mismo camino. Así pues, se pueden calcular los puestos de trabajo que no se sustituirán por nuevos y jóvenes empleados, y considerar la cantidad de inmigrantes necesaria para mantener el volumen de empleos.
Hay que decidir también qué tipo de inmigrantes deberían admitirse en el país para ocupar esos puestos. Otra línea razonable consistiría en admitir más trabajadores en los sectores económicos y las regiones con más demanda. Pensemos, por ejemplo, en la necesidad creciente de cuidadores de personas mayores, un trabajo que ya desempeñan en gran parte inmigrantes. Puede anticiparse la necesidad de este tipo de puestos y admitirinmigrantes de África del norte, las Filipinas y Latinoamérica para ocuparlos. Sumando la demanda, puede obtenerse una cantidad representativa y razonable de visados de entrada que podrían convertirse en puestos de trabajo. Deberíamos centrarnos más en la economía y la demografía, y menos en la ideología, para llegar a mejores políticas de inmigración.
Usted propone empezar con una propuesta económica. Sin embargo, según el discurso actual, cuantos más inmigrantes vienen, menos trabajo consiguen la gente de aquí. ¿Debería haber un cambio de discurso?
Sí, hay que prestar atención a los datos y las investigaciones. Muchos estudios desarrollados en los Estados Unidos –y en Europa– destacan dos hechos. En primer lugar, aunque hay muchos inmigrantes poco cualificados, también los hay muy cualificados, sobre todo en países como los Estados Unidos, el Canadá y Australia. El equilibrio es esencial: no pueden admitirse solo inmigrantes poco cualificados y con un sueldo bajo, sino también expertos cualificados. El Reino Unido y Alemania tienen esta combinación. Los países mediterráneos han atraído más trabajadores poco cualificados. Habría que buscar el equilibrio atrayendo a más cualificados. Entre los empleos poco cualificados, el cuidado de personas mayores, los trabajos agrícolas, los trabajos manuales intensivos en construcción… tienen alta demanda y una baja proporción de trabajadores del país. Estos trabajos contribuyen al crecimiento de la economía, y crean o se vinculan con otros, a menudo ocupados por gente del país.
La idea de que los inmigrantes quitan el trabajo a los locales es errónea y muchos estudios lo demuestran: este debería ser el discurso imperante. La gente suele pensar que si un extranjero ocupa un puesto, no lo puede ocupar un local. Pero en el mercado laboral de una economía compleja se crean y destruyen puestos sin cesar. Y una economía así necesita muchos tipos de empleos.
Por ejemplo, en el sector agrícola, la producción necesita agricultores, pero también directores, supervisores, comerciales y distribuidores para la venta al por menor y a los restaurantes. Las empresas que pueden dar trabajo a campesinos crecen y crean más empleos, de modo que los inmigrantes que ocupan determinados puestos crean demanda de otros tipos de empleos que ocuparán trabajadores del país. El crecimiento económico es importante y las políticas de inmigración que permiten el crecimiento y el desarrollo en Europa serán parte del mismo.
Deberíamos centrarnos más en la economía y la demografía, y menos en la ideología, para llegar a mejores políticas de inmigración
Políticamente, una entrada mayor y equilibrada de inmigrantes también puede mejorar el sentimiento de los locales hacia ellos. Se ha demostrado que a menudo la gente teme lo que no conoce. La mayor aversión hacia los inmigrantes no se da en Londres, Milán, Nueva York o San Francisco, que atraen a una gran cantidad de inmigrantes, sino en pueblos más pequeños con menos inmigrantes, a menudo poco cualificados. Ahí puede haber una aversión cultural hacia los inmigrantes, pero podríamos cambiar esta actitud creando una relación entre los inmigrantes, por un lado, y la prosperidad y el crecimiento del país, por otro. Si los inmigrantes cualificados contribuyen al crecimiento local, ello tiene un efecto positivo en la actitud de la gente del país.
Sin embargo, la mayoría continúan ilegales al cabo del tiempo.
En los Estados Unidos hay tantos inmigrantes ilegales, en buena parte, por la falta de oportunidades legales, lo que contrasta con la alta demanda económica que había de ellos. Los países pueden reducir el volumen de inmigrantes sin papeles implantando formas legales de entrar. Por otro lado, muchos países europeos han vivido grandes flujos de inmigración indocumentada, que fueron legalizadas al cabo de un tiempo.
En España ha habido dos regularizaciones y en Italia también. Es un modo caótico de desarrollar políticas y objetivos sobre inmigración. Conduce a pensar que la gente puede llegar sin papeles para regularizarse más adelante, alimenta falsas expectativas y alienta a emprender arriesgados viajes de África a Europa. Los países europeos deberían permitir la entrada legal a los inmigrantes para que ocupen los empleos necesarios, siguiendo unas reglas y seleccionando las habilidades y la mano de obra que necesiten en sus empresas y ciudades. Además, el sur de Europa en particular debería atraer a inmigrantes cualificados. Los africanos y los indios con talento estarán encantados de venir si se les da la oportunidad. Los Estados Unidos han demostrado efectividad al atraer una mezcla de personas cualificadas y no cualificadas, lo que ayuda a la economía y proyecta la imagen de que los inmigrantes contribuyen al bienestar de la sociedad. En este sentido, el modelo americano puede resultar útil.
¿Estamos en la época de decir que no a los inmigrantes, que no los queremos aquí? ¿Puede venir otra época en la que digamos que sí los necesitamos?
Hoy en día, el péndulo político de Europa y los Estados Unidos se mueve hacia sentimientos antiinmigración. Quizá es consecuencia de las enormes olas de inmigrantes de los años noventa (en los Estados Unidos) y la década del 2000 (en Europa). Los países no estaban preparados y ha habido reacciones negativas. Las opciones populistas han ganado las elecciones en los Estados Unidos, Hungría, Polonia, Italia y el Reino Unido. Pero la presión económica y las fuerzas demográficas seguirán generando oportunidades de migración y beneficios por tener inmigrantes en Europa. En algún momento, quizá la gente vea la necesidad de unas políticas de inmigración más abiertas y razonables.
De todos modos, para tener una inmigración más abierta hace falta decisión política. Algunos países han decidido permanecer cerrados, a pesar de que los argumentos demográficos y económicos a favor son apabullantes. El ejemplo más claro es Japón, donde el envejecimiento ya está reduciendo la mano de obra, pero donde la oposición a la inmigración sigue siendo de lo más rígida. Los filipinos, indonesios y chinos tendrían muy fuertes incentivos para migrar a Japón por motivos laborales, pero los japoneses son muy celosos y protectores de su identidad y no admiten inmigración a una escala significativa.
La economía japonesa, una de las que más creció en los ochenta, ha estado estancada durante décadas. Ante la falta cada vez más acusada de trabajadores, Japón ha desarrollado soluciones robóticas. Por supuesto, la robótica es estupenda, pero ¿no es de locos tener un robot enfermero que cuesta millones de dólares cuando hay cientos de inmigrantes que harían esa tarea mejor, por un precio menor y, además, contribuyendo a la economía? Los costes económicos y demográficos de no permitir la entrada de inmigrantes pueden ser muy altos, y además no garantizan en sí mismos que Europa tome un camino distinto al de Japón.
Rafa Vilasanjuan
Director de Análisis y Desarrollo Global del Instituto de Salud Global de Barcelona
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“Para reducir las desigualdades, hay que intervenir más en la educación infantil”
Jane Waldfogel, catedrática de Trabajo Social y Políticas Públicas, Universidad de Columbia
Conversamos con Jane Waldfogel sobre su nuevo libro Too many children left behind (Demasiados niños se quedan rezagados), en el que se plantea si el sueño americano existe realmente. Los autores del libro analizan datos educativos de Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Australia, intentando dar respuesta a tres preguntas: ¿Cuál es la brecha de rendimiento escolar en Estados Unidos? ¿En qué momento del ciclo educativo comienza a apreciarse esa brecha? ¿Qué puede aprender Estados Unidos de otros países?
¿Qué les llevó a usted y a los demás autores del libro a analizar estas cuestiones?
Hacía tiempo que veníamos examinando las enormes diferencias de rendimiento escolar que se observan en la primera infancia. Habíamos detectado las diferencias que afectan a la madurez para el aprendizaje y también sabíamos, por estudios publicados como el informe PISA, que entre los adolescentes y los adultos también se dan enormes desigualdades. Lo que no sabíamos es la relación entre las diferencias de rendimiento observadas en la población infantil y las de los adolescentes o los adultos. ¿Acaso el punto de partida no es el mismo para los niños que inician el ciclo escolar y la brecha de rendimiento va agrandándose posteriormente? Sería bastante razonable esperar que fuera así. ¿O es que la desigualdad ya está presente antes de que los niños lleguen al colegio? Hasta ahora no se había respondido a esta pregunta y creíamos estar bien encaminados para comenzar a responderla.
¿Cuál es la metodología que han seguido en su investigación?
Lo que queríamos era detectar cuáles de las desigualdades iniciales que hay entre los niños se perpetúan durante el ciclo escolar, y para ello había que seleccionar la misma muestra de niños y hacerles un seguimiento a lo largo del tiempo.
Decidimos utilizar la educación de los progenitores porque es el indicador más fácil de comparar entre los distintos países y porque el nivel educativo del progenitor define bastante bien la posición social y los recursos familiares.
La elección de Estados Unidos, el ReinoUnido, Canadá y Australia no es casual pues pone en común países similares. Pensamos que era una comparación adecuada por lo mucho que se asemejan sus estados de bienestar, mercados de trabajo y pautas culturales.
Una de las conclusiones más sorprendentes del libro es que entre el 60 y el 70% de la brecha en rendimiento escolar que separa a los niños estadounidenses de distintos orígenes sociales a los 14 años está ya presente cuando estos niños comienzan la escuela. ¿Se esperaban este resultado?
Si me hubiera preguntado antes de iniciar el proyecto, le habría dicho que lo que esperaba es que aproximadamente la mitad de la diferencia de rendimiento entre los estudiantes se apreciara ya al iniciar el ciclo educativo, y que la otra mitad se desarrollara durante los años de escolarización. Pero, como usted ha señalado, no es así, puesto que entre el 60 y el 70% de esa brecha ya se observa nada más iniciarse la escolarización. Esto tiene repercusiones muy importantes en las políticas que combaten esas enormes diferencias.
Queremos que las escuelas asuman su responsabilidad y esperamos que reduzcan las desigualdades desempeñando correctamente su labor, pero, para que realmente tengan oportunidades de éxito, es preciso intervenir más en la educación infantil. No obstante, como ya antes de entrar en el colegio la brecha entre los hijos de familias sin estudios y los de familias con estudios es enorme, no se puede echar toda la culpa a los colegios estadounidenses.
¿Qué políticas se necesitan para atenuar las enormes diferencias de rendimiento que presentan los niños al entrar en la escuela?
Hay un conjunto de políticas que aspiran a fomentar el aprendizaje temprano: son los denominados programas para padres y los de preescolarización universal, cuya eficacia se ha demostrado. Este enfoque es importante porque en Estados Unidos todavía no tenemos un sistema de preescolar universal: estamos intentando crearlo en el segundo ciclo de educación infantil (entre 3 y 5 años), al que ahora asisten menos del 30% de los niños, pero somos de los pocos países avanzados que todavía no tienen este sistema, así que sigue siendo una asignatura pendiente para nosotros.
Se ha demostrado la eficacia de las políticas que fomentan el aprendizaje temprano.
Además, si las familias tienen problemas económicos crónicos, éstos influirán en la concentración de los niños y en su capacidad para rendir adecuadamente en la escuela.
Aunque gran parte de las diferencias de rendimiento se deban a desigualdades anteriores a la entrada en la escuela, una parte considerable –entre el 30 y el 40%– de esa brecha surge durante la escolarización. ¿Se podría decir que la escuela genera desigualdades?
Los mismos factores familiares que generan desigualdad en la primera infancia también pueden perpetuarla durante los años de escuela.
Pero también hay que fijarse en el papel de los centros. Hemos descubierto que, en la mayoría de los países desarrollados, a los niños con más necesidades se les adjudican los profesores más capaces, los que tienen más experiencia. Pero en Estados Unidos no es así. También hemos visto que, por lo general, la cualificación de nuestros docentes deja bastante que desear.
En el Reino Unido, Canadá y Australia, el salario de los profesores equivale por término medio al 100%, el 95% y el 102%, respectivamente, del que reciben otros licenciados universitarios, mientras que en Estados Unidos se sitúa en torno al 67% de lo que ganan otros profesionales con formación superior.
¿Por qué parece que en Estados Unidos se tienen menos expectativas que en otros países sobre el rendimiento de los alumnos?
Creo que en muchos países se separa a los niños según sus capacidades, lo que demuestra que se tienen diferentes expectativas a ese respecto y se cree que cada niño alcanzará niveles distintos. En todos los países se han seguido estrategias de este tipo, pero me parece que ahora muchos de ellos están avanzando hacia un modelo más inclusivo, más integrador. En este sentido, Finlandia es realmente ejemplar. No solo sus profesores tienen una cualificación y una excelente formación, sino que aspiran a que todos los niños aprendan con los mismos materiales, independientemente de su capacidad inicial, y se asume que algunos necesitarán más ayuda que otros.
Me parece que en Estados Unidos tendemos a clasificar las cosas, a clasificar a los niños teniendo en cuenta cuáles pueden alcanzar el nivel máximo en matemáticas y cuáles deben quedarse en un nivel inferior. Por lo tanto, se está condenando a ciertos niños a tener un menor rendimiento.
En el libro se habla de la «carrera de armamentos» en la que se ha convertido la obsesión de los padres por invertir en actividades extraescolares. ¿A qué se refieren exactamente?
Otra cosa que no sabía antes de comenzar esta investigación es hasta qué punto éste es un fenómeno estadounidense. En Estados Unidos hemos asistido a un aumento de la desigualdad económica y social; los progenitores están más preocupados que antes por el futuro de sus hijos, y su capacidad para invertir en ellos también se ha vuelto más desigual. Cuando se conjugan todos estos elementos se termina convirtiendo la inversión en los hijos en una especie de «carrera armamentista». Antes, el gasto de los padres en educación infantil, en libros y en jugueteso en actividades extraescolares no variaba mucho según la posición socioeconómica, pero ahora esas inversiones están creando una brecha cada vez mayor. Y esto explica en gran medida por qué los niños llegan a la escuela con un bagaje mucho más desigual.
¿Qué soluciones políticas deberían aplicarse en las escuelas para reducir esta brecha?
Como una parte considerable de la desigualdad surge durante los años de escuela, también examinamos ciertas políticas centradas en esos años. Se debería homogeneizar más el currículum, algo que contribuiría a fomentar expectativas más uniformes para todos los niños.
Combatir las desigualdades durante la infancia es beneficioso para el futuro de la sociedad.
Ya hemos hablado de la necesidad de mejorar la calidad de los docentes: es decir, de contratar y conservar a los mejores, de ofrecer a los alumnos una atención más individualizada, de incrementar las expectativas respecto a ciertos niños. Hay mucho por hacer.
Entre los países analizados, Canadá destaca por destinar más recursos a los niños, por la menor desigualdad entre los alumnos y también por la mejor formación de los progenitores. ¿Qué tiene Canadá de especial?
Canadá ha sido una gran sorpresa en este estudio. Sabíamos que sus niveles de rendimiento escolar eran muy elevados y los de equidad relativamente altos, pero no éramos conscientes de lo diferente que es culturalmente de los demás países. Sus padres y madres son los más formados e, independientemente del nivel de formación, todos parecen tener mucho interés en la educación. En el libro hay un gráfico asombroso que demuestra que en Canadá los progenitores menos formados, los que solo han terminado la educación secundaria o ni siquiera ésta, leen tanto a sus hijos como los estadounidenses con formación universitaria.
En el libro se indica que en Estados Unidos los niños de familias con una posición socioeconómica baja no están desarrollando todo su potencial y que parte de su talento se está desperdiciando. ¿Qué consecuencias económicas se derivan de estas deficiencias educativas?
Es muy preocupante que esos niños no solo abandonen la escuela con un aprendizaje y rendimiento inferior, sino que este déficit influirá en su bienestar y en su aportación a la sociedad durante toda la vida. En realidad nos estamos condenando permanentemente a la desigualdad y a un rendimiento escolar bajo, porque está claro que esos niños serán los padres de la siguiente generación. Es por esto por lo que combatir las desigualdades en la actual generación infantil sería tan potencialmente beneficioso, porque no solo ayudaríamos a esos niños, sino también a toda la sociedad, ya que así tendríamos trabajadores más productivos y mejor cualificados, y también una nueva generación de padres y madres mejor preparados.
¿Qué lecciones deberían extraer los responsables políticos de este libro?
En Estados Unidos, y también en los demás países, se están quedando rezagados demasiados niños. Y esto no tiene por qué ser así; se pueden tomar medidas que fomenten rendimientos más equitativos: políticas de apoyo a la educación infantil, para complementar los ingresos de las familias de nivel socioeconómico inferior y para mejorar la calidad de la enseñanza y del aprendizaje en las escuelas.
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¿Tenemos una educación de calidad? Analizamos en este informe tres
dimensiones fundamentales: acceso a un nivel educativo suficiente,
obtención de conocimientos adecuados que contribuyan al desarrollo
económico y social y grado inclusivo del sistema educativo.
La brecha digital reduce la igualdad de oportunidades de los ciudadanos.
Este artículo analiza las razones para ello a partir del análisis de los
patrones de uso de las TIC por parte de los estudiantes de ESO.
¿Pueden extenderse a los centros educativos los efectos positivos de la
implicación familiar en la educación? Analizamos los resultados de los
centros escolares según el tipo de familias que los componen.
¿Cómo afecta la desigualdad socioeconómica al desarrollo académico de los
estudiantes? Analizamos con datos recientes el caso de España y cómo se
compara con el resto de Europa.
“El perfil del consumidor de cultura español es similar al europeo”
Victor Fernández Blanco, Profesor titular de Fundamentos del Análisis Económico del Departamento de Economía de la Universidad de Oviedo y especialista en el campo de la economía de la cultura
En la entrevista, Víctor Fernández Blasco destaca que, a diferencia de lo que la mayoría pueda pensar, la digitalización de algunos productos culturales no resta capacidad de socialización, sino que los canales de esta participación mutan hacia diferentes vías. Esto significa, según Fernández Blanco, adaptarse a los cambios de la ya no existente cultura tal como se entendía hace unos años y afrontar que su consumo cambia día a día.
El investigador expone que no pueden apreciarse claras diferencias en cuanto a la participación cultural de los españoles y la de los ciudadanos de otros países europeos. Tampoco en el cine, sector en el que Fernández Blanco es especialista. En su opinión, el acceso al mismo se ha democratizado, entre otras cosas, por la llegada de las nuevas tecnologías. La industria cinematográfica, afirma, ya no fía todo su porcentaje de negocio a la explotación de las películas en las salas de cine, sino que busca nuevas vías de emisión de sus productos, adaptándose a los crecientes cambios que están produciéndose en las plataformas de visualización.
¿Cuáles crees que son los beneficios individuales y sociales que comportan el consumo y la participación cultural?
Los beneficios individuales y sociales del consumo y la participación cultural son varios. Son tradicionales, puesto que representan la satisfacción de una de las necesidades básicas del ser humano, que es comunicarse, contactar con los demás, establecer canales de relación, ofrecer tus experiencias, descubrir nuevas experiencias en los demás… Por lo tanto, desde ese punto de vista, que va más allá incluso del punto de vista económico, la cultura ofrece beneficios personales y de relación que son claramente imprescindibles hoy, como lo han sido siempre a lo largo de la historia de la humanidad.
Pero a ello debemos añadir también algunos beneficios claramente de carácter económico. Satisface una necesidad básica de los seres humanos; genera actividad económica para las ciudades, para las regiones; permite la defensa y el mantenimiento de determinados valores que estarían en riesgo de desaparición; estimula la educación, la formación, la creación de capital humano tanto individual como social en cada una de las personas; facilita las relaciones sociales; crea canales de socialización y, por lo tanto, enriquece las sociedades. Y, además, la cultura es siempre un campo abierto y por lo tanto no solo enriquece de manera endógena a la propia sociedad en la que estamos viviendo, sino que al ser un ámbito siempre abierto hacia nuevas sensaciones y nuevas experiencias sirve también para enriquecer la relación de una sociedad con sus sociedades vecinas, tanto las más cercanas como también las más distantes.
¿Crees que la inversión pública en cultura es justificable en tiempos de crisis?
Por supuesto. Yo creo que la inversión pública en cultura es justificable en todos los momentos, y también en los momentos de crisis. Como es sabido, la cultura genera una serie de valores externos que la provisión privada y el funcionamiento autónomo de los mercados no serían capaces de captar y de valorar. Por lo tanto, es necesaria la intervención del Estado para proteger y estimular esos valores externos, esos efectos externos de los que hablábamos en términos económicos, que son altamente valiosos para la sociedad en su conjunto y para los individuos en particular. Tanto desde el punto de vista de la creación como de la conservación de patrimonio, como de la creación de redes de conexión entre los ciudadanos, como de la participación social, cultural y no solo cultural, de los ciudadanos… Esos son efectos que merecen atención por parte de los poderes públicos. Y esta atención va aparejada con valores de carácter estrictamente económico como la inversión, pero también con una política decidida de acción en favor de la cultura. No es solamente un problema presupuestario, es también un problema de política cultural decidida en favor de la cultura y de la participación de los ciudadanos en la cultura.
¿Qué factores son los que más inciden en el consumo cultural en España?
Los factores que inciden más en el consumo cultural en España son fundamentalmente factores que tienen que ver, en primer lugar, con la educación. A mayor nivel educativo, mayor consumo cultural en todo tipo de productos. Desde los productos digamos de cultura más elevada o clásica, estaríamos hablando por ejemplo de la música clásica, la ópera o la participación en los mercados del arte, hasta también la cultura de carácter más actual, dinámica o, si queremos utilizar los viejos perfiles, la cultura popular. También en los conciertos de música clásica, igual que en los conciertos de música pop, una mayor educación alimenta el consumo de cultura. Al mismo tiempo, la edad: los consumidores de cultura son jóvenes. En general, en la mayor parte de los bienes de consumo cultural predominan los jóvenes. A la par, las responsabilidades familiares actúan como una rémora, como un lastre, para poder participar en eventos culturales y poder facilitar el consumo cultural, sobre todo cuando estás fuera del domicilio. Las personas con responsabilidades familiares se ven cada vez más abocadas a un consumo doméstico en el mundo de la cultura. Y también hay una cierta influencia de carácter regional y local. Hay dos regiones en España que son las grandes agregadoras de eventos culturales, Madrid y Barcelona, que facilitan el consumo de los ciudadanos. Pero también las ciudades de tamaño medio, como pueden ser Valladolid o Bilbao, tienen una oferta lo suficientemente rica y unas facilidades en términos de coste del tiempo que facilitan mucho el consumo cultural. Quizás es en las localidades con menor volumen de población donde hay mayores dificultades de acceso, no tanto en términos de coste del tiempo sino en términos de oferta. La oferta es menor y, de nuevo, volvemos a lo que comentábamos antes: la acción pública es absolutamente necesaria en esas localidades con menor tamaño. La inversión pública que no se fija tanto en disponer de un tamaño de mercado que haga rentable la inversión en cultura, sino que se fija en proveer de unos servicios básicos a los ciudadanos.
¿Existen diferencias relevantes con respecto a otros países del entorno europeo?
No se pueden apreciar claras diferencias en cuanto a la participación de los ciudadanos españoles en comparación con los ciudadanos de otros países europeos. Prácticamente el perfil de los consumidores de cultura en general y de cada uno de los productos en particular es muy semejante. Puede haber pequeñas diferencias en cuanto a determinados tipos de productos culturales, que son genuinos o más extendidos en una zona que en otra. Por ejemplo, a pesar de que es una de las lagunas, es mucho más frecuente el consumo de zarzuela o de opereta en España y en Austria que, por ejemplo, en el Reino Unido. Pero, en general, pensando en grandes constructos de consumo cultural, el perfil del consumidor español es semejante al de cualquier consumidor europeo.
¿Existen distintos perfiles de consumidores culturales en España? ¿Estos perfiles han cambiado en los últimos años?
En algunos tipos de productos culturales hemos observado cambios en los perfiles de los ciudadanos. Sobre todo hemos observado un proceso de paulatino envejecimiento en las artes escénicas y, muy particularmente, en la ópera y en la zarzuela. Son campos que difícilmente están calando en las nuevas generaciones y, por lo tanto, se produce un fenómeno de envejecimiento. Sin embargo en otros productos culturales se consolida la importancia de los jóvenes. Estamos pensando, por ejemplo, en el caso del mundo del cine. El cine es una de las actividades más consumidas por ciudadanos de todas las edades, pero especialmente por los más jóvenes. Los individuos comprendidos entre los 15 y los 30 años son realmente los grandes consumidores de cine. En los últimos cuatro o cinco años, se ha acrecentado todavía más esa diferencia a favor de los más jóvenes.
¿Cómo ha impactado la digitalización en el consumo de cine en España?
La digitalización en el mundo del cine ha provocado importantes cambios en los últimos años tanto en la esfera del consumo como en la esfera de la producción. Pero creo que, más que hablar de cine sin más, deberíamos hablar del mundo del audiovisual. Porque ya no solo se ven películas en la gran pantalla, sino que de manera creciente estamos viendo productos audiovisuales a través de otros canales, a través de otras ventanas, de los medios que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Y ya no solo vemos películas de cine tradicionales, sino que estamos viendo cada vez más series, cada vez más productos hechos directamente para ser explotados por todos los canales audiovisuales. Y desde el punto de vista de la producción pasa lo mismo. Lo que antes eran dos mundos separados, el mundo de la televisión y el mundo de la gran pantalla, hoy son dos mundos convergentes. Hoy se hace una película pensando en todas las posibles ventanas de exhibición. Se comienza con la gran pantalla, pero la gran pantalla es el gran escaparate. A partir de ahí se pasa a la televisión de pago, a televisiones sindicadas, locales, a la venta de DVD, al consumo cada vez más importante en streaming o a la descarga de películas… Por tanto, es un mundo completamente diferente que, como decíamos, va más allá de ser solo cine para ser todo el mundo audiovisual.
¿Crees que ha favorecido el consumo de cine y, por tanto, su democratización a capas más amplias de la sociedad?
Sin duda, podemos decir que la llegada de las nuevas tecnologías y, en concreto, la digitalización, ha facilitado el acceso de todos los ciudadanos al mundo audiovisual y al mundo del cine. El cine nació con una ambición de ser interclasista, intergeneracional, de llegar a todos los individuos. Pero cuando nosotros ponemos medios fáciles, al alcance, baratos, que consumen poco tiempo y que son de fácil acceso, sencillamente estamos permitiendo que más gente disfrute de más productos y en distintas condiciones, mucho mejor adaptadas a sus necesidades personales o familiares.
¿Han variado los hábitos en el consumo de cine?
Los hábitos en el consumo de cine están variando casi de manera cotidiana. Hay un denominador común que se mantiene prácticamente desde que el cine es cine, a principios del siglo xx, que es el atractivo de la sala oscura y la capacidad de socialización. Pero las nuevas tecnologías, la digitalización, han abierto nuevas vías para hacer esto, para un consumo que uno podría pensar, teóricamente, que es menos socializante, porque tú consumes las películas de cine con tu propio ordenador, en tu propia casa y ya no con la mística de la gran pantalla. Eso es cierto, pero hoy el consumo de cine a través de plataformas digitales, de tabletas, de ordenadores, se convierte también en un mecanismo de socialización, porque cada vez más el consumo de cine va asociado a comunicarte a través de redes sociales. Lo que estamos cambiando es la vía de socialización; ya no es la sala oscura, ahora es la red la que permite socializar a los individuos, e incluso comentar en tiempo cómo se va desarrollando una película o generar foros de debate para productos como las series, que generan sus propios foros de debate donde los individuos participan.
¿El consumo de cine en la red (vía descarga y/o streaming) ha sustituido o complementado el tradicional consumo en sala?
Evidentemente, el consumo de cine en la red tiene un cierto efecto sustitutivo sobre el consumo de cine tradicional. Sobre todo, las personas que tienen mayores costes de transacción, que tienen un mayor coste de oportunidad (problemas familiares, problemas de desplazamiento, lejanía de las salas cinematográficas…), disponen de mayores facilidades para su consumo. Pero, de nuevo, no estamos hablando de una sustituibilidad del cine por otro producto, sino de un medio de ver audiovisuales por otro medio de ver audiovisuales. De hecho en los últimos años se puede apreciar incluso un cierto repunte de la asistencia a las salas. Las salas sufrieron una crisis muy importante a partir de mediados de la década del año 2000, asociada con la sobredotación de salas en centros comerciales. Eso retrajo un poco a los ciudadanos, pero están volviendo a las salas cinematográficas. Por lo tanto, son diferentes vías para ver el mismo producto audiovisual.
¿Crees que el consumo de cine en la red acarrea un cambio en los hábitos y prácticas de consumo, pasando de la esfera más social a la esfera más individual?
El consumo de cine a través de la red tiene, evidentemente, un componente individual. Prescinde en cierta medida de la vía tradicional de socialización, que era acudir a la sala de cine donde contemplabas una historia codo con codo con otras personas. Por lo tanto tenía un proceso de socialización claro, evidente, tradicional y que ha sido narrado desde múltiples campos: científicos, periodísticos, incluso desde la lógica común de los ciudadanos. Lo que hace el consumo a través de las nuevas ventanas digitales es modificar los canales de socialización. La socialización se hace a través de las redes sociales. Los foros sobre películas, las páginas web donde tú puedes votar, donde tú puedes convertirte en un crítico de cine, donde tus similares, tus coetáneos, otros aficionados al cine, pueden compartir experiencias, debatir contigo… Están ofreciendo otras vías diferentes de socialización, es una socialización distinta. Ofrece la posibilidad de estar viendo una serie, un producto audiovisual, al mismo tiempo que te mantienes en contacto a través de las redes con tus amigos o con tus conocidos. Por lo tanto yo creo que es una vía de socialización distinta, porque el mundo está cambiando y nos enfrentamos a un mundo diferente del tradicional.
¿Qué temas consideras que son relevantes para entender la dimensión económica de la cultura?
Para entender la dimensión económica de la cultura es muy importante comprender que la cultura es un mecanismo para satisfacer una necesidad básica de los seres humanos, que es la necesidad de comunicación. Por lo tanto lo primero que debemos comprender es el valor económico y no solo económico que tiene la cultura, para los ciudadanos en particular y para las sociedades en su conjunto. Una vez que nosotros apreciamos ese valor, el argumento fundamental es cómo proveer a los ciudadanos de productos culturales. ¿Qué parte de los productos culturales puede proveerse a través del mercado y qué parte necesita la participación del sector público, la provisión de bienes culturales a través de mecanismos estatales, locales, municipales…, en definitiva mecanismos públicos? Una vez que hemos comprendido esas dos vías, que no son opuestas sino complementarias, es muy importante conocer cuál es la eficiencia en la prestación de esos dos mecanismos de provisión de bienes públicos. El mercado genera por sí mismo la necesidad de ser eficiente, pero la provisión a través de instituciones y organismos públicos no está sujeta a la lógica del mercado. Por lo tanto, uno debe generar mecanismos de control de eficiencia; no sacrificando principios como el de la igualdad de acceso de los ciudadanos a la cultura, sino ofreciendo igualdad de la mejor manera posible, de la manera más eficiente posible.
¿Qué temas de investigación consideras que pueden ser de interés para futuros investigadores?
Los nuevos temas de investigación en el mundo de la cultura que pueden ser relevantes para nuevos investigadores o investigadoras tienen mucho que ver con el cambio que se está observando en nuestra sociedad con la aparición de las redes sociales. Hay que investigar en redes. Hay que investigar en la conexión entre la producción y el consumo, entre los propios creadores de valor cultural (desde los autores hasta los productores y los distribuidores) por un lado y, por otro lado, las redes que se establecen entre los propios ciudadanos que consumen producto cultural y cómo se pueden conectar con los proveedores de ese tipo de productos. En ese campo, todo lo que tiene que ver con la economía digital, con el big data, son caminos extremadamente prometedores para el mundo de la cultura. Exactamente del mismo modo, en una situación no solamente actual pero exacerbada por la crisis económica que hemos venido padeciendo, la eficiencia en el uso de los recursos públicos: no podemos gastar ni un euro sin saber cuál es su destino y que le estamos dando el mejor destino posible. Una vez hayamos decidido en qué invertir, hay que procurar hacerlo de la manera más eficiente posible. Por lo tanto el análisis de eficiencia es otro campo extremadamente valioso y con mucho futuro en el mundo de la cultura.
¿Cómo aumentar el consumo cultural de las nuevas generaciones y,
especialmente, el de aquellas familias con niveles educativos más bajos?
Françoise Benhamou aporta algunas claves en esta entrevista.
¿Cuánto invierten los países en cultura? En la última década, las
administraciones públicas de nuestro país han reducido la financiación de
servicios culturales.
¿Cuántas personas trabajan en el sector cultural? En el 2015, el sector
cultural empleaba al 2,5 % de la población de nuestro país. Esta cifra está
por debajo de la media europea.
¿Cuántas personas participan en cursos de formación complementaria
vinculada a la cultura? En 2015, un 5,9% de la población española realizó
alguna formación de este tipo.
¿Qué relación existe entre arte y economía? Presentamos dos obras que
estudian la importancia de la creatividad y la innovación en las artes, así
como la contribución del arte al desarrollo económico.
La contaminación química no solo influye en la salud, también tiene un impacto en la economía
Leonardo Trasande, profesor de Pediatría, Medicina Ambiental y Salud Poblacional en la Facultad de Medicina, Universidad de Nueva York
Leonardo Trasande es experto en los orígenes ambientales de ciertas enfermedades y en su repercusión económica. Por ejemplo, en un reciente estudio cifró el coste de la exposición a los disruptores endocrinos en la Unión Europea en un mínimo de 163.000 millones de euros anuales, lo cual representa el 1,2% del PIB europeo. Tuvimos la oportunidad de hablar con él sobre sus investigaciones durante su reciente visita a Barcelona, donde acudió a dar una conferencia invitado por la Asociación de Becarios de “la Caixa”.
Comencemos por el principio. ¿Qué clase de sustancias tóxicas nocivas para la salud se encuentran en el ambiente?
Si hablamos de niños, por ejemplo, y nos remontamos 50 o incluso 100 años atrás, el plomo fue el primer producto químico cuyos efectos detectamos. Con el tiempo descubrimos que, por mínima que fuera la exposición a este metal en la infancia, no solo estaba relacionada con el aumento de la presión arterial, sino con leves cambios en el desarrollo cerebral. Al principio pensamos que no había productos químicos tan lesivos para el desarrollo cerebral como el plomo. Pero, al seguir estudiando, comprendimos que hay una amplia gama de sustancias que también pueden influir en el proceso.
¿Cómo se ejerce esta influencia?
Una de las principales vías es la perturbación de las funciones de una hormona esencial, la llamada hormona tiroidea. Cuando estudié pediatría me enseñaron a utilizar siempre pruebas de sangre para comprobar que no hubiera hipotiroidismo congénito, pero ahora sabemos que en este caso no solo importan los efectos de gran magnitud, sino también reducciones sutiles que a veces ni siquiera detectan los análisis de sangre rutinarios que se realizan durante el embarazo. Y los bebés que nacen con esa merma hormonal son más proclives a sufrir alteraciones leves de la función cognitiva, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y autismo.
¿Cuál es la definición de un disruptor endocrino?
Lo fundamental de los disruptores endocrinos (EDC) es su condición de productos químicos sintéticos que, al alterar la función hormonal, pueden ser patógenos. Actúan de diversas maneras: sobre todo imitan, por ejemplo, la estructura de la testosterona, los estrógenos o alguna otra molécula señalizadora, pero pueden perturbar de muchas maneras nuestras hormonas, favoreciendo así la aparición de enfermedades. Podría ocurrir que alteraran el funcionamiento hormonal sin provocar dolencias, y entonces no estaríamos ante disruptores endocrinos. Sin embargo, hay muchas funciones hormonales cuyo único cometido es mantenernos sanos, de manera que, cuando se alteran, es probable que se favorezca la aparición de enfermedades o discapacidades.
Y parece que nuestro sistema reproductor se ve especialmente afectado, ¿no es así?
Ciertamente. Hace muy poco hemos encontrado indicios de que los productos químicos sintéticos pueden influir en la función reproductiva masculina y quizá favorecer el desarrollo de ciertos cánceres o enfermedades congénitas. En concreto, ahora conocemos un síndrome que surge cuando se altera la función de la testosterona durante el desarrollo de los niños. La alteración provoca un desplazamiento de la uretra, llamado hipospadias, que exige intervención quirúrgica. Por otra parte, la historia de Lance Armstrong, que logró vencer al cáncer testicular, demuestra que hemos avanzado mucho en el tratamiento de esa enfermedad, aunque ahora sabemos que, en realidad, su incidencia ha aumentado entre un 30 y un 40 por ciento, cuando es una dolencia enormemente evitable y tratable.
¿Y en las mujeres?
Hemos descubierto que en el aparato reproductor femenino también pueden apreciarse ciertos efectos. No tienen por qué manifestarse como afecciones clínicamente observables, pero sí como sutiles disfunciones hormonales. Por ejemplo, la mayor incidencia del síndrome de ovarios poliquísticos puede ser consecuencia de la interacción entre químicos sintéticos y predisposición genética. También sabemos que la endometriosis y los miomas son demasiado frecuentes. Estudios clínicos y de laboratorio sugieren que la exposición a ciertos productos químicos, sobre todo agentes plastificantes y ciertos pesticidas, pueden provocar estas dolencias o tener relación con ellas. Hablamos de enfermedades dolorosas que a veces requieren intervención quirúrgica, tanto en mujeres jóvenes como mayores.
Su investigación también se ha centrado en dos epidemias actuales: la obesidad y la diabetes.
Sí. Las investigaciones actuales sugieren que las epidemias de obesidad y de diabetes no proceden únicamente de una dieta poco sana y de la falta de ejercicio físico, sino que las sustancias químicas podrían ser un tercer factor, además evitable. Aunque explicaran solo una proporción pequeña de la incidencia, la diferencia fundamental es que, mientras que los hábitos dietéticos y físicos pueden ser enormemente difíciles de cambiar —o, por lo menos, solo cambian de modo individual—, las sustancias químicas se pueden regular. De manera que la inversión para prevenir la obesidad y la diabetes podría realmente ser más eficaz si se centrara en evitar la exposición a productos relacionados con la aparición de esas enfermedades.
¿De dónde proceden los disruptores endocrinos?
De una amplia gama de productos químicos. Una de las primeras veces que se identificaron fue en 1971, cuando una investigación realizada en el Hospital General de Massachusetts relacionó la absorción prenatal de dietilestilbestrol (DES) —un estrógeno sintético— con un cáncer vaginal juvenil poco frecuente. El DES se venía recetando a las embarazadas desde la década de 1940 para prevenir abortos y partos prematuros. Sin embargo, a consecuencia de este descubrimiento la Agencia de Alimentos y Fármacos de los EUA pidió a los médicos que dejaran de recetarlo. Pero no sólo hablamos de medicamentos que quizá no se hayan revisado lo suficiente. Hay toda clase de productos químicos sintéticos que pueden actuar como EDC y que se usan como pesticidas, como ignífugos para productos electrónicos o muebles, para fabricar plástico blando o flexible, para manufacturar ciertas tarjetas de plástico o para evitar la corrosión en el revestimiento de las latas de aluminio.
¿Cómo se puede conocer su relación con las enfermedades?
Lo mejor son los estudios clínicos que establecen una relación entre la exposición a un producto y una consecuencia. Pero pueden hacer falta décadas para estudiar enfermedades que tardan mucho en desarrollarse. La endometriosis, por ejemplo, no surge en la infancia, sino que afecta a mujeres mayores. Lo mismo ocurre con los miomas y el cáncer de mama. Diseñar esos estudios es enormemente difícil, porque requieren ir recogiendo muestras —de sangre u orina— en múltiples momentos, para después observar quién desarrolla la enfermedad y quién no.
De manera que hace falta mucho tiempo para recoger evidencias científicas.
Y ese problema conlleva otro: mucha gente da por sentado que la ausencia de evidencias es sinónimo de inocuidad. Por desgracia, el laboratorio y los escasos estudios clínicos realizados nos enseñan que las enfermedades de origen químico que implican perturbaciones hormonales no solo influyen enormemente en la salud, también en la economía.
¿Nos podría dar más detalles?
La exposición a productos químicos tóxicos tiene consecuencias económicas porque influye en nuestra salud. A menudo, para evaluar si deben limitar la exposición a un determinado producto químico las autoridades comparan el coste de las alternativas más seguras con las ventajas de la prevención. Y cuando hay pocos estudios clínicos, tampoco hay muchos datos para hacer cálculos creíbles sobre su relación con enfermedades o discapacidades que nos ayuden a prevenirlas. Afortunadamente, cada vez disponemos de más información a ese respecto y su volumen va en aumento.
De hecho, usted realizó un estudio sobre los costes de los EDC en Europa.
Sí, nos centramos en 15 enfermedades con los mayores indicios de relación causa-efecto y utilizamos varios supuestos conservadores, entre ellos reducir el coste estimado que ocasionan esas dolencias para admitir la incertidumbre de los datos científicos. Pero incluso estableciendo esos límites descubrimos que el coste de los EDC en la UE se situaba en unos 163.000 millones de euros anuales.
¡Eso es muchísimo dinero!
En realidad, es el 1,2% del PIB de Europa. Pero este cálculo también es enormemente bajo por tres razones: nos fijamos en menos del 5% de los EDC, solo nos centramos en un subgrupo de enfermedades que pueden relacionarse con esos productos, y, además, únicamente tuvimos en cuenta un subconjunto de costes económicos publicados en revistas científicas que nos proporcionaron datos fiables para elaborar los cálculos. De manera que dicha cifra se basa en una sucesión de subestimaciones. Pero dice mucho sobre los considerables beneficios económicos que tendría prevenir la acción de los productos más preocupantes, reconociendo que los beneficios podrían ser aún mayores cuando comprendamos todas las consecuencias sanitarias de muchos otros productos.
¿Cómo reaccionaron las autoridades europeas al conocer esa cifra?
Es evidente que los estudios suscitaron mucha atención. Sospecho que cambiamos el debate de modo que, a partir de ahora, los mejores estudios endocrinológicos influirán en las políticas reguladoras, pero está claro que nuestra labor no ha terminado. Europa está acabando de elaborar sus criterios sobre EDC y uno de los conceptos que hemos conseguido arrinconar por completo es el de potencia. Es un concepto de 500 años de antigüedad que nació con el filósofo holandés Paracelso y que indica que el veneno está en la dosis, en el sentido que una sustancia tóxica es inocúa en pequeñas cantidades. Sin embargo, los efectos de las sustancias químicas no siguen una línea recta. Cuanto más estudiamos, más comprobamos que, en realidad, sus efectos pueden ser más acusados en los niveles más bajos de exposición. Sin embargo, las autoridades europeas no dejan de remitirse a esta vieja concepción.
Y me imagino que exigen datos sobre los riesgos que conlleva la exposición a ciertas sustancias en humanos.
Sí, y esa es una de mis preocupaciones sobre la regulación europea tal como se está concibiendo, puesto que, como ya he dicho, podemos tardar décadas en demostrar que una sustancia química influye en la salud. Estamos corriendo el riesgo de posponer innecesariamente la protección cuando sabemos, por ejemplo, que algunas sustancias pueden alterar el funcionamiento de la tiroides y que esto seguramente afectará negativamente al desarrollo cerebral infantil. Al no tomar medidas puede que involuntariamente estemos condenando a la siguiente generación a desarrollar enfermedades y discapacidades evitables que resultan caras para la sociedad.
¿Cuál es su propuesta entonces?
Estoy absolutamente convencido de que debemos revisar toda la evidencia disponible en busca de relaciones causa-efecto. Y actuar cuando se demuestre la probabilidad de que una sustancia perjudica a la salud. Si el perjuicio es importante, habrá que ser proactivo aunque los indicios no sean del todo concluyentes. Siempre podremos cambiar la regulación para aceptar la exposición a una determinada sustancia si al final se descubre que es segura tal como la estamos utilizando. Desde el punto de vista económico, lo que nos motivaba era demostrar a las autoridades que el coste de la inacción probablemente sea enorme, incluso en situaciones poco extremas.
Pero sí se han tomado algunas medidas y nosotros, como consumidores, también podemos hacer algo. Por ejemplo, ahora disponemos de plástico sin bisfenol A, que se sabe que actúa como disruptor endocrino.
Nuestro bolsillo puede tener un poder muy considerable. Una de las razones que explican la adopción de materiales libres de bisfenol A es que los consumidores exigieron un cambio a las empresas. Lo que ahora me preocupa es que solemos sustituir una sustancia por otra no verificada que puede ser igual de problemática. Por ejemplo, el bisfenol A se ha ido sustituyendo por bisfenol S, F y P, todas ellas sustancias químicas de estructura similar a la primera. Y ya hay estudios que indican que el bisfenol S es igual de estrogénico y de persistente en el medio ambiente, así que puede que su toxicidad para el ser humano también sea similar.
Sin embargo, y volviendo al ejemplo de la toxicidad del plomo que ha mencionado antes, ahora conducimos coches que consumen gasolina sin plomo.
A nivel global, los países de renta baja y media solo se libraron de la gasolina con plomo hace un par de años. Los beneficios económicos de dicha medida equivalen a 2,4 billones de dólares anuales. Algo que, solo en relación con el PIB, supone un estímulo del 4%, y es un beneficio para toda la vida. Mientras la sigamos usando, los niños tendrán niveles de plomo mucho más bajos y, por lo tanto, podrán contribuir a la sociedad de manera más productiva, lo cual constituye una enorme ventaja económica; eso sin considerar otras consecuencias sanitarias que la medida podría estar también evitando. Todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero es verdad que nos hemos ahorrado el principal coste que conllevaba la exposición al plomo durante la infancia, y el impacto económico es enorme.
Como pediatra alude con frecuencia a los niños. ¿Son más vulnerables?
Sí, son los más vulnerables. En términos relativos, aspiran más aire, beben más agua y comen más, y sus órganos son enormemente delicados. Cuando un niño se ve expuesto a una sustancia química tóxica para el desarrollo cerebral hay conexiones críticas entre neuronas que no se realizan, por lo que es probable que el niño rinda menos en la escuela. Además, cuando los niños inhalan contaminantes atmosféricos a veces también sufre su desarrollo pulmonar. Pueden no desarrollar suficientes alveolos, donde se produce el intercambio de oxígeno, por lo que se reduce su capacidad para correr, jugar y desempeñar actividades que exigen esfuerzo.
Y el problema es mayor cuando las hormonas se ven afectadas.
Cuando las hormonas infantiles sufren alteraciones pueden producirse desalineaciones, sobre todo en las funciones metabólicas. Por ejemplo, ante cierta ingesta calórica, en lugar de adaptarse adecuadamente y convertir las calorías en proteínas, las transforman en grasa, lo cual puede generar obesidad a lo largo de su vida. También pueden presentar alteraciones en el funcionamiento de la insulina y llegar a hacerse resistentes a la misma, con lo que posteriormente podrían desarrollar diabetes. De manera que los niños son enormemente vulnerables a los efectos de las sustancias sintéticas, hasta el punto de que pueden desarrollar enfermedades crónicas más pronto y con más intensidad que los adultos.
Por ejemplo, usted está estudiando las repercusiones que tuvo el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York en los niños de la zona.
Sabemos que el desastre de las Torres Gemelas produjo una gran nube de polvo que muchos niños inhalaron porque vivían, jugaban o iban al colegio en la zona. Eso sin mencionar el trauma psicológico que les produjo la catástrofe. Lo que a mí más me preocupa es la exposición prolongada, ya que los niños seguían viviendo, estudiando y jugando en esa zona, a pesar de que después del desastre hubo incendios durante meses. Y hubo muchos residuos químicos, sobre todo contaminantes orgánicos persistentes, procedentes de los muebles, aparatos electrónicos y otros objetos que ardieron o se destruyeron durante el suceso.
¿Y en qué se está centrando?
Me estoy centrando tanto en las repercusiones de ese contacto temprano con sustancias químicas como en el trauma psicosocial, para comprobar si los niños sufren alteraciones metabólicas o si el desarrollo de sus aparatos circulatorio y cardíaco ha sufrido algún daño. Lo normal es que esos problemas surjan durante la adolescencia y los niños que tuvieron contacto con esa catástrofe de hace 15 años ahora estarán entre los 15 y los 22 años. Así que tendrían más posibilidades de sufrir esas enfermedades. Si no descubrimos ninguna relación, sentiré un gran alivio. En realidad, esto podría sugerir un mejor pronóstico para unos niños que ya sabemos que sufren más asma que los no expuestos al desastre.
No parece que se pudiera hacer mucho para evitar esa exposición, ¿pero es posible prevenir las consecuencias sanitarias de sucesos como ése?
Bueno, si los médicos pueden trabajar con esos niños y modificar su dieta y quizá conseguir que hagan más ejercicio hay posibilidades para prevenir que las enfermedades se agraven. Sin embargo, la exposición a las sustancias no tiene vuelta atrás. También estudiamos este fenómeno para que, en futuras catástrofes, se pueda decidir qué programa o sistema de seguimiento o prevención hay que aplicar, si es que hay alguno. Espero que no vuelva a haber un desastre de esa magnitud, pero sea o no evitable lamentablemente vivimos en una sociedad en la que podría repetirse.
El PIB en estándar de poder adquisitivo permite una comparación más exacta
del nivel de desarrollo económico entre países. En 2017, el PIB por
habitante en Estándar de Poder Adquisitivo en España se mantuvo en el 92%
de la media europea, al igual que el año anterior.
Dos de cada tres trabajadores en ocupaciones manuales son hombres y las
mujeres continúan siendo minoría en ocupaciones como la construcción o la
industria. ¿Qué factores influyen en la segregación por género del mercado
laboral?
El Observatorio Social de ”la Caixa” se pregunta si es posible conjugar
preocupación por el medio ambiente y crecimiento económico. Este estudio,
uno de los primeros en su campo, demuestra el vínculo positivo entre
ecoinnovación y creación de empleo, incluso en épocas de recesión.
Los defraudadores lo tienen más difícil con las nuevas técnicas de big data
y de inteligencia artificial que detectan la riqueza oculta, el abuso de la
ingeniería fiscal agresiva y el blanqueo de capitales.
El cambio climático es una preocupación mundial, pero ¿qué influye en el
apoyo a las políticas de cambio climático? Según este estudio, el factor
determinante es la eficacia percibida de cada medida.
Según este estudio, interaccionamos frecuentemente con una media de 536
conocidos, pero esto es diferente para cada persona. ¿Qué factores influyen
en el tamaño de nuestros círculos de relaciones?
“Hemos subestimado la importancia de las relaciones interpersonales en la educación”
Alan Daly, Catedrático y jefe del Departamento de Estudios sobre Educación, Universidad de California, San Diego.
El catedrático de Educación Alan Daly responde a cuestiones relacionadas con el papel de las redes sociales en el mundo de la educación. No se refiere a redes como Facebook o twitter, sino a las que se encuentran en los colegios y usan los docentes, con el objetivo de investigar las relaciones que se establecen en los centros.
En su discurso, Daly destaca el concepto de capital social, que se refiere al conocimiento que une a dos individuos o el posible conocimiento que puede unirlos. Hace años que la educación se ha dedicado únicamente al capital humano: que es el que se halla en nuestras propias experiencias, en la formación o en el conocimiento, dejando de lado el capital social. Daly hace hincapié en la idea de establecer una relación con otra persona que tiene diferentes conocimientos con el fin de entender el valor de las relaciones sociales en los colegios.
¿Podría explicarnos qué es una red social en educación y darnos un ejemplo?
Creo que lo primero es definir qué entendemos por red social. Porque cuando la gente oye hablar de redes sociales piensa en cosas como Facebook o Twitter, que son también redes sociales. Pero yo trabajo con las que están, sobre todo, en colegios, con docentes, y lo que me interesa comprender son las relaciones que establecen entre sí. En educación hemos dedicado mucho tiempo a pensar en el capital humano, que está en nuestras propias experiencias, en nuestra formación y nuestro conocimiento y en todo lo que llevamos dentro. Pero hemos pensado poco en el capital social, el conocimiento que une a dos individuos o el posible conocimiento que puede unirlos. Es decir, yo llevo dentro conocimientos y experiencias y el otro lleva los suyos. Si de algún modo podemos establecer una relación, podremos intercambiar ese conocimiento. Y todas esas ideas, esa formación, tienen un verdadero potencial: son capital, tienen valor para los individuos. Entonces, lo primero que hay que comprender es que me interesan las redes porque me interesa el valor de las relaciones sociales. Una red, con los ojos de la imaginación, es un conjunto de puntitos, y cada uno suele ser una persona, unidas por diversas rayas, que representan las relaciones. Esas son las redes que nosotros estudiamos. Y podemos observar diversas redes y diversos tipos de relaciones humanas.
¿Por qué son importantes las redes sociales en los procesos de reforma educativa y en las iniciativas de cambio?
Desde hace tiempo, en educación pensamos que el cambio es cuestión de conocimiento. Que con más conocimiento, formación y cualificación habría más cambios y más rendimiento. Y eso nos ha proporcionado mejoras paulatinas, pero no mejoras transformadoras. Y me parece que eso se debe a que hemos infravalorado las interacciones y las relaciones de la gente dentro de los sistemas. En las escuelas o en cualquier organización, el cambio siempre tiene que ver con las personas. Cuando usted y yo colaboramos para darle sentido a algo estamos promoviendo el cambio, y mi interpretación de lo que ocurre cambia al relacionarme con usted. Así que, en mi trabajo, pongo en primer plano la importancia de la interacción social y en segundo plano el conocimiento, aunque en los cambios educativos el conocimiento suele estar en primer plano y las relaciones quedan en segundo plano. No quiero decir que el conocimiento, la información y la formación no importen. Trabajo en una universidad, así que es evidente que me parecen importantes, pero sí creo que seguramente hemos subestimado la importancia de las relaciones interpersonales y la calidad de nuestras relaciones.
¿Por qué no basta la implicación de los directores de centros para que triunfen las reformas educativas?
Pensar en quién se implica en las iniciativas de cambio es, en mi opinión, algo realmente importante. Una de las cosas que hemos observado es que hay que adoptar una perspectiva sistémica, es decir, no pensar en las partes pequeñas o dispares de una organización, para promover realmente una gran transformación. Hay que pensar en todo el sistema. Así que, si sólo pensamos en quienes ocupan puestos de responsabilidad, como los directores de centros y otras autoridades similares, creo que se nos escapan muchas de las cosas que pasan en ese sistema, ¿no le parece? Voy a ponerle un ejemplo: a veces entramos en un colegio y observamos esas interacciones sociales de las que hablábamos, y resulta que hay un maestro en el que muchos buscan consejo, conocimiento o información. En cierto modo, esa persona es un líder del sistema, aunque no tenga ningún puesto de responsabilidad oficial como el que puede tener un director de centro. Lo que yo intento es que afloren esos líderes informales. Si sólo nos ocupáramos de los directores, de los puestos de autoridad y líderes oficiales, se nos podrían escapar los líderes más importantes del sistema. Así que, lo que quiero decir es que el liderazgo va más allá de un título o posición oficial: tiene que ver con el conjunto de relaciones que establecemos los unos con los otros, porque tienen muchas repercusiones.
¿Es esta la idea en la que se sustenta el liderazgo transformador sobre el que usted ha escrito?
En cierto modo, creo que, si me pregunta por el liderazgo transformador. Últimamente cada vez pienso más en una idea, en la importancia de la confianza. Creo que la confianza es algo esencial para cualquier tipo de liderazgo. La confianza es un concepto muy curioso. El proceso de formación de la confianza es una evaluación de riesgos, ¿verdad? Voy a relacionarme con usted y al compartir algo asumiré el riesgo de que no se burle de mí, de que no se ría de mí, de que no me encuentre ridículo. Puede usted pensar todo eso, pero yo espero que no. Así que, al relacionarme con usted, asumo un riesgo. Y usted también al relacionarse conmigo. Y ese intercambio contribuye a desarrollar confianza mutua. A mí me parece que la confianza es algo esencial para el liderazgo transformador. Si realmente queremos cambiar los sistemas, lo fundamental es la calidad de las relaciones que tenemos con los demás. Y los líderes transformadores tienen capacidad para llevar esas relaciones a otro nivel. Creo al liderazgo transformador también va unida, en mi opinión, la idea de vulnerabilidad. La capacidad que tiene un líder de ser vulnerable, de abrirse a los demás, de indicar su inseguridad, que quizá no esté seguro de cuál es el siguiente paso, me parece que puede ser realmente liberadora para quienes siguen a ese líder. Durante demasiado tiempo hemos creído que el líder deber tener todas las respuestas. De algún modo, yo planteo la idea de que esta vulnerabilidad podría ser la nueva capacidad para los líderes del siglo XXI.
¿Qué contribuye a fomentar la confianza en un sistema? ¿Hay algo que puedan hacer los líderes a ese respecto?
Desde luego, los líderes son quienes deben dar un paso trascendental en ese sentido. Porque si crean las condiciones necesarias para que los demás se relacionen y sean vulnerables, habrá más posibilidades de que todo eso ocurra. Si un líder no crea condiciones que permitan el riesgo, la vulnerabilidad o la petición de consejo a los demás, no es probable que la gente se permita esas cosas. Pero hay algo más, ¿verdad? Los colegas deben crear esa sensación de confianza. Se han hecho trabajos muy interesantes, como los de Bryk y otros en Chicago, y nosotros también hemos estudiado la confianza. Una de sus grandes conclusiones es que en los colegios donde hay niveles más altos de confianza, entre los profesores y entre estos y los alumnos, el rendimiento académico es mayor que en aquellos en los que hay menos confianza. Es decir, no hablamos de un plan escolar mágico, sino de la calidad de las relaciones. Y los líderes son fundamentales a la hora de dictar la pauta y las condiciones que rigen esas interacciones. Pero, hay algo más, ¿verdad? Hay que crear las condiciones para que los colegas compartan experiencias.
¿Por qué los omnipresentes planes técnicos, incentivos al rendimiento y marcos sancionadores no bastan para aplicar una buena política educativa?
Esa es una cuestión realmente trascendental. Cuando pensamos en políticas y también en la labor del cambio educativo lo más sencillo es pensar en esas soluciones técnicas, ¿verdad? Si tuviera más de esto, si los profesores estuvieran mejor formados, si tuviera más dinero, todo sería perfecto. Pero sabemos que no siempre es así. Veamos las cosas entonces desde el liderazgo y pensemos en cuáles podrían ser los problemas. Pensemos en dos tipos de líderes. Hay líderes técnicos que pueden tener la capacidad de ejecutar esos planes técnicos y directrices, pero también puede haber líderes que se adaptan. Son los que cuestionan lo que se da por sentado, intentan adaptarse al contexto e intentan pensar en las capacidades de relación que se dan dentro de un sistema, ¿verdad? Solemos centrarnos en las cuestiones técnicas porque son fáciles de calibrar y fáciles de afrontar. Pero no siempre nos hacen avanzar. Le voy a poner un ejemplo. Aquí en Europa hay algo estupendo: casi todos los coches tienen palanca de cambios, son manuales. Como en EE UU somos demasiado perezosos, tenemos coches automáticos. Pero imaginemos que estoy en Europa y que no sé conducir bien un coche de cambio manual, así que al final me cargo el embrague. Puedo llevarlo al taller y el mecánico pondrá otro embrague. Yo me iré contento, pero pocos meses después volveré para que me arreglen el coche. El mecánico habrá solventado el problema técnico, la avería, pero sin solucionar el problema de adaptación: el conductor que va dentro del coche. Así que, si no afrontamos el problema de fondo, necesario para el cambio educativo, la necesaria adaptación, probablemente no lleguemos muy lejos. Y mientras las políticas se limiten a este nivel técnico, nunca podremos llegar al siguiente nivel. Además, creo que castigando y abochornando a la gente tampoco avanzaremos mucho.
¿Qué función tienen las redes sociales en el desarrollo profesional de los docentes, en las labores de difusión y de liderazgo?
Me parece que en educación también nos hemos hecho adictos a las asesorías externas. Ahora creemos que la única forma de promover el cambio es que algún experto externo nos ayude a encontrar la luz y nos conduzca a la Tierra Prometida. A veces eso es muy importante, ¿verdad? Hacen falta expertos y colaboradores externos, y gente que nos ayude a avanzar. Pero también me pregunto… creo que si desarrollamos los sistemas y las estructuras necesarios para que la gente acceda al conocimiento que ya alberga su propio sistema pueden ocurrir cosas asombrosas. Si usted se presentara en un colegio y preguntara a la mayoría de los profesores quién es el experto en lengua, quién es el experto en ciencias o la Sra. Jones, la del despacho de delante, ¿cuál es su especialidad? Algunos docentes lo sabrían, otros quizá no. No solemos auditar las especialidades de los colegios para celebrar el conocimiento que poseen sus docentes y directivos. Más bien solemos comenzar por buscar fuera. Pero cuando buscamos fuera, la gente deja de sentirse eficaz. Piensa que hay alguien por ahí que le tiene que decir qué hacer y eso erosiona su eficacia. Sentirse eficaz es increíblemente importante. Bandura y otros investigadores han demostrado fehacientemente que la sensación de eficacia de un profesor, la fe en su capacidad de llegar al niño, de enseñarle, explica mejor el rendimiento académico que los factores socio-económicos. Es una idea tremendamente poderosa: que la fe en mi capacidad de llegar al alumno, de enseñarle, es tanto o más importante que lo que ese chaval trae de casa. Después partimos de esa eficacia individual y la situamos en el conjunto del colegio o del propio sistema y desarrollamos esa eficacia colectiva y sistémica que sirve para avanzar. Ese es el tipo de desarrollo profesional que está arraigado en la profesión, y que honra a docentes y educadores de todo el mundo que se esfuerzan por mejorar los resultados de los chavales y de sus familias.
¿Qué constituye un entorno escolar innovador y por qué cree usted que debemos trabajar para fomentarlo?
Para empezar, hay que hablar de la idea de innovación. La gente a veces se obsesiona, se obsesiona con la propia innovación. Por ejemplo: ¿Qué es lo que vamos a hacer? Es esencial prestarle atención a eso. Pero resulta que lo que para unos es innovación, para otros es una práctica cotidiana. Es decir, al etiquetar algo, un enfoque, de innovador, quizá no estemos ante una verdadera innovación, puede que en otro sitio ya sea una práctica habitual. Lo que nosotros hemos intentado es activar la propia innovación y centrarnos en el entorno y las condiciones que rodean una organización, un colegio o un distrito y su capacidad para crear un entorno que fomente la innovación. ¿Qué sabemos, entonces, de los entornos donde hay innovación? Para empezar, fomentan la asunción de riesgos; es decir, permiten el fracaso. Algo que a la mayoría de los sistemas no les gusta. Siempre hemos pensado: “Fracasa cuanto antes para poder avanzar”, para poder reformular, adaptar, reinventar y seguir adelante. Pero si los sistemas no crean condiciones para que la gente no tema al fracaso, no habrá innovación. En segundo lugar, hay que permitir que surjan diversas perspectivas. Muchas veces nos rodeamos de gente que piensa como nosotros y que no nos permite acceder a otras perspectivas y opiniones. Esa es la gran ventaja del trabajo internacional, que te abre los ojos y te ofrece nuevas perspectivas, te permite ver el mundo desde otro punto de vista. Así que lo primordial son los entornos que toleran el riesgo, y después, contemplar diversas perspectivas. En tercer lugar, hay que ser capaces de cuestionar los presupuestos en los que descansa nuestra labor. Hay que estar dispuestos a analizar seriamente lo que hacemos y preguntarnos algo esencial: ¿Por qué lo hacemos? ¿Cuál es la raíz profunda de nuestra labor? ¿Qué explica lo que hacemos? A veces todo eso se nos olvida. Y los sistemas potencialmente innovadores comprenden esas tres cosas y otras aún más profundas.
¿Qué pueden hacer los políticos para favorecer una mentalidad que fomente los entornos innovadores?
Permítame desarrollar el tema del entorno innovador y decir cómo pueden los políticos contribuir a crear condiciones generales que favorezcan la colaboración entre docentes, la difusión de sus prácticas y el desarrollo de su profesión: elementos esenciales para el entorno innovador. Se me ocurren varias cosas: primero, debemos dejar de abochornar y culpar a los educadores. Creemos que, si tienen encima la espada de Damocles, si los abochornamos, de alguna forma mejorarán. A mí me parece que ahí vamos muy desencaminados. Con esos métodos habrá mejoras paulatinas, pero nunca llegaremos al siguiente nivel de mejora. Le voy a poner un ejemplo: Cuando los sistemas o las personas se sienten amenazados, yo diría que el organismo se cierra. Se te humedecen los dedos, las manos, y no sabes muy bien si vas a plantar batalla o a salir corriendo. Es decir, cuando los sistemas se sienten amenazados, porque los abochornan, los humillan o los castigan de alguna otra manera, resulta que su reacción es bastante previsible. Suelen parapetarse. Suelen actuar de formas bastante típicas, no innovan, bloquean la comunicación, las decisiones las toman unos pocos. Las organizaciones suelen actuar igual que las personas cuando se ven amenazadas, eso es lo que ocurre en estos casos. Cuando te ves amenazado, lo que ocurre es que piensas que te va a caer una buena y no tomas las mejores decisiones, las más creativas, las más innovadoras, si tienes encima la espada de Damocles. O quieres salir corriendo o quieres plantar batalla. Colgar la espada de Damocles sobre los directores de colegios para que mejoren y después sorprenderse de que no mejoran es algo absolutamente absurdo. La idea es prescindir por completo del miedo. Hay que librarse del miedo, porque el miedo socava la innovación, socava la asunción de riesgos, socava la capacidad para crear relaciones valiosas y profundas, y son precisamente esas relaciones valiosas y profundas las auténticas, las verdaderas, las que aportan confianza. Son las que marcarán la diferencia. Así que, primero, fuera miedos y culpas. Segundo, centrémonos en la cultura y el entorno de las organizaciones. Haciendo realidad todo eso en lo que estamos pensando, sopesándolo e intentando materializarlo. Porque sabemos que el entorno existente y la sensación de la gente en ese entorno son realmente importantes para su productividad. A los pocos minutos, en cuanto entra en un colegio un docente, un investigador, un padre o una madre, percibe el ambiente del centro. Se percibe, ¿verdad? Así son los seres humanos, criaturas sociales que perciben esas cosas. ¿Cómo podemos evaluar mejor, con más atención, el entorno y la cultura de un centro? Si además los calibramos, porque, cuando calibramos, actuamos mejor, la gente prestará atención a algo importante: las aptitudes interpersonales, relacionadas con el entorno, la cultura y la confianza. De hecho, es curioso que si preguntas a los empresarios qué clase de trabajadores esperan de los graduados universitarios, se podría pensar, podríamos pensar que dirán que quieren gente con buenas capacidades técnicas, y en parte sí, pero en realidad lo que quieren es gente que sepa colaborar, que sepa comunicarse, que sepa solucionar problemas complejos, que se salga de los caminos trillados y piense de manera innovadora, diferente. Eso es lo que quieren. Pero si los sistemas recompensan las capacidades técnicas no tendremos a esa clase de gente, y las repercusiones sociales serán enormes.
¿Hasta qué punto son útiles los datos sobre redes sociales? ¿Sólo tienen peso académico o sirven para las reformas educativas?
Creo que vivimos en un entorno rico en datos y pobre en información. Hay toneladas de datos, nadamos en un mar de datos, pero no siempre sabemos cómo interpretarlos. Puedo hacer tablas, gráficos preciosos y reunir toda clase de datos y mis colegas también, pero, ¿en qué momento les damos sentido? ¿Cómo los interpretamos? En parte, lo que nosotros venimos haciendo es devolver los datos a los sistemas, sin decirle a la gente tienes que hacer esto, lo otro o lo de más allá; más bien los guiamos dentro de un proceso, para que lleguen a conclusiones que les resulten útiles. Ofrecemos la oportunidad de que interpreten los datos. Que traten de averiguar qué van a hacer el jueves por la mañana. No basta con dar datos a la gente, lo importante es qué van a hacer con ellos. Se trata de buscar condiciones en las que se pueda actuar teniendo los datos en mente, pero sin sentirse amenazado, dándole sentido a esa información. Y se trata de ofrecer datos realmente útiles, no sólo un montón de cifras y estadísticas que vamos reuniendo, aunque eso también pueda ser útil. Lo primordial es la calidad de lo que ocurre en los sistemas.
¿A quién le van a resultar más útiles esos datos, esos análisis? ¿A los docentes y profesionales de los colegios, a los políticos, o a todos ellos?
Creo que debemos empezar a pensar en qué tipos de datos son útiles para cada sector, para qué y en qué condiciones. Podría darse el caso de que algunos fueran realmente útiles para un docente, porque tienen un enfoque más formativo. En muchos centros los alumnos estudian todo el año y después hacen el examen final al terminar el curso, y al año siguiente parten de los resultados del anterior. Esas evaluaciones que cubren todo un ciclo no estoy muy seguro de que sirvan para orientar la instrucción tanto como las evaluaciones formativas. Así que recibir información constante tendrá mucho más que ver con el trabajo cotidiano. Las evaluaciones formativas son mucho más útiles para los docentes. Aunque quizá no para los políticos. Pero el problema es: ¿cómo ayudamos a los políticos a ver la complejidad de los datos? A ver que el mundo no se reduce a frases con gancho, que nuestra labor es bastante compleja, con muchos matices, y que para avanzar es necesaria una labor constante a lo largo del tiempo. Yo no defiendo ciertos tipos de datos o cierto tipo de enfoque. Lo que defiendo es que se cree y abra un espacio que dé cabida al diálogo. Y ese diálogo puede dar lugar a cosas fantásticas, siempre que no tomemos decisiones precipitadas o malinterpretemos los datos.
¿Cree usted que las redes sociales pueden contribuir a un mayor éxito o rendimiento académico?
Creo que sí. Se han hecho algunos estudios a ese respecto y nosotros también lo hemos abordado. Podemos decir, sin necesidad de exponer todos los modelos, que la capacidad de los docentes para cualificarse y también la de contar con ellos, con su cualificación, se ha demostrado que incide en el rendimiento y el éxito académicos, incluso neutralizando el efecto de muchos otros factores como la asistencia previa a clase o la educación especial. La cuestión es que las redes sociales en las que se desenvuelve un docente son muy determinantes. Le daré un ejemplo: yo di clase en sexto, que es para chavales de 11-12 años, y me encantaba. Me encantaba dar clase y en el fondo creo que sigo queriendo ser maestro. Al entrar en niveles evaluados, me integré en un equipo con otros colegas de sexto curso. Y tuve la suerte de encontrar un grupo estupendo. Eran sensatos y apasionados. Eran excelentes docentes. Así que aprendí mucho con ellos, recibí mucho. Lo cual enriqueció mi experiencia como educador, pero también la experiencia de mis alumnos, que se beneficiaron de la red social a la que yo pertenecía. Comparemos esa situación con la de un colega que se graduó el mismo año que yo. Daba clase a otro curso de sexto en mi misma ciudad. En su grupo la gente no se hablaba, ni siquiera se caían bien, hacían lo posible por ignorarse mutuamente. Así que él no podía contar con los conocimientos e ideas ajenos que yo sí tuve, porque el azar le llevó a ese centro y a mí me llevó al mío. Así que sus alumnos tampoco podían contar con los conocimientos, la comprensión, la percepción y la pasión que tenían sus colegas. Yo sí tuve todo eso. Pensar que las redes sociales del docente no influyen en los alumnos yo creo que no sólo desvirtúa la investigación, también nuestras intuiciones sobre la forma de trabajar de la gente.
¿Cree usted que las redes sociales sirven para ayudar a los alumnos que están marginados o viven en la pobreza?
Yo creo que son enormemente importantes. Pero voy a hacer una importante salvedad. Porque, al pensar en redes sociales, en las relaciones interpersonales, hay que saber que también pueden canalizar elementos negativos. No todo es luminoso, no sólo hay florecillas, porque a veces las redes pueden difundir malas ideas o concepciones sobre el potencial de los alumnos. He estado en sitios en los que la gente no cree que los chavales de entornos pobres puedan llegar al mismo nivel que sus compañeros de mejor nivel socio-económico. Esas ideas también las difunden las redes sociales. Así que la red, en sí misma, no es ni buena ni mala. Mi objetivo es desarrollar relaciones profundas, de gran calidad, y después observar qué es lo que canalizan, permitiendo también fomentar las interacciones sociales que sean de ayuda para los alumnos. Esa sería una descripción matizada. Pero, en general, la idea de que los profesores puedan contar con los demás, me parece realmente importante y muy útil, porque la interacción también puede modular las concepciones. Sobre todo, si tengo un vínculo emocional con alguien o le considero un buen amigo. Le pondré un ejemplo. Yo acudo a un cursillo para docentes y el ponente trasmite una idea estupenda, tiene buenas imágenes en PowerPoint y habla con pasión de lo que quiere trasmitir. En clase estamos usted y yo, que somos muy amigos. Salimos juntos y a mí me ha entusiasmado la idea y le pregunto a usted: “¿qué te ha parecido esta idea?” y usted me contesta: “Bueno, no sé yo…”. Será más difícil que yo acepte la idea, por la relación que tenemos. De hecho, esa relación habrá minado mi capacidad de intentar algo nuevo y diferente. Lo que quiero decir es que debemos ser conscientes de esas redes y, es más, creo que hay que visualizarlas. Nuestras redes… todos esos conjuntos invisibles de relaciones nos influyen de un modo que ni siquiera percibimos. ¿Y cómo las hacemos visibles? Un interesante estudio apunta que esas redes influyen en nuestra felicidad, incluso en nuestro peso. Unos colegas de San Diego están estudiando precisamente esto. Esas redes influyen realmente en nuestra vida, de un modo que ni siquiera nos imaginamos. La cuestión es cómo ayudar a visualizarlas en los colegios, de forma que tengan un impacto positivo. Sobre todo en comunidades empobrecidas o directamente pobres. Y en este sentido quiero ir un paso más allá, porque no creo que se trate sólo de las redes de los colegios, creo que hay que ampliar mucho más el foco. Hay que ocuparse de las redes y los lazos con las comunidades, de las que relacionan a sus miembros. Creo que tenemos que empezar a considerarnos tejedores de redes: que estamos conectando, vinculando esas redes para ayudar a chavales y familias pobres. Porque, al fin y al cabo, si sacamos a los niños, a las familias y las comunidades de la pobreza, es bueno para todos. Es bueno para todos. La cuestión es: cómo hacer eso de una forma profunda y sensata que respete a esas comunidades, viéndolas como activos, no como rémoras. Creo que eso se puede lograr apoyando y alimentando nuestras redes.
¿Sirven las redes sociales para ayudar a los estudiantes desfavorecidos a no caer en el desempleo, los trabajos mal pagados y la exclusión social o laboral?
Creo que forman parte de la solución. Enseguida me ocuparé de eso. Pero estamos hablando de problemas sociales grandes y complejos, y, como sociedades, tenemos que mirarnos fija y detenidamente en el espejo y preguntarnos: ¿Estamos realmente listos? ¿Hay un verdadero compromiso? ¿Tenemos la pasión y la voluntad para cambiar verdaderamente las comunidades? A mí me parece que primero hay que responder a eso. Y en el fondo yo creo, seguramente usted también, y la gente que está aquí, yo sé que sí están muy dispuestos. Primero hay que dejar claro ese punto: ¿tenemos la voluntad de promover el cambio? Y después hay que preguntarse: ¿disponemos de capacidades para hacerlo? Una persona, un organismo, una unidad, no son suficientes, pero juntos tenemos muchas más posibilidades. Juntos somos mejores. Entonces hay que preguntarse: cómo creamos lazos de unión, cómo podemos dar peso a las relaciones que formamos, cómo podemos ser conscientes de ellas, cómo podemos crear relaciones auténticas, verdaderas y respetuosas que nos permiten hacer esa labor. ¿Cómo se consigue no duplicar servicios? ¿Y trabajar de manera complementaria? ¿Cómo se prescinde del egocentrismo, para empeñarnos en triunfar todos, no sólo yo? ¿Cómo se crean sistemas interdependientes que mejoren la situación de los chavales y sus familias? Todos ganamos con eso, absolutamente todos. Lo esencial es preguntarse: en el fondo, ¿estamos seguros? ¿O más bien creemos que el mundo es una lucha continua y que se avanza pisando cabezas? La pregunta que nos debemos plantear es: ¿estamos dispuestos a asumir nuestra humanidad y humildad? ¿Y a relacionarnos de manera profunda y sensata, para lograr cambios fundamentales, no sólo en educación, sino en el conjunto de la sociedad?
¿Tenemos una educación de calidad? Analizamos en este informe tres
dimensiones fundamentales: acceso a un nivel educativo suficiente,
obtención de conocimientos adecuados que contribuyan al desarrollo
económico y social y grado inclusivo del sistema educativo.
¿Cómo aumentar el consumo cultural de las nuevas generaciones y,
especialmente, el de aquellas familias con niveles educativos más bajos?
Françoise Benhamou aporta algunas claves en esta entrevista.
¿Qué porcentaje del gasto público se destina a las personas mayores? La
tendencia en los países europeos ha sido aumentar el peso de los recursos
destinados a este colectivo.
La brecha digital reduce la igualdad de oportunidades de los ciudadanos.
Este artículo analiza las razones para ello a partir del análisis de los
patrones de uso de las TIC por parte de los estudiantes de ESO.
¿Pueden extenderse a los centros educativos los efectos positivos de la
implicación familiar en la educación? Analizamos los resultados de los
centros escolares según el tipo de familias que los componen.
¿Cómo afecta la desigualdad socioeconómica al desarrollo académico de los
estudiantes? Analizamos con datos recientes el caso de España y cómo se
compara con el resto de Europa.
“Las cuestiones científicas tienen un peso cada vez mayor en la vida de los ciudadanos”
Lee Rainie y Cary Funk, Pew Research Center.
El Pew Research Center se define como un fact tank [laboratorio de información basada en datos], que plantea a la población problemas, actitudes y tendencias que están conformando el mundo. En su calidad de filial de Pew Charitable Trusts, su principal fuente de ingresos, es una organización sin ánimo de lucro y no partidista, que no defiende políticas concretas y que se basa en valores como la independencia, la objetividad y el rigor. Lee Rainie es el director de investigación sobre internet, ciencia y tecnología del Centro, y supervisa los estudios que analizan las actividades en el ámbito virtual y el papel de internet en la vida de las personas, así como la intersección entre ciencia y sociedad. Cary Funk es directora adjunta para investigación y su labor se centra en cuestiones científicas.
El Pew Research Center realiza una amplia gama de investigaciones y genera multitud de datos. ¿Cómo se eligen los temas de investigación?
Siempre estamos buscando temas y cuestiones sociales clave que constituyan problemas candentes, y a los cuales les vendrían bien los datos y análisis que proporcionamos. Nuestra misión es realizar investigaciones originales y primarias que contribuyan a nutrir los principales debates políticos y culturales. Esto significa que destinamos mucho tiempo a descubrir qué cuestiones de relevancia surgen en el discurso público y a determinar qué debates podrían beneficiarse de datos y análisis sensatos y oportunos como los que nosotros ofrecemos. Sin embargo, nuestras investigaciones no van encaminadas a promover políticas concretas.
Como los datos nunca son del todo neutrales, ¿toman ustedes alguna medida para garantizar la neutralidad al difundirlos?
Desde el enunciado de las preguntas hasta la descripción de los resultados, hacemos lo posible para que nuestras investigaciones sean equilibradas y neutrales. Al difundir las investigaciones nos centramos en personas, grupos y organizaciones que, independientemente de cuál sea su posición política, tienen interés en el tema de estudio. Por ejemplo, esperamos que nuestros materiales sean tan útiles para quienes quieren limitar todavía más la inmigración como para los partidarios de políticas migratorias más abiertas, o tanto para quienes pretenden reducir la investigación científica como para los partidarios de mayores niveles de investigación. Sabemos que estamos alcanzando el objetivo de realizar estudios equilibrados cuando defensores y detractores de una política citan nuestros estudios. Por ejemplo, hace poco observamos en un tribunal de apelaciones que jueces partidarios de medidas opuestas en materia de inmigración utilizaban nuestros datos para avalar sus respectivas opiniones al respecto.
¿Por qué ha ampliado el Pew Research Center sus investigaciones sobre ciencia y sociedad?
El Centro decidió ampliar sus investigaciones en esos campos por tres razones. En primer lugar, las cuestiones científicas tienen un peso cada vez mayor en la vida de los ciudadanos: en muchos problemas políticos y éticos importantes influyen tanto los descubrimientos científicos como la reacción que ante ellos tienen los políticos y el conjunto de la población. En segundo lugar, las innovaciones científicas y tecnológicas son cruciales para el cambio social: las naciones esperan que los avances en materia de nanotecnología, genómica, neurociencia, tecnologías energéticas, producción de alimentos, robótica y otros campos fomenten el crecimiento económico. Y en tercer lugar, los descubrimientos científicos forman un campo de batalla esencial en el que las sociedades deciden lo que es cierto: el crecimiento de internet y la enorme proliferación de comunidades de interés en torno a cuestiones científicas han suscitado preguntas fundamentales sobre cómo se presentan los datos y sobre el significado que debe atribuírseles a la hora de concebir políticas.
¿Qué relevancia tiene la investigación sobre ciencia en comparación con otras cuestiones, como la política y la religión, de las que se ocupa el Centro?
Como ya hemos dicho, en líneas generales las cuestiones científicas afectan a problemas del conjunto de la ciudadanía. Nuestro análisis de las posturas respecto a 23 cuestiones relacionadas con la ciencia demostró que en ocasiones las opiniones políticas de la gente determinan en gran medida su posición respecto a esas cuestiones y que, a veces, sus creencias y prácticas religiosas constituyen una influencia notable. En otras ocasiones influye el nivel educativo general de las personas y, en concreto, su grado de conocimiento científico. Hemos descubierto que algunas opiniones relacionadas con la ciencia se dividen cada vez más según líneas partidistas —por ejemplo, el apoyo al gasto en investigación científica del Gobierno federal—, pero también que el antagonismo partidista no atraviesa muchas de esas cuestiones.
Lo que más fascinante nos parece de todo esto es que las opiniones sobre cuestiones científicas no tienen una sola explicación. Por ejemplo, las ideas políticas tienen mucho peso sobre cómo se ven el cambio climático y las cuestiones energéticas, en tanto que la religión tiene mucho que ver con la forma de ver tanto los avances biomédicos que se avecinan como las cuestiones médicas relacionadas con el final de la vida.
¿En los debates científicos, qué tiene más peso, la ideología política o los datos contrastados?
Las opiniones políticas de cada uno parecen servir como un punto de referencia que determina la influencia que tiene el conocimiento en sus actitudes. Por ejemplo, muchos científicos creen que si la población estadounidense estuviera mejor informada sobre las cuestiones científicas que subyacen tras el cambio climático y los problemas energéticos sus opiniones se acercarían más a las de los expertos. Sin embargo, como descubrimos en la encuesta que en 2016 el Pew Research Center dedicó a estas cuestiones, los conocimientos científicos de cada uno tienen una correlación modesta y confusa con sus actitudes respecto al cambio climático y los problemas energéticos, en tanto que el partidismo tiene una fuerte influencia sobre las creencias de las personas. El grado de conocimiento científico contribuye a explicar las ideas que tenemos sobre el cambio climático hasta cierto punto, pero es difícil establecer una relación directa.
¿Sabe usted en qué medida los organismos públicos o privados tienen en cuenta sus estudios?
Aunque nuestra labor no tiene objetivos políticos, sí queremos que nuestros materiales sean útiles para los responsables políticos. De manera que el punto de partida es la concienciación. En los últimos años hemos presentado nuestras conclusiones en la Casa Blanca y el Congreso, ante diversos organismos federales y órganos asesores como las Academias Nacionales de Ciencias, ante varias importantes instituciones científicas y también a revistas científicas. Nuestro trabajo aparece en el informe bianual de Indicadores sobre Ciencia e Ingeniería del National Science Board y la National Science Foundation; también ha contribuido por lo menos a dos estudios de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina, y ha servido como catalizador de un proyecto de tres años sobre la percepción pública de la ciencia, promovido por la Academia Americana de Artes y Ciencias.
¿Cuáles son las últimas cuestiones relacionadas con internet que han investigado?
Nuestros dos últimos informes sobre ciberseguridad se han centrado en cómo enfocan los estadounidenses esa cuestión en la vida cotidiana y en cuánto saben sobre cuestiones y conceptos relacionados con ella. Es una labor que amplía las investigaciones que venimos realizando desde hace tres años sobre los estadounidenses y la privacidad. También hemos continuado los estudios sobre el futuro de internet, examinando lo que pronostican los expertos sobre cuál será el impacto de los algoritmos en la actividad humana durante la próxima década. Recordemos que los algoritmos son instrucciones para solucionar un problemao finalizar una tarea que tienen como consecuencia que empresas y Gobiernos generen, reúnan y analicen enormes cantidades de datos. También hemos analizado cómo piensan los expertos que la gente y los tecnólogos abordarán las cuestiones relacionadas con la libertad de expresión en esta época en la que proliferan los trolls y la preocupación por las noticias falsas.
¿Y cuáles son los últimos asuntos que han investigado relacionados con la ciencia?
Hemos publicado varios estudios que evalúan las opiniones de la población sobre la competencia de los expertos, el consenso y la credibilidad en la ciencia. Esos informes recogieron medidas paralelas sobre tres cuestiones científicas: el cambio climático global, las vacunas infantiles y los alimentos genéticamente modificados. Este análisis en profundidad de la confianza pública en la ciencia proviene de asuntos planteados en estudios anteriores en los que, al comparar opiniones de la población y de la comunidad científica, se mostraba que la brecha entre la primera y la segunda era enorme respecto a varias cuestiones importantes y polémicas. Todo ello inducía a preguntarse sobre las razones de esas enormes diferencias, y muchos barajaron la posibilidad de que reflejaran una falta de confianza de la gente en los expertos científicos y en sus investigaciones.
¿Cuáles son las tendencias a medio y largo plazo que les gustaría examinar y por qué?
En nuestras investigaciones sobre tecnología nos interesan varios cambios. Uno es la aparición del internet de las cosas y cómo incorporará la gente a su vida dispositivos y aparatos interconectados. Está claro que esto tiene consecuencias importantes para la privacidad y la seguridad. Otra tendencia es la relativa a cómo intenta la gente manejarse en este nuevo ecosistema de la información y cómo llega a encontrar la que considera fiable. Y otro de los temas es el papel que desempeñan la automatización, los robots y la inteligencia artificial en los centros de trabajo y en las experiencias de aprendizaje humano.
En nuestras investigaciones sobre la ciencia seguiremos examinando cuestiones relativas a los nuevos avances de la investigación biomédica y a cómo los ve la gente. Nuestro estudio más reciente a este respecto demostró que a la gente le inquietan bastante los descubrimientos biomédicos que se utilizan para mejorar las capacidades humanas; cosas como la edición de genes, los microimplantes cerebrales y la sangre sintética. A muchas personas les preocupa qué podrían significar esas mejoras para ellas, sus seres queridos y la sociedad.
Otro aspecto del que esperamos ocuparnos en próximas investigaciones es cómo se produce el aprendizaje de la ciencia y el papel que tiene la educación en su comprensión y en las actitudes que suscita. Queremos comprender mejor la participación de la población en esas actividades y cómo podría conformar las opiniones públicas.
¿De qué manera están cambiando los nuevos medios de comunicación la sociedad?
La información se transforma cuando se digitaliza y fluye por canales de comunicación en red. Nuestras investigaciones han dejado claro que la comunicación digital e interconectada, por ejemplo, ha incrementado la importancia de las redes personales y reducido el peso de los medios de comunicación de masas en la vida humana. Ha obligado a las instituciones a crear nuevas leyes y normativas sobre «política de la información», relacionadas con cuestiones como la privacidad, los discursos de odio o la propiedad intelectual. Ha permitido a la gente participar de una manera nunca vista en la cultura mediática y crear nuevos tipos de comunidades, que se organizan en torno a cualquier elemento que pueda conectar las vidas humanas. También ha añadido tensiones nuevas, ofreciéndonos nuevas formas de atormentar y herir a los demás.
En su opinión, ¿qué parte de las investigaciones que ustedes realizan en EE UU puede universalizarse o extrapolarse a otros países o culturas?
Esta es una de las cuestiones fundamentales que impulsa nuestra labor en el Pew Research Center. Nos encantaría saber más sobre en qué medida las conclusiones a las que llegamos en EE UU pueden aplicarse a otros países. Todas las cuestiones que rodean la investigación sobre ciencia son importantes, no solo para EE UU, sino para sociedades de todo el mundo. Como muchas de las empresas tecnológicas están radicadas en Estados Unidos, es frecuente que los estadounidenses sean los primeros en utilizar nuevas tecnologías, pero, al irlas utilizando personas de otros países, dicho uso suele evolucionar en nuevas direcciones. Por ejemplo, los colegas que estudian tendencias mundiales han observado que, en los países en desarrollo, la utilización de medios sociales entre usuarios de internet es mucho más frecuente que en los países desarrollados. Y que en cada país la gente utiliza los medios sociales para objetivos distintos.
En este momento, uno de los grandes misterios radica en saber si el mundo en desarrollo experimentará los cambios posibilitados por la difusión de los teléfonos móviles de distinta manera a como, en la pasada generación, las economías desarrolladas vivieron la expansión del internet terrestre. Algunos han especulado con la posibilidad de que en los países en desarrollo la expansión de los móviles permita «saltarse una generación» tecnológica. Hasta ahora, nadie ha explicado fehacientemente qué significa eso ni tampoco ha planteado cómo evolucionará en el futuro.
Desde un punto de vista español, sorprende que ustedes tengan una división «hispánica». ¿Por qué existe esa división?
Estados Unidos es conocido por su diversidad. El Centro ha estudiado otros grupos demográficos y religiosos importantes del país, entre ellos los musulmanes y los afroamericanos. También queremos comprender mejor las principales pautas migratorias que se observan en EE UU, Europa y en todo el mundo.
Comenzamos a estudiar la experiencia de los hispanos en EE UU porque su número estaba aumentando con rapidez. Según una ley del Congreso de 1976, los hispanos son los «americanos que se consideran de habla hispana, en origen, y cuyos antepasados proceden de México, Puerto Rico, Cuba, Centroamérica, Sudamérica u otros países de habla hispana». Era especialmente interesante que el Centro profundizara en esa línea, porque otros investigadores no habían estudiado exhaustivamente las vivencias de los hispanos. En la actualidad, el número de hispanos que hay en EE UU ronda los 57 millones de adultos y niños. Aunque la tasa de crecimiento se ha reducido, entre 2000 y 2014 los hispanos seguían representando alrededor de la mitad del crecimiento demográfico de EE UU (el 54%). Gran parte de los que hay en el país procede de México (el 64%), en tanto que los porcentajes de originarios de otros países latinoamericanos son inferiores.
Un experimento con un equipo de fútbol amateur revela dificultades de
integración social para las personas de origen extranjero. Ante perfiles
similares, los responsables del equipo se inclinaron por jugadores con
nombres locales.
¿Puede el fútbol modular la opinión sobre la inmigración? Según este
estudio, entre los seguidores de un club, cuando su equipo gana gracias a
los jugadores extranjeros, la inmigración se percibe de manera positiva.
¿Qué porcentaje del gasto público se destina a las personas mayores? La
tendencia en los países europeos ha sido aumentar el peso de los recursos
destinados a este colectivo.
Paul Wouters, director del Centre for Science and Technology Studies de la
Universidad de Leiden, habla con el Observatorio Social “la Caixa” sobre
las nuevas tendencias en evaluación de la investigación.
Los defraudadores lo tienen más difícil con las nuevas técnicas de big data
y de inteligencia artificial que detectan la riqueza oculta, el abuso de la
ingeniería fiscal agresiva y el blanqueo de capitales.
El cambio climático es una preocupación mundial, pero ¿qué influye en el
apoyo a las políticas de cambio climático? Según este estudio, el factor
determinante es la eficacia percibida de cada medida.
Según este estudio, interaccionamos frecuentemente con una media de 536
conocidos, pero esto es diferente para cada persona. ¿Qué factores influyen
en el tamaño de nuestros círculos de relaciones?
“La contribución más importante del arte es dar identidad a un país o una región”
John W. O’Hagan, Trinity College, Dublín
¿Cómo pueden contribuir el arte y la cultura en beneficio del público? Según el investigador John O’Hagan, la contribución más importante es dar identidad a un país o región, mejorando así la cohesión social.
Los beneficios sociales que reporta la inversión son también muy relevantes, puesto que si el Estado invierte en arte innovador, el arte comercial se beneficia. El prestigio nacional y la repercusión económica percibida por diversos sectores de forma directa o indirecta son otros de los beneficios derivados de la inversión pública en arte.
El investigador, John O’Hagan, habla también sobre las diferencias en la asistencia a eventos de arte subvencionados en función del nivel educativo y reflexiona sobre si la financiación pública del arte de élite es regresiva.
¿Cómo puede contribuir el arte en beneficio del público?
La contribución más importante es dar identidad a un país o una región. ¿Qué sería España sin Cervantes o Velázquez? Creo que esa es la contribución más significativa. Y la identidad aporta cohesión social. Los españoles pueden identificarse con grandes obras de arte y eso proporciona cohesión social al país.
¿Cuáles son los beneficios sociales de invertir en arte y cultura?
En mi opinión, hay cuatro beneficios principales. El primero es la creación de un sentido de identidad nacional para España o Irlanda, de donde yo soy. La gente asocia España con Cervantes o Velázquez, y en Irlanda asociamos nuestro país con cosas artísticas. Eso es lo más importante: la identidad de un país.
Pero, en segundo lugar, están los beneficios sociales que reporta la inversión. Si el Estado invierte en arte innovador, el arte comercial se beneficia, ya que el cine y el teatro comercial necesitan el sector subvencionado para poder aportar nuevas ideas y experimentar. En este sentido, el sector del arte comercial en España depende del sector subvencionado para prosperar. Y los otros dos beneficios… Está el prestigio nacional, hace un rato estábamos hablando de fútbol, y pasa lo mismo con el arte. Si España despunta en el arte, esto da prestigio nacional y aporta beneficios a todos. Y, por supuesto, están los beneficios económicos. Si la gente viaja a Madrid para ver el Prado o a París para ver el Louvre, esto reporta beneficios indirectos para el resto de la economía. Estos son todos los beneficios que se derivan de la inversión del Estado en arte.
¿Qué dicen los datos sobre los patrones de asistencia a eventos de arte en función del nivel educativo?
Los datos muestran que existe un patrón muy dispar. Cuanto mayor es la educación de las personas, más probabilidades hay de que asistan a eventos de arte subvencionado por el Estado. Esto es cierto, no solo en España, sino en todos los países de Europa, y ha sido así durante al menos 60 años. Hay una marcada diferencia. Como he dicho, las personas con un nivel educativo bajo simplemente no asisten a los eventos del denominado “arte de élite”: el arte subvencionado por el Estado.
¿Cuáles son las barreras que impiden un mayor acceso a la asistencia a eventos de arte de élite a las personas con un nivel educativo bajo?
Algunos hablan del precio, otros de que a la gente le da miedo entrar a los grandes teatros de ópera, etcétera. Pero todos los datos indican que las personas con un nivel educativo bajo simplemente no están interesadas. Aunque la entrada fuera gratuita, no irían. Esto indica las preferencias de la gente y las personas con un bajo nivel educativo simplemente no tienen preferencia por el arte financiado por el Estado.
¿Ninguna?
Bueno, tampoco ninguna, pero mucho menos que las personas con un nivel educativo más alto. Uno de los argumentos es que, para apreciar un drama complejo, una ópera compleja o música compleja, realmente hay que ser una persona instruida. Se necesitan habilidades cognitivas para poder entenderlo y es por eso que solo las personas con una mayor educación, o por lo menos según este argumento, tienden a asistir a los eventos de arte de élite.
¿Es correcto afirmar que la financiación pública del arte de élite es regresiva y desvía el dinero de los pobres a los ricos?
En mi opinión no, teniendo en cuenta los beneficios públicos mencionados. Quizás uno no asista a eventos de arte de élite, pero supongamos que la gente viaja a Madrid y se toma un café y demás porque va al Prado. En este caso todo el mundo se beneficia. O si la selección española gana, no se trata solo de las personas que asisten a los partidos de fútbol en España, todo el mundo se beneficia de ello. Así que no creo que sea regresiva. Puede que sea ligeramente regresiva, pero no es regresiva si todo el mundo se beneficia de este sentimiento de pertenencia, gracias a un logro español.
¿Cómo contribuye la participación cultural al fomento de sociedades más inclusivas?
Tomemos como ejemplo los festivales. En Irlanda me impliqué en el tema de los festivales. Se trataba de un festival de ópera, y casi nadie del pueblo habría asistido al festival principal. Pero estaban todos involucrados: había un coro de aficionados, cientos de personas trabajando como voluntarias en las taquillas, y así sucesivamente. Se creó un sentido de comunidad fantástico, a pesar de que no asistieran a la ópera en sí. También hubo muchos eventos extraoficiales. España celebra muchísimos festivales y pienso que esto crea un sentimiento de inclusión, siempre que se involucre a todo el mundo. Pero este no es el caso del arte de élite. No crea esa sensación de inclusión, a no ser que con el tiempo... Quiero decir, Cervantes es una estrella en España ahora, pero en su época nadie lo hubiera conocido. O Velázquez, que solo trabajó para la familia real. Pero hoy en día todos los españoles están orgullosos de ellos, creo, sean pobres o ricos. Quizás me equivoque, pero así lo pienso.
¿Cuáles son las principales diferencias con respecto a otros eventos, como los deportes?
La verdad es que el deporte es muy similar al arte. Las personas con un nivel educativo más alto también suelen ir a eventos deportivos con mayor frecuencia que las personas con un nivel educativo más bajo. Los deportes también crean un sentimiento de comunidad y de orgullo nacional. Esta es también otra cuestión, pero en Irlanda el deporte está muy subvencionado por el Estado. Algunos de los argumentos de los que hablaba, como el prestigio, son tan aplicables al deporte como a los logros en el arte. Son muy similares, y algunas personas podrían decir que el deporte es aún más importante, porque es bueno para la salud, mientras que el arte puede no serlo, pero el perfil de asistente es bastante similar en ambos tipos de actividades.
De acuerdo, entonces crees que el deporte une a más personas que el arte, pero en realidad es más visible.
Sí, sin duda, pero es una actividad comercial que en realidad no necesita el apoyo del Estado. La música popular española puede reunir gente, pero no reporta los beneficios innovadores a los que me refiero. El cine popular español puede reunir gente, pero podría no ir bien sin el sector subvencionado del que proviene el talento. Pero, sí, tienes razón.
¿Crees que la creatividad puede ser contagiosa?
No solo lo creo, sino que los datos lo demuestran. Gran parte de mi trabajo se ha centrado en compositores, artistas visuales y filósofos, en qué trabajaban a lo largo de los siglos, y es increíble... Siempre han trabajado juntos. La actividad más importante se llevó a cabo donde se dio esta circunstancia: Italia, Florencia, Roma, París. Y sucede lo mismo en la industria del software en la actualidad. Sin duda, la creatividad es contagiosa. La gente dice que es por el conocimiento tácito. Si trabajas con un grupo de personas que son muy creativas, aprendes de ellas lo que no puedes aprender a través de un ordenador y también se crea cierta competencia. Todos los datos demuestran que es contagiosa. En otras palabras, trabajar juntos nos beneficia a todos.
¿Cómo crees que la economía (la forma en la que piensan los economistas) contribuye a una mejor comprensión del compromiso cultural y de la producción cultural?
Creo que la economía puede aportar una lógica. La economía puede plantear todo tipo de preguntas. Ya sabes, ¿por qué la industria del cine español está subvencionada? La economía es una forma de reflexionar sobre esta cuestión y darle respuesta.
Nos ayuda a plantear la pregunta y a responderla. Así que, ¿por qué subvencionar el cine español? La economía nos da un marco para reflexionar sobre esta cuestión. Además, la economía pide pruebas. Uno de los puntos más importantes de la economía es preguntarse: “¿cuáles son los indicios para formular un argumento?”. Creo que, en dos sentidos, establece una base para el argumento y el razonamiento, y es muy sólida a la hora de proporcionar pruebas.
¿Qué temas crees que podrían ser de interés para los jóvenes investigadores que empiecen sus carreras en los próximos años?
Creo que, probablemente, la organización industrial. Acabo de leer un trabajo sobre el sector cinematográfico, que es parte de la industria. Creo que el énfasis debe trasladarse del arte de élite al arte industrial y creativo, así como a la importancia de las ciudades, a las ciudades creativas para el turismo y la industria. Esto significa dirigir el foco a una rama de la economía, la economía de la cultura, que hasta el momento no… Se llama “El período de la organización industrial y la economía urbana”. Creo que estos son los ámbitos que sería interesante desarrollar. Muchos españoles trabajan en el ámbito de la cultura, ahora los economistas trabajan en ello. En cierta manera, están marcando el camino.
¿Los legisladores y otras partes interesadas tienen en cuenta la investigación realizada por las universidades y los centros de investigación?
Lo hacen si intentamos tener en cuenta la política. Con frecuencia, los economistas encuentran soluciones que son políticamente imposibles. Uno de los problemas actuales sería la inmigración en Europa. No tiene sentido encontrar una solución que no pueda ser políticamente aceptable y aprobarse en el Parlamento español o en el Parlamento italiano. Creo que los economistas y los investigadores tienen voz, siempre y cuando tengan en cuenta la realidad de la política. Siempre digo a mis estudiantes: “no se puede estudiar economía al margen de la política”. La política y la economía en España o Irlanda, mi país, están estrechamente relacionadas. Una vez que lo reconocemos, entonces creo que podemos contribuir.
Un experimento con un equipo de fútbol amateur revela dificultades de
integración social para las personas de origen extranjero. Ante perfiles
similares, los responsables del equipo se inclinaron por jugadores con
nombres locales.
¿Puede el fútbol modular la opinión sobre la inmigración? Según este
estudio, entre los seguidores de un club, cuando su equipo gana gracias a
los jugadores extranjeros, la inmigración se percibe de manera positiva.
¿Los ayuntamientos españoles reflejan la diversidad de origen de la
población? Analizamos el acceso de los inmigrantes a la política local y si
existen diferencias entre los distintos colectivos extranjeros.
El PIB en estándar de poder adquisitivo permite una comparación más exacta
del nivel de desarrollo económico entre países. En 2017, el PIB por
habitante en Estándar de Poder Adquisitivo en España se mantuvo en el 92%
de la media europea, al igual que el año anterior.
¿Qué relación existe entre arte y economía? Presentamos dos obras que
estudian la importancia de la creatividad y la innovación en las artes, así
como la contribución del arte al desarrollo económico.
“No debemos evaluar a todos utilizando los mismos criterios”
Paul Wouters es profesor de Cienciometría y director del Centre for Science and Technology Studies de la Universidad de Leiden. Es especialista en sistemas de evaluación y en cómo estos sistemas están condicionando el desarrollo del conocimiento. Hemos tenido ocasión de hablar con él en el marco de un seminario sobre “Nuevos modelos de evaluación de la investigación”, organizado por la Universitat de Barcelona y la Universitat Oberta de Catalunya.
¿Por qué es importante medir y evaluar la actividad científica?
Muchos investigadores se están haciendo esta pregunta, porque se dan cuenta de que cada vez deben dedicar más tiempo a la evaluación y que esto resta tiempo a su interés primordial: la investigación y los proyectos. Me parece que hay buenas razones para prestar atención a este asunto.
Una de ellas es que los antiguos métodos de rendición de cuentas (basados en las relaciones de ámbito local o profesionales) ya no funcionan. Como todo se ha distribuido y globalizado, un solo individuo ya no puede saber de toda una disciplina. Para evaluar en qué estadio de tu propia evolución te encuentras necesitas métodos más refinados.
La segunda razón también tiene que ver con la rendición de cuentas: la ciencia debe explicar a la sociedad lo que hace, porque su financiación es mayormente pública. Además, en nuestra forma de vida —las comunicaciones, los medios o la asistencia sanitaria— influye enormemente la investigación. Así que está claro que se está convirtiendo en algo muy importante para el conjunto de la sociedad.
Y la tercera razón quizá sea la más positiva: si se utiliza la evaluación con fines formativos, en realidad es útil para el investigador. Hablamos de fines formativos porque pretenden detectar tus propias fortalezas y debilidades, y cómo puedes desarrollarte. Si tu actividad no es correcta, hay que decirlo, pero una evaluación formativa siempre debe servirte para mejorar. El problema es que las instituciones quieren evaluaciones sumativas: «¿Se ha gastado bien mi dinero? ¿Por qué mi universidad está perdiendo puestos en los rankings?» Suelen volver la vista atrás, pero deberíamos centrar nuestras energías en mirar al futuro y utilizar la evaluación de forma creativa.
¿Podría explicarnos qué es el manifiesto de Leiden?
El manifiesto de Leiden se publicó en 2015 en Nature. La iniciativa partió de una conferencia de cienciómetras. Allí analizamos qué indicadores tenemos que utilizar, sobre todo para la evaluación individual de los investigadores. Y decidimos que queríamos dar voz a las preocupaciones de muchos de ellos.
Aunque el manifiesto se basa en diez principios, se podrían sintetizar en dos ideas principales. La primera es que los indicadores siempre deben respaldar una valoración, no sustituirla. La segunda es que no se deben utilizar los mismos criterios para medir todos los trabajos. Cuando haces una evaluación, comienzas por la misión del grupo de investigación en cuestión, y después viene lo demás. Por ejemplo, un grupo de investigación clínica no tiene nada que ver con otro que estudie el tráfico en Barcelona.
¿Cómo se mide en la actualidad el impacto de la ciencia? ¿Qué indicadores suelen utilizarse?
En este momento los indicadores más habituales son el factor de impacto de las publicaciones periódicas y el índice h (para cada investigador o para el IP de un grupo). Otro indicador importante es el porcentaje de citas de tus artículos: es decir, si se citan mucho y tu posición está entre el 10 o el 1 por ciento superior. Quizá donde más útil sea este indicador es en el nivel departamental. Otro indicador es la cantidad de fondos externos que puedes atraer. En el nivel universitario se utiliza mucho la posición de cada centro en los rankings universitarios. Todas las universidades revisan constantemente cuál es su posición en esas clasificaciones. A mí me parece un poco raro, pero estos son los indicadores más habituales.
¿Cómo medimos o comprendemos la calidad de la investigación? ¿Hay algún problema con esas medidas?
En mi campo el consenso dicta que lo mejor es el sistema de evaluación por pares informada, que conjuga indicadores cuantitativos y de citas con la propia evaluación sobre la calidad de la propuesta. En bibliometría algunos equiparan número de citas y calidad, pero no es nuestra opinión. Las citas miden la fiabilidad y el impacto a corto plazo, no la calidad, que exige un enfoque más multidimensional.
El problema de los indicadores es que no miden la calidad directamente: solo se pueden medir unas pocas dimensiones de la actividad científica. Hay dos problemas principales. El primero es que la evaluación por pares suele ser conservadora, porque se basa en la situación actual de la disciplina. El segundo radica en los índices de citación, porque se basan en la actividad pasada. En consecuencia, lo que pretendemos con el sistema científico es conjugar la evaluación por pares y los indicadores empíricos, pero también te puedes encontrar con propuestas que, por ser demasiado insólitas o radicales, los pares no las valoren, o con que no se miden cosas como la creatividad o lo buena que es la pregunta que da pie a una investigación.
¿Cómo podemos saber si la ciencia es socialmente relevante?
No hay una única respuesta para esa pregunta. Se necesitan realmente estudios de caso que puedan incorporar indicadores y bases de datos muy concretos. La definición del impacto debe ser muy específica, aunque la disciplina sea demasiado general.
Por ejemplo, tenemos un proyecto sobre el impacto de la investigación sobre dolencias cardiacas financiado por la Fundación Neerlandesa del Corazón. En él observamos cómo influye en las revistas clínicas profesionales, en la organización de la asistencia sanitaria, en las prácticas hospitalarias y en los tratamientos médicos. Pero también tenemos un proyecto con un grupo de investigación teológica. En este se habla de algo muy diferente: de cómo aborda la prensa los problemas o de cómo influye en el discurso general sobre, por ejemplo, el sentido de la vida.
¿La métrica puede cambiar la forma de investigar? ¿Cómo?
Sí, hay dos mecanismos principales: la financiación y las carreras profesionales. Conozco a varias personas cuyo campo de investigación ya no se sufraga porque los organismos de financiación ya no lo consideran interesante. Por ejemplo, en las universidades de los Países Bajos se ha expulsado a economistas de sus departamentos de Economía porque no estaban publicando en revistas de esa disciplina, así que se han trasladado a Sociología o Derecho, donde combinan la investigación económica con esas materias. A corto plazo, la evaluación puede tener una enorme influencia en cómo se investiga.
A la larga también influye. Determina qué concepción tienen del investigador quienes se están formando o educando. La nueva generación de investigadores está entrando en un sistema en el que esos indicadores son muy importantes, no conoce nada más. Para ellos es lo normal. El inconveniente es que así nunca pensarán que el objetivo de la investigación es resolver problemas concretos, sino que es un instrumento profesional basado en la publicación en revistas de gran impacto. De ese modo estamos corrompiendo verdaderamente el sistema científico; vamos en contra de la motivación fundamental de todo ese sistema.
¿Pueden los indicadores cambiar la definición de excelencia científica?
Sí, en realidad la cambian. Antes el reconocimiento de la excelencia científica estaba siempre en manos de expertos. Hoy en día se define como algo que se publica en las revistas más importantes. En el futuro volverá a cambiar, porque el factor de impacto de las revistas no es la mejor manera de evaluar la calidad. A la larga, lo que querremos detectar es qué innovación influye más en la estructura de nuestro conocimiento. Pero esto solo lo sabemos cuando pasan veinte años, así es que es difícil hacer pronósticos.
Esto también explica que nos interese tanto la evaluación. La forma de crear indicadores influye en la definición de la propia actividad que quieres medir y la transforma. Así que te ves en una especie de bucle de retroalimentación.
La ciencia abierta representa una innovación en la forma de realizar las investigaciones: ¿qué tiene de relevante este enfoque para la sociedad actual?
Los investigadores también se enfrentan a este problema, porque a veces comprueban que la ciencia abierta se parece a la evaluación, que se les impone. Se preguntan: «¿Pero qué pasa? ¡Mi trabajo es bueno!»
A mí me parece que abrir el proceso de creación del conocimiento encaja mejor con una sociedad en la que haya muchos ciudadanos bien formados que puedan decirles algo útil a los investigadores. Ya no hay razón para tener cerrada la ciencia, que ahora podría ser como un foro de intercambio de ideas. Así se reduciría el capital necesario para acceder a la actividad científica y eso solo puede reportar ventajas. Y también se aceleraría la innovación.
¿Cómo tendría que cambiar la evaluación si pasáramos de los procedimientos actuales a la ciencia abierta?
La evaluación y los sistemas de evaluación por pares también deberían hacerse más transparentes y abiertos. Es lógico que en un sistema de evaluación por pares los evaluadores se hagan responsables de su trabajo, que rindan cuentas. Es importante incorporar al proceso de evaluación a los interesados en el conocimiento y a sus usuarios. Por ejemplo, estamos participando en un experimento de la universidad holandesa de Utrecht que pretende que los pacientes de un hospital participen en la evaluación de las investigaciones. Pero este es un primer paso, porque yo creo que el proyecto no debería limitarse a los pacientes.
¿En qué consiste el movimiento altmetrics [las otras métricas]? ¿En qué sentido son estas métricas una alternativa?
Las altmetrics miden los procesos comunicativos y la actividad en los medios sociales, pero no creemos que sustituyan los indicadores tradicionales de calidad y de impacto. No se trata de medir la actividad científica para revistas especializadas. Por ejemplo, el hecho de que tu publicación se tuitee mucho puede significar varias cosas. Desde luego significa que tu artículo suscita muchas comunicaciones, que tú suscitas interés. No se puede equiparar tuiteo con impacto social, ni actividad en Facebook con amistad, porque una y otra cosa pueden ser muy distintas: ese tipo de actividades no siempre conlleva que haya calidad o influencias a largo plazo.
El contexto de cada evaluación es lo que debe definir cómo utilizar los indicadores en cada momento. No hay una fórmula única: los indicadores solo aparecen al final de la historia, así que no deben dirigir las investigaciones.
¿Cuántas personas participan en cursos de formación complementaria
vinculada a la cultura? En 2015, un 5,9% de la población española realizó
alguna formación de este tipo.
En todos los países, las carreras relacionadas con la cultura contaban con
más mujeres que hombres en el 2015. En España el 57,8 % de estudiantes de
titulaciones relacionadas con la cultura eran mujeres.
Bajo un punto de vista económico, la innovación es considerada un motor de
crecimiento por su capacidad para generar riqueza y empleo, un enfoque que
ha ganado protagonismo desde el inicio de la crisis financiera en el año
2008. Esta reseña del Observatorio Social de ”la Caixa” comenta dos libros
que analizan esta cuestión a partir de perspectivas muy diferentes.
Los defraudadores lo tienen más difícil con las nuevas técnicas de big data
y de inteligencia artificial que detectan la riqueza oculta, el abuso de la
ingeniería fiscal agresiva y el blanqueo de capitales.
El cambio climático es una preocupación mundial, pero ¿qué influye en el
apoyo a las políticas de cambio climático? Según este estudio, el factor
determinante es la eficacia percibida de cada medida.
Según este estudio, interaccionamos frecuentemente con una media de 536
conocidos, pero esto es diferente para cada persona. ¿Qué factores influyen
en el tamaño de nuestros círculos de relaciones?
«La cultura pertenece a las clases altas. Cuesta atraer a la cultura a las familias con niveles de educación más bajos»
Françoise Benhamou, profesora de Economía en la Universidad de París-13 y especialista en el campo de la economía de la cultura
Françoise Benhamou es economista, profesora universitaria de ciencias sociales y económicas y columnista en varios medios franceses. Colabora con múltiples organizaciones públicas y privadas relacionadas con la economía y la cultura, entre otras, la Junta Directiva del Museo del Louvre y la Autoridad Reguladora de Comunicaciones y Publicaciones Electrónicas de Francia. Fue asesora del ministro de Cultura francés Jack Lang y ha publicado varios libros sobre su principal ámbito de investigación: la economía de la cultura.
¿Cómo ha contribuido la irrupción de las nuevas tecnologías a redefinir las nociones que teníamos sobre la democratización de la cultura y la diversidad cultural?
Uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos es tratar de entender cómo ha cambiado el consumo cultural con la irrupción de las nuevas tecnologías. En Francia hemos invertido muchísimo dinero en el desarrollo de programas enfocados a captar nuevas audiencias en el ámbito de la cultura.
Pero al analizar las estadísticas hemos tenido una gran decepción. Si bien es cierto que el consumo cultural es muy amplio, al observar los datos al detalle nos damos cuenta de que el perfil de los usuarios no es muy diverso. Por ejemplo, la mayor parte del público tiene títulos universitarios, y aunque no es necesariamente gente rica, sí que pertenece de una manera muy mayoritaria a las clases medias y altas.
¿Es complicado cambiar esta tendencia?
Es muy difícil. Desde hace seis años soy miembro de la Junta Directiva del Museo del Louvre, el más importante del mundo. Recibimos entre 8 y 9 millones de visitantes al año, pero si dejamos aparte las visitas escolares, el público es muy homogéneo.
Así que nos preguntamos: ¿cómo pueden ayudarnos las nuevas tecnologías a afrontar este reto? Mi respuesta es que pueden contribuir a solucionar una parte del problema, aunque no del todo.
Recientemente, el Louvre abrió sus puertas para la grabación de un videoclip de Beyoncé y Jaz-Z. ¿Es un ejemplo del tipo de propuestas que pueden ayudar a ampliar y diversificar el acceso a la cultura?
Exactamente. Más de 7 millones de personas vieron el vídeo durante las primeras 24 horas de su publicación en YouTube. Actualmente ya tiene más de 100 millones de visualizaciones. La gran mayoría de este público es gente que nunca vendrá al Louvre, pero a través de ese vídeo han podido visitar, aunque sea virtualmente, una parte del museo. Mucha gente ha visto por primera vez obras maestras como la Victoria de Samotracia, La Gioconda, de Leonardo da Vinci, o Las bodas de Caná, de Veronese, además de conocer las majestuosas escaleras del Louvre o la famosa pirámide proyectada por el arquitecto I.M. Pei.
Posteriormente, tuvimos la idea de organizar una visita guiada al museo que recorre las 17 obras que aparecen en el videoclip. Funciona muy bien y atrae a nuevos públicos. Es evidente que estos experimentos no solucionan todo el problema, pero cambian algo las cosas.
¿Cree, entonces, que el uso de las nuevas tecnologías puede servir para acercar la cultura a las nuevas generaciones?
Sin duda. Es muy interesante usar las nuevas tecnologías para ensanchar la audiencia cultural. Hay que aprender a utilizar los videojuegos o las tabletas de una manera eficaz y educativa. Es necesario que la gente sienta la cultura más cercana y accesible.
Por ejemplo, usando videojuegos en las visitas escolares a los museos, o dando la opción de hacer la visita con una tableta para explorar la información sobre el contenido cultural que visitemos. Es muy importante transmitir el mensaje de que la cultura no es para las élites, sino para todo el mundo.
¿Qué iniciativas se han tomado en Francia desde el sector público o el privado para atraer nuevas audiencias para el arte y la cultura?
Se han establecido tarifas económicas para museos y espectáculos, horarios de apertura más amplios o días del patrimonio cultural.
De la aplicación que se ha hecho hasta ahora, sacaría tres conclusiones: la primera es que si ya es difícil atraer a familias con niveles de educación bajos y poco acostumbradas por su entorno familiar a visitar lugares culturales, aún es más difícil conseguir que vuelvan: el gran desafío es convertir al visitante primerizo en un usuario fiel.
La segunda es que el precio desempeña solo un papel marginal: los museos gratuitos no han servido para cambiar el perfil de los visitantes.
Y la tercera conclusión es que las iniciativas que llevan a cabo las escuelas son cruciales. No me refiero solo a las visitas escolares, sino al hecho de introducir el aprendizaje de las artes a través de la participación de artistas o escritores en las actividades escolares.
¿Qué tipo de proyectos culturales han tenido éxito y qué conclusiones podemos sacar de las iniciativas que no han cuajado?
La mayor dificultad para promover estas políticas es el coste. Los presupuestos destinados a ampliar el número de visitantes a los teatros, museos o monumentos históricos se nutren principalmente de subvenciones estatales o locales, que suelen sufrir recortes.
Algunas regiones y ciudades ofrecen «cheques de cultura» que permiten que los jóvenes accedan a los bienes culturales. El Gobierno francés prepara el lanzamiento de un pase cultural de 500 euros para los que cumplan 18 años. A través de una aplicación del smartphone, podrán acceder a museos, monumentos históricos, espectáculos, conciertos y cine, además de comprar libros y música. Es un modelo que ya han probado en Italia, pero es muy controvertido debido a su baja eficiencia.
Aquí también es un proyecto muy cuestionado debido a su coste (500 millones de euros), por los efectos inesperados que puede tener (los jóvenes predispuestos a pagar se beneficiarían gratis) y por las dudas sobre su eficacia en relación con la democratización de la cultura: muchos creen que solo se aprovecharán los jóvenes ya interesados por la cultura.
«Las plataformas de música 'online' deben pagar por toda la cadena de valor que está detrás de la creación artística»
Usted ha escrito que con la llegada de internet consumimos cultura de una manera más individualizada. ¿Esto es positivo, negativo o simplemente es un signo de los tiempos y debemos adaptarnos?
El filósofo Bernard Stiegler dice que con internet tenemos a la vez el veneno y la medicina. Y con el consumo cultural pasa lo mismo. Gracias a las nuevas tecnologías, por ejemplo, la gente ve películas desde el ordenador. No es la misma experiencia de socialización que ir a una sala de cine, por no mencionar el problema de la piratería… Pero al mismo tiempo abre nuevos caminos para la cultura. Son experiencias complementarias.
Internet no es un sustitutivo de la experiencia física de consumir cultura, pero es un nuevo camino para conocer obras de arte, monumentos o incluso libros.
¿Y qué supone para los artistas? Con las nuevas tecnologías, los creadores de arte han encontrado no solo una nueva manera de expresarse, sino también un canal de alcance ilimitado para distribuir su obra.
En parte sí, aunque es una cuestión ambivalente. Por un lado, el artista puede mostrar su trabajo a una audiencia muy amplia, pero solo teóricamente, porque en internet hay millones de páginas, y el hecho de que publique un trabajo no significa necesariamente que alguien lo vea. Siguen siendo los intermediarios quienes dirigen a la audiencia hacia la obra de arte.
En el caso de la música, las plataformas online de autoproducción sirven para que los sellos discográficos descubran quién innova, quién propone nuevos sonidos y nuevas tendencias.
Pero por otro lado está la cuestión de las remuneraciones de los artistas. Y aquí está la ambivalencia. Internet generó un gran descalabro en la industria de la música. Supuso la pérdida de la mitad de sus ingresos. Ahora, con el streaming, la gente vuelve a comprar música. Pero con los modelos de negocio como Spotify, el artista gana muy poco dinero. A pesar de que cada vez más gente escucha música, el artista no puede vivir de ella… y este es un problema muy grave.
¿Cómo cree usted que el sector público puede ayudar a encontrar soluciones al problema de hacer que la cultura sea sostenible económicamente para los artistas?
En el caso de la música, la cuestión es que plataformas como Spotify, Deezer, Apple Music, etc. pertenecen a compañías privadas. Así que yo diría que donde hay que trabajar es en la regulación de estos modelos de negocio. Las políticas públicas deben promover un acuerdo entre los artistas y estas compañías.
La clave es que estas plataformas paguen por toda la cadena de valor que está detrás de la creación artística, desde el creador hasta el sello discográfico; y, en segundo lugar, por supuesto, hay que seguir luchando contra la piratería.
Cuando usted habla de la monetización de la cultura, ¿se refiere exclusivamente a la retribución de los artistas o es un concepto más amplio?
Implica muchos aspectos, por supuesto. La cuestión de la retribución de los creadores y los artistas es una de las principales, pero el problema de la monetización de la cultura es mucho más amplio.
En Francia, por ejemplo, hay un intenso debate sobre la monetización del patrimonio cultural. Es una cuestión muy importante en la agenda del actual ministro de Cultura. El caso es que resulta muy caro conservar y abrir monumentos históricos al público. Aunque el Estado sea propietario o gestor del patrimonio, no puede asumir todo el coste que supone el mantenimiento, así que hay que pensar en alternativas.
La solución para conservar el patrimonio cultural consiste en combinar la financiación pública con la privada. Nosotros hemos decidido añadir nuevas maneras de financiar el patrimonio cultural: no solo alquilar espacios u ofrecer productos de marketing, sino también dedicar una parte de los ingresos de la Lotería Nacional al mantenimiento del patrimonio cultural.
«La clave para desarrollar el mercado de los productos digitales es encontrar el precio justo»
Los nativos digitales pueden pensar que la cultura es gratis, ya que tienen una gran oferta cultural disponible en internet desde que tienen uso de razón.
Esta es una cuestión fundamental que aún no hemos superado. Pero creo que el público está empezando a comprender que si consumen cultura de manera gratuita, alguien la está pagando por ellos: puede ser la publicidad; puede ser que la calidad de lo que consumen esté decreciendo; o puede ser que los artistas no estén convenientemente pagados por sus obras.
No obstante, empezamos a encontrar soluciones. Por ejemplo, el caso del streaming. Hace dos o tres años, la gente –especialmente los jóvenes– creía que podía escuchar música sin pagar nada. Pero ahora, el dinero que Spotify o Deezer piden por la suscripción a sus servicios se corresponde con lo que los usuarios están dispuestos a pagar.
Creo que el problema de la gratuidad de los contenidos culturales es que durante mucho tiempo la gente que estaba a cargo de la cultura fijó unos precios demasiado altos. Y el público no estaba dispuesto a pagarlos. Otro ejemplo: los libros electrónicos. Los editores fijaron unos precios demasiado altos porque no querían que el mercado de los libros electrónicos engullese el mercado editorial tradicional. Y el resultado fue, por un lado, la irrupción de la piratería, y, por otro, que el mercado de los libros electrónicos se estancó.
Así que la clave para desarrollar el mercado de los productos digitales es encontrar el precio justo.
«Antes de educar a los niños para que aprendan a navegar en internet, hay que educar a los padres y a los profesores»
Quizá los padres o los profesores deberían educar a los jóvenes para que entiendan que detrás de cada contenido cultural hay una gran cadena humana e industrial…
La educación de los niños es muy importante, obviamente. Pero creo que tenemos un problema también con los padres. Deberíamos educar primero a los padres. Y, por supuesto, también a los profesores.
Es un problema muy complicado de resolver porque todo esto es relativamente nuevo. Es lógico pensar que los profesores tienen que educar a los alumnos en el uso de internet, pero ocurre que no siempre están bien informados de cómo se organiza el consumo en internet.Creo que, por un lado, debería haber un programa de investigación; pero también, por otro, un programa para todo el sector educativo que sirva para reflexionar sobre cómo deberíamos enseñar a los estudiantes a navegar por internet. En primer lugar, hay que formar a los profesores, y después, a los estudiantes.
Hay que preguntar a los estudiantes: cuando un profesor te pone deberes o te hace alguna pregunta, ¿vas directo a la Wikipedia? Y cuando obtienes la respuesta de la Wikipedia, ¿es suficiente con ella o deberías consultar otras fuentes?
Hay que tener en cuenta también la cuestión de los derechos de propiedad intelectual. Los chicos (y también sus padres) deberían saber que cuando copian algo de la Wikipedia no siempre se mencionan las fuentes o no siempre sabemos si dichas fuentes son fiables o no.
No es fácil entender esto ni aprender a gestionar la información que recibimos de tantas fuentes diferentes. Es la misma problemática que encontramos con las fake news (noticias falsas).
Es una cuestión ética, política y económica.
¿Qué cree que se puede hacer, desde iniciativas públicas o privadas, para que la cultura sea más accesible para los colectivos en riesgo de exclusión social, ya sea por razones geográficas, económicas o culturales?
Lo que pasa en Francia es muy interesante en este sentido. Hay un modelo de promoción de la cultura que estamos desarrollando en estos momentos, fruto de la colaboración entre el sector público y el privado. Un caso muy sintomático se da en el campo de los museos y las fundaciones privadas. Hemos de tener en consideración que las fundaciones privadas que trabajan en la promoción de la cultura, como "la Caixa” en España, no son muy habituales en Francia. Es un campo muy poco desarrollado.
Pero actualmente empezamos a hacer las cosas de una manera diferente. Hemos encontrado una nueva manera de colaborar entre el sector público y el privado. Un ejemplo paradigmático es la Fundación Louis Vuitton en París, pero también hay otros ejemplos fuera de la capital, como la Fundación Leclerc, en Landerneau (Bretaña), o la Fundación Carmignac, en la isla de Porquerolles, en el sur de Francia. Estas fundaciones abren sus exposiciones de obras de arte a un público de turistas que no tiene un nivel educativo especialmente alto. Creo que el sector público debería imitar estas prácticas, y de hecho seguramente ya ha aprendido cómo hacer ciertas cosas. Son prácticas que quizá nos abrirán la puerta de la diversidad.
Las búsquedas en Google de conceptos como pasaporte, salario o atención
social, así como del país de destino deseado, pueden aportar pistas sobre
tendencias de flujos migratorios.
El 16,5 % de las familias con hijos en el hogar no pueden permitirse
disfrutar de actividades culturales, un porcentaje que aumenta hasta el
20,3 % en el caso de los hogares monoparentales.
¿Las familias con hijos asisten con mayor frecuencia a actividades
culturales? Este indicador muestra el porcentaje de participación cultural
según el tipo de hogar.
¿Qué relación existe entre arte y economía? Presentamos dos obras que
estudian la importancia de la creatividad y la innovación en las artes, así
como la contribución del arte al desarrollo económico.
«Los jóvenes en riesgo de exclusión que entran en contacto con el arte mejoran sus logros académicos y su compromiso cívico y social»
Sunil Iyengar, director de la Oficina de Investigación y Análisis en la Fundación Nacional para las Artes (NEA)
Sunil Iyengar es el director de la Oficina de Investigación y Análisis en la Fundación Nacional para las Artes (NEA), la agencia federal encargada de promover el arte en Estados Unidos. Bajo su liderazgo y visión estratégica, esta organización ha desarrollado múltiples investigaciones dirigidas a demostrar el impacto que tiene la participación artística en el desarrollo económico de la sociedad, así como en la salud y en el bienestar de las personas. Antes de unirse a la NEA, Iyengar trabajó como reportero y editor de varias publicaciones científicas. También escribe poemas y reseñas de libros.
¿Han logrado evidencias sobre el valor de las actividades culturales en la integración social o en la reducción de las desigualdades, especialmente entre los sectores de la población que no tienen un acceso fácil a la cultura?
El acceso a la cultura en condiciones de igualdad es un aspecto fundamental de nuestro trabajo. En nuestro plan estratégico hemos puesto mucho énfasis en lograr que cada estadounidense pueda beneficiarse del compromiso artístico, sea cual sea la comunidad a la que pertenezca o la parte del país de donde proceda. Y esto es una fortaleza única de la NEA.
Uno de los objetivos de nuestras investigaciones es precisamente comprender cómo podemos resolver las brechas de acceso a las artes. Es esencial para nuestro trabajo entender qué vías de acceso a la cultura pueden ser mejoradas y cuáles no, e informar de ello a los líderes políticos. Nuestros proyectos para despertar la atracción por las artes en la población nos sirven, entre otras cuestiones, para determinar a quiénes concedemos becas de estudios, que es una parte de nuestro trabajo.
Por eso hemos de ser muy responsables en nuestras evaluaciones, ya que tenemos que elaborar unos informes anuales de rendimiento y ajustarnos a las exigencias de la Oficina de Administración del Presupuesto de la Casa Blanca.
No obstante, y a pesar de ser una agencia federal relativamente pequeña, creo que conseguimos un impacto considerable por nuestra habilidad para llegar a los estadounidenses de los entornos más desfavorecidos a través de las artes. Los proyectos artísticos que se benefician de los fondos de la NEA están distribuidos a lo largo de todo el país, tanto en áreas urbanas como rurales, y se dirigen a todos y cada uno de los grupos demográficos.
De las investigaciones que ha desarrollado y los programas que ha emprendido la NEA, ¿se pueden extraer conclusiones sobre cómo el arte puede ayudar a los grupos en riesgo de exclusión social y, en especial, a la población más joven?
Por supuesto, hemos comprobado que es posible promover la igualdad social a través de las artes. La manera más eficaz de hacerlo es a través de la educación en las artes. Nuestros análisis para controlar las diferencias socioeconómicas estructurales que existen en nuestra sociedad demuestran que la brecha entre ricos y pobres tiende a disminuir cuando los adolescentes están en contacto con las artes desde una edad temprana.
Las tasas de mejora de los individuos o grupos sociales en riesgo de exclusión que conocen y frecuentan las artes son muy significativas en todos los aspectos. Es decir, cuando los jóvenes de comunidades menos favorecidas están en contacto con el arte, ya sea en la escuela o en actividades extraescolares, las diferencias entre ellos y los jóvenes que pertenecen a un estatus socioeconómico más alto se reducen a corto o medio plazo, tanto en lo que se refiere a los logros académicos como en cuanto a su compromiso cívico y social.
Aun así, es posible que estos jóvenes que estaban en riesgo de exclusión no lleguen a alcanzar resultados académicos más altos que los obtenidos por los chicos de un estatus socioeconómico más alto. Pero al menos están mucho más cerca de lo que habrían estado si no hubieran participado en actividades artísticas.
Acercar las artes a los estadounidenses de los entornos más desfavorecidos contribuye a promover la igualdad social
Es decir, los jóvenes en riesgo de exclusión social sacan mejores notas y se adaptan mejor a la sociedad cuando experimentan con al arte.
Exactamente. Existe una correlación muy sólida entre el desempeño académico y las condiciones de vida a medio plazo en niños de un mismo grupo socioeconómico que habían tenido intensas experiencias artísticas y aquellos que no han estado nunca en contacto con el arte.
Los jóvenes en riesgo de exclusión que han entrado en contacto con las artes tienden a superar en la escuela y fuera de ella a los chicos de su mismo nivel socioeconómico que no participan en actividades artísticas. Pasa lo mismo con los muchachos de una clase social superior, pero la diferencia no es tan grande. Es decir, cuanto más riesgo de marginación social existe, mayor es el beneficio de participar en las artes.
Así que tenemos una creencia razonable de que las artes pueden contribuir a «nivelar el campo de juego», especialmente para los jóvenes y los niños. Muchos de ellos a menudo no han tenido la oportunidad de acceder a la cultura. Pero cuando brindamos esta oportunidad, parece que funciona como un catalizador para lograr una mayor participación en la vida académica y para integrarse en un grupo social y económico.
¿Cómo se pueden medir los beneficios que tiene el arte a nivel social, emocional o en la salud de las personas? ¿Puede citar algún ejemplo de programas concretos?
Trabajamos mucho, por ejemplo, con el departamento de Defensa de Estados Unidos. Intentamos entender cómo las artes pueden ayudar en la curación de las heridas físicas y emocionales de los militares que han participado en conflictos armados. En estos programas se han aplicado terapias artísticas (de música, de baile, de arte visual) que han mostrado en etapas muy tempranas altos niveles de beneficio en los pacientes, que son principalmente heridos de guerra. Esta es una de las maneras en las que podemos investigar y medir el valor del arte en otros contextos.
¿Cómo cree que las nuevas tecnologías, especialmente los smartphones, las redes sociales y los videojuegos están afectando a los jóvenes en lo que respecta al consumo de arte o al acceso al arte?
Es una cuestión muy importante y a la que prestamos especial atención en la Encuesta sobre la Participación Pública en las Artes, un informe periódico que realizamos para la Oficina del Censo de los Estados Unidos.
Según los últimos datos que manejamos –de un estudio elaborado en 2012–, entre el 81 y el 83% de los adultos participaron en algún tipo de experiencia artística a través de los medios electrónicos o digitales. Se trata de un porcentaje muy alto en comparación con el de aquellos que puedan haber visitado una galería de arte o hayan acudido a un espectáculo de artes escénicas.
Así que, sin duda, hay una gran proporción de la población –los jóvenes seguro, pero también los adultos mayores– que participa en las artes con sus smartphones y tabletas. Y estas cifras muy probablemente aumentarán en los resultados de la próxima encuesta.
En una sociedad tan heterogénea como la estadounidense, ¿se aprecian muchas diferencias en cuanto a la participación en el arte según el origen cultural y la clase social de los individuos?
Uno de los resultados más significativos que obtuvimos en nuestros estudios fue precisamente la alta participación de grupos demográficamente muy diversos en la creación de arte con estos medios electrónicos. Por ejemplo, los afroamericanos, los hispanoamericanos y los americanos de origen asiático son muy proclives a crear música o arte digital con medios digitales electrónicos.
Y esto es fantástico, porque de esta manera logran empoderarse y comprometerse con la creación artística a un nivel mucho más alto del que hemos visto en el pasado.
Como consecuencia de estos datos, nuestra agencia tiene el firme propósito de destinar más fondos y subvenciones al desarrollo de proyectos digitales de arte en todo el país. Nuestra directora de arte digital, Jax Deluca, está empeñada en fomentar la participación cultural de las distintas comunidades del país a través de estos medios porque considera que es la mejor manera de prestar servicio a la población.
Las habilidades artísticas y creativas pueden contribuir a mejorar el aprendizaje de las disciplinas científicas
En España tenemos un alto índice de abandono escolar en edades muy tempranas. ¿Cree que las artes pueden funcionar como una vía para reconducir a estas personas hacia el mercado de trabajo?
Este es un tema muy relevante que también hemos investigado en profundidad. En 2017 elaboramos un informe (The Arts and Dropout Prevention: The Power to Engage) sobre la importancia de comprometerse en la participación artística como canal de éxito para integrarse en la sociedad. Y llegamos a la conclusión de que este compromiso con el arte no solo contribuye al crecimiento infantil, a la mejora de la situación socioeconómica de las personas o a la salud y el bienestar individual, sino que también es una vía eficaz para facilitar el acceso al mercado laboral.
En estos informes, las empresas y los empleadores a menudo nos dicen que las habilidades que buscan en los recién graduados son precisamente las que proporciona la educación artística: creatividad, pensamiento crítico, habilidades de comunicación, pensamiento transversal. Todas estas competencias se adquieren con el estudio y la práctica de las disciplinas artísticas.
Es por esto por lo que creo que se ha de introducir la participación en las artes como una parte fundamental del sistema educativo. Esto supondría pasar del modelo STEM –una metodología de aprendizaje ya implantada en muchos sistemas educativos (entre ellos, Estados Unidos, Reino Unido o Finlandia), que representa las iniciales de: ciencia (Science), tecnología (Technology), ingeniería (Engineering) y matemáticas (Math)– al modelo STEAM. El hecho de añadir esta A, en referencia a las artes, significa que las habilidades artísticas y creativas pueden contribuir a mejorar el aprendizaje de estas disciplinas científicas.
¿Y qué tipo de habilidades artísticas son aplicables al estudio de las ciencias?
Es importante incidir en que no se trata de añadir las artes como un área de conocimiento complementaria, sino de integrarlas en este modelo educativo para fomentar, por ejemplo, la creatividad, la innovación o el diseño.
Hay evidencias de que esta colaboración entre disciplinas funciona y resulta útil para formar a las personas que aspiran a entrar en el mercado de trabajo. Este mismo año hemos colaborado en un estudio liderado por la Academia Nacional de la Ciencia: Branches from the same tree (Ramas del mismo árbol), en el que se explica cómo las artes pueden mejorar los resultados de aprendizaje en la educación superior, así como el éxito laboral.
Y esto funciona en ambos sentidos: a través de la integración del arte en el estudio práctico de las ciencias, pero también mediante la integración de la ciencia, la tecnología y la ingeniería en las artes.
La misión de la NEA es promover actividades artísticas para facilitar el progreso individual, social y económico del país. ¿Cómo se integra esta visión en la concepción del «arte por el arte», esa idea del artista bohemio y contestatario?
Nuestro compromiso es prestar atención a toda la cadena de valor de las artes, fortaleciendo la capacidad creativa de nuestras comunidades en cada uno de los puntos de vista: desde los que entienden el arte como un valor en sí mismo –los que se dedican al arte simplemente «por amor al arte»– hasta los que le atribuyen un valor económico, pasando, por supuesto, por la concepción del arte como un canal para educar a la sociedad.
Así que forma parte de nuestros objetivos lograr una verdadera integración entre cómo se produce el arte, sea cual sea su dimensión, y la manera en que se comunica la importancia el arte.
La labor principal de la Oficina de Investigación y Análisis dentro de la NEA es investigar los beneficios sociales de las artes. Hay que tener en cuenta que dependemos de la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio de Estados Unidos. Por tanto, tenemos que rendir cuentas en aspectos muy concretos, como medir el valor añadido que aporta el arte al producto interior bruto del país.
La participación en las artes es una vía eficaz para facilitar el acceso al mercado laboral
Cuando un joven decide dedicarse al arte, la reacción de sus padres suele ser intentar quitárselo de la cabeza: «está mal pagado», «no tendrás éxito», «es un camino duro», «hazlo en tu tiempo libre pero búscate un trabajo serio», etcétera. ¿Qué les diría a estas personas?
Sí, esto es un clásico… Pero lo cierto es que esto pasa cada vez con menos frecuencia, porque muchos de estos perjuicios ya no se corresponden con la realidad. También lo hemos tratado; uno de los informes que producimos sobre las tendencias y las condiciones que afectan a los artistas estadounidenses (Creativity Connects) concluye que ser artista no es un camino lineal.
Las carreras artísticas están cambiando. Los recursos y las oportunidades de los artistas van en aumento. Hay que tener en cuenta que la gente que se dedica al arte a menudo tiene otras carreras. La mayoría de los artistas combinan las artes con otro tipo de ocupaciones. Además, las habilidades que te proporciona el arte pueden resultar útiles en muchos otros ámbitos: en el management, en comunicación y marketing,y en muchos otros campos. Incluso en ciencias, como decíamos antes.
En definitiva, las personas con educación artística pueden usar sus competencias en asociación con otras habilidades, y resultar así más atractivas para el mercado de trabajo. En consecuencia, al mismo tiempo que desarrollan su carrera artística, pueden hacer contribuciones en otros sectores. Esto es lo que significa ser artista en el siglo XXI.
Por otra parte, las escuelas de arte de las distintas disciplinas (las que forman a músicos, bailarines, actores, etc.) incorporan en sus programas de estudios cursos de finanzas personales, de estrategias de negocio y de muchas otras materias. La educación artística ya no se limita al aprendizaje y la práctica de una especialidad concreta, sino que se proporciona una educación integral a los estudiantes, de tal modo que desarrollan otras competencias que les pueden ayudar en su vida personal.
¿Tenemos una educación de calidad? Analizamos en este informe tres
dimensiones fundamentales: acceso a un nivel educativo suficiente,
obtención de conocimientos adecuados que contribuyan al desarrollo
económico y social y grado inclusivo del sistema educativo.
La falta de oportunidades profesionales y la precariedad laboral hacen que
los jóvenes sean muy vulnerables a las crisis económicas. ¿Cuáles eran las
circunstancias de las personas de este grupo de edad antes de la covid-19?
La precariedad laboral dificulta el acceso de los jóvenes a una vivienda en
propiedad. El alquiler, más caro, o la solidaridad familiar son las
principales alternativas para poner en marcha un hogar.
¿Cómo aumentar el consumo cultural de las nuevas generaciones y,
especialmente, el de aquellas familias con niveles educativos más bajos?
Françoise Benhamou aporta algunas claves en esta entrevista.
¿Qué relación existe entre arte y economía? Presentamos dos obras que
estudian la importancia de la creatividad y la innovación en las artes, así
como la contribución del arte al desarrollo económico.
«A mayor justicia social, mejor salud»
Michael Marmot, Director del Instituto de Equidad y Salud del University College London (UCL)
Teniendo en cuenta sus investigaciones, ¿qué mecanismos cree usted que vinculan las desigualdades sociales con la situación sanitaria? ¿Qué peso puede tener el desarrollo infantil temprano en la reducción de las desigualdades sanitarias relacionadas con la clase social?
En el Informe sobre los Condicionantes Sociales de la Salud que realizamos para la OMS señalamos que las desigualdades sanitarias emanan de las condiciones en que uno nace, crece, vive, trabaja y envejece. Las disparidades de poder, dinero y recursos dan lugar a esas desigualdades cotidianas. Lo que intentamos fue observar esas condiciones cotidianas durante todo el ciclo vital. Pero también nos fijamos en qué promueve esas disparidades. Así que yo no me ocuparía del desarrollo infantil temprano sin observar también las políticas sociales y económicas relacionadas con ese desarrollo. Es decir, qué consecuencias tienen esas desigualdades sobre la educación, el tipo de empleo, la renta y el lugar de residencia.
Parece que en toda Europa los países más generosos en prestaciones y gasto social tienen una mejor situación sanitaria, menos desigualdades y mejores condiciones laborales. ¿Cómo influirán estos factores en las investigaciones futuras sobre desigualdades sanitarias?
Yo parto de la base de que las desigualdades sanitarias entre grupos sociales que se consideran razonablemente evitables, pero no se evitan, son injustas y, por tanto, no equitativas. ¿Qué pueden hacer las sociedades? Mucho, según nuestra información. En el ámbito social pueden ser generosas en gasto social, por ejemplo. Lo que vemos en toda Europa es que cuanto mayor es el gasto social, mejor es la salud y menores las desigualdades sanitarias. Es difícil establecer una relación causal, porque puede haber muchos otros factores en juego. Mucha gente piensa que si las prestaciones sociales son demasiado generosas la gente no querrá trabajar, pero no es esto lo que indican los datos. En realidad, los países que más gastan en prestaciones por desempleo tienen un menor índice de paro.
Una de las políticas sociales que usted recomienda es la aprobación de un salario mínimo vital para sacar a la gente de la pobreza, algo que considera esencial para mejorar la situación sanitaria. ¿Contribuiría realmente ese salario a erradicar o a reducir las desigualdades?
Los datos a este respecto son indirectos, pero bastante convincentes. Hace ya tiempo que le doy vueltas a la relación entre desigualdades absolutas y relativas. En Europa Occidental, en la Unión Europea, a nadie le falta realmente vivienda ni calorías suficientes para comer; así que, en este sentido, la privación absoluta se ha superado. Sin embargo, las rentas bajas tienen que acudir a bancos de alimentos para dar de comer a sus hijos, con lo que su dignidad se ve amenazada.
En el Reino Unido, por ejemplo, la mayoría de las ayudas a la vivienda van a parar a empleados que, como no ganan lo suficiente para pagar un alquiler, necesitan esa ayuda. Es una situación intermedia entre la privación absoluta y la relativa. Es absoluta porque no tienes suficiente para vivir, pero relativa porque no estamos ante la miseria de un país de renta baja. Es una privación que va en contra de la dignidad y la autoestima. De lo que puedes darles a tus hijos, de tus relaciones familiares, de cosas que son absolutamente vitales. En los próximos cinco años el tipo de familia cuya renta estará más por debajo del umbral de la renta mínima, la que se necesita para llevar una vida sana, será la de una madre sola con hijos, seguida de una pareja con dos hijos. Las personas solas sin hijos se acercarán también a ese umbral; pero serán las familias con niños, sobre todo las madres solas, las que más por debajo estarán. Hay datos indirectos que permiten aventurar que esto perjudicará a la salud de los individuos desde que se inicia su desarrollo infantil, y que después perjudicará a su alimentación, sus relaciones sociales y todo lo demás.
Usted también recomienda políticas que relacionen la mortalidad evitable con el nivel de riqueza. En el llamado Informe Marmot de 2010, se llegaba a la conclusión de que, por término medio, en el Reino Unido los habitantes de los barrios pobres morirán siete años antes que los de los ricos. ¿Podría explicarnos esa conclusión y evaluar los problemas que han tenido los Gobiernos europeos en los últimos años?
Una de las conclusiones principales es que las desigualdades sanitarias no se limitan a «mala salud para los pobres y buena para los demás», sino que muestran un gradiente o variación. Nuestros datos clasifican los barrios de Reino Unido en función del nivel de privación. Cuanto más ricos son, mayor es su esperanza de vida. La brecha entre el percentil 5 y el percentil 95, los dos extremos, es de siete años.
Las desigualdades sanitarias no solo tienen que ver con la duración de la vida, sino con su calidad, y aquí la desigualdad es todavía mayor. En toda Europa, sin ninguna duda, apreciamos esa variación —cuanto más arriba estás, mejor es tu salud; cuanto más abajo, peor—, pero hay diferencias de magnitud.
Si nos fijamos en la educación, la diferencia entre los licenciados universitarios y quienes solo tienen estudios primarios es bastante escasa en, por ejemplo, Suecia, Noruega, Italia o Malta. Pero en el Este, en Estonia, Hungría, Rumanía o Bulgaria, donde la media de vida es menor, la diferencia entre los de arriba y los de abajo es enorme. Siempre habrá desigualdades sociales y las sanitarias irán unidas a las sociales, pero la magnitud puede cambiar con el tiempo y variar de unos países a otros. Y eso es alentador, porque indica que podemos hacer cosas para cambiar la situación.
En Europa se han producido avances sanitarios notables después de la paulatina mejora de las condiciones en las que se nace, crece, vive y trabaja. España es un ejemplo de ello. Pero, curiosamente, persisten las desigualdades. ¿Qué factores cree usted que determinan esa persistencia? Y ¿qué recomendaría para paliarlas?
Tanto en mi informe del Reino Unido como en el europeo había seis conjuntos de recomendaciones sobre el desarrollo infantil temprano, la educación y el aprendizaje permanente, y el empleo y las relaciones laborales. Como ya se ha dicho, en el cuarto se recomienda que todo el mundo tenga la renta mínima necesaria para llevar una vida sana. El quinto habla de lugares sanos y sostenibles para vivir y trabajar. Y el sexto de prevenir, teniendo en cuenta los condicionantes sociales. Así que, en lugar de decir «No fume», «No coma tanto» o «No engorde», hay que considerar que el tabaquismo o la obesidad están relacionados con las desigualdades sociales. Teniendo en cuenta la situación internacional, también añadiría las disparidades de poder, dinero y recursos que dan lugar a las inequidades relativas a esos seis aspectos cotidianos. Así que yo creo que podemos hacer muchas cosas.
En su investigación usted distingue entre acciones globales, nacionales y locales destinadas a reducir las desigualdades sanitarias. ¿Podría darnos ejemplos concretos de esas políticas en diferentes niveles administrativos?
Uno de ellos es el de la ciudad británica de Coventry. Sus autoridades la proclamaron «Ciudad Marmot» y dijeron que iban a aplicar mis seis recomendaciones. Lo hizo el Ayuntamiento, no las autoridades sanitarias, lo cual es positivo. Pero también hacen falta medidas nacionales. Le pondré un ejemplo de la primera infancia. Los datos dejan claro que los progenitores determinan enormemente la calidad del desarrollo en esa fase inicial. La aportación parental: abrazar, hablar, cantar, jugar, todo esto es importante. Los niños que reciben más atenciones de este tipo tienen un mejor desarrollo cognitivo, lingüístico, social, emocional y conductual. En su situación social también influyen las políticas locales: si el Ayuntamiento tiene políticas de vivienda. ¿Ofrece buenas viviendas, sobre todo a familias con niños pequeños? Pero también les afectan las políticas nacionales. Hemos comparado la pobreza infantil en diversos países, donde ese indicador se mide en términos relativos; es decir, en función de si se percibe menos del 60% de la renta mediana, sin contar las transferencias. Las diferencias son enormes. Suecia, por ejemplo, tiene un índice de pobreza infantil, sin contar impuestos y transferencias, del 32%, no muy diferente al de Letonia. Después de los impuestos y las transferencias, el índice de pobreza infantil en Suecia cae del 32 al 12%, pero el de Letonia solo cae hasta el 25%. Dicho de otro modo, Suecia dice que rechaza la pobreza infantil, que es negativa y que utilizará los impuestos y las prestaciones sociales para reducirla.
Para reducir las desigualdades sanitarias habría que centrarse en seis tipos de políticas:
1. Proporcionar a todos los niños las mejores condiciones de partida.
2. Permitir a todos los niños, jóvenes y adultos maximizar sus capacidades y controlar su propia vida.
3. Crear un marco laboral justo y ofrecer a toda la población empleo de calidad.
4. Garantizar un nivel de vida sano para todos.
5. Crear y desarrollar entornos y comunidades sanos y sostenibles.
6. Promover la prevención sanitaria y consolidar sus logros.
Informe Marmot de 2010
¿Qué definiría una buena práctica parental que influyera positivamente en la salud de los hijos?
Por supuesto, lo primero es alimentar y ofrecer estabilidad. Pero hay otros dos elementos: la presencia de lo bueno y la ausencia de lo malo. Que no son lo mismo. ¿Qué quiero decir con esto? Como ya he señalado, la buena práctica parental tiene que ver con leer a los niños, hablarles, abrazarlos, cantarles, jugar con ellos… Es decir, aportarles cosas, cariño y todo lo que este comporta. Por desgracia, vemos que todo eso suele estar condicionado por el entorno social. Cuanto menor es la renta, menos probabilidad hay de que los padres ofrezcan a sus hijos esas cosas positivas, y yo diría que, al menos en parte, ello se debe a las presiones ambientales. El otro factor que influye en la buena práctica parental es la ausencia de lo malo. Tenemos mucha información sobre las experiencias infantiles negativas. Son de varios tipos, entre ellas, maltratos físicos y psicológicos, abusos sexuales y perturbaciones del ámbito familiar.
¿Qué consecuencias sanitarias cree usted que tendrá la crisis económica? ¿Podemos impedirlas? ¿Cómo afectan a los diferentes grupos sociales?
A corto plazo, los efectos que observamos tienen que ver con la salud mental y el suicidio. En toda Europa hay indicios de que, si no se gasta en protección social, un aumento del paro del 3% se relaciona con un aumento del 3% en la tasa nacional de suicidios. Sin embargo, cuanto más destina un país a protección social, menos se incrementa el número de suicidios al aumentar el paro. Así que, en Europa Occidental, cuyos países gastan bastante en protección social, un 3% de aumento del paro representa menos del 1% en el de suicidios; mientras que en países de Europa Central y Oriental se acerca más al 2-3% de incremento en estos episodios. Cuando la economía se contrae, el paro no surge de manera aleatoria: cuantos más años has estudiado, menos probabilidades tienes de quedarte sin trabajo, y viceversa. Cuando veo a los indignados en las calles de Madrid, con más de un 50% de paro juvenil, me parece que tienen razones para indignarse, para estar furiosos, porque la promesa tácita de que, si te esfuerzas, si estudias, tendrás un trabajo y buenas condiciones vitales, no se cumple.
¿Cómo deben complementarse la agenda económica y la social en Europa?
La magnitud de las desigualdades sanitarias nos dice mucho sobre nuestro funcionamiento como sociedad. Fíjese en España. Con altos y bajos, dejó de ser un país fascista bastante primitivo para convertirse en una democracia liberal. Redujo la pobreza y mejoró las condiciones de vida, y con ellas la salud. Esas mejoras sanitarias nos dicen mucho sobre lo que ocurría en la sociedad. En el otro extremo de Europa, tras la caída del comunismo ha habido de todo. En países como la República Checa y Polonia la sanidad ha mejorado de manera espectacular, pero también han aumentado las desigualdades. A la antigua Unión Soviética no le ha ido tan bien. Su trayectoria sanitaria ha sido muy accidentada, en parte debido al colapso social. En lugar de sustituir el comunismo por algo que funcionara bien, lo sustituyeron por algo bastante disfuncional. Así que podemos decir que las mejoras sociales y sanitarias van de la mano. No solo hace falta inversión en el sector sanitario, también en educación, protección social o desarrollo infantil temprano. Todo eso es esencial.
Entrevista de Joan Costa-i-Font, profesor de economía política
Un experimento con un equipo de fútbol amateur revela dificultades de
integración social para las personas de origen extranjero. Ante perfiles
similares, los responsables del equipo se inclinaron por jugadores con
nombres locales.
¿Puede el fútbol modular la opinión sobre la inmigración? Según este
estudio, entre los seguidores de un club, cuando su equipo gana gracias a
los jugadores extranjeros, la inmigración se percibe de manera positiva.
¿Los ayuntamientos españoles reflejan la diversidad de origen de la
población? Analizamos el acceso de los inmigrantes a la política local y si
existen diferencias entre los distintos colectivos extranjeros.
Cuatro de cada diez trabajadores en España, que tienen o buscan empleo,
estarían dispuestos a ir a vivir a otro lugar. Los ingresos y la carrera
profesional asociados a la movilidad social ascendente son los motivos
principales para la movilidad interregional.
Las personas que se informan a través de las redes sociales dan mayor
credibilidad a fake news. Este estudio subraya la dificultad de combatir
eficazmente la información errónea.
Entre los años 1998 y 2008, el porcentaje de población inmigrante en España
pasó del 3 % al 13 %. ¿Favoreció esto la aparición de guetos o hubo
equilibrio en las zonas residenciales entre autóctonos e inmigrantes?
«La ciencia nunca se pensó para el mercado, pero hoy es una mercancía»
Andrea Saltelli, investigador de la Universidad de Bergen y del ICTA (Universitat Autònoma de Barcelona)
Andrea Saltelli (Italia, 1953) es profesor visitante en el Centro para el Estudio de las Ciencias y las Humanidades de la Universidad de Bergen (Noruega) e investigador invitado en el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona. Junto con el filósofo Silvio Funtowicz ha publicado recientemente una serie de escritos sobre la post-verdad.
Todo el mundo habla de una crisis en la ciencia… ¿en qué consiste esa crisis?
En primer lugar, hay una crisis de reproducibilidad, que es especialmente evidente en medicina, y me refiero a la posibilidad de que un estudio genere los mismos resultados si se reprodujera exactamente. Se han escrito muchos artículos por parte de personas que intentaron reproducir experimentos y se toparon con la decepción de que muchos fallaron. Por ejemplo, John Ioannidis y otros autores han intentado reproducir experimentos preclínicos y clínicos.
¿Cuáles son las causas de esa crisis?
Este es un debate que queda muy abierto, porque las causas son múltiples. La principal es que la ciencia nunca se pensó ni se concibió para el mercado. Pero hoy en día es una mercancía: está en el mercado y se paga un precio por ella. El historiador Philip Mirowski ha explicado este proceso en un libro titulado Science-Mart. Privatizing American Science [El mercado científico: la privatización de la ciencia en EE UU] que, mediante un juego de palabras a partir de Wal-Mart, la conocida cadena estadounidense de grandes almacenes baratos, expresa que cuando la ciencia se convierte en un supermercado, cuando es prácticamente una mercancía que se vende libremente, la calidad desaparece.
¿Es algo que esté ocurriendo en todas las disciplinas?
Afecta a todas, pero se aprecia especialmente en psicología. El premio Nobel Daniel Kahneman, autor del libro Thinking, Fast and Slow [Pensar rápido, pensar despacio], fue el primero en detectar que algo estaba yendo realmente mal, porque los experimentos no se podían reproducir. Auguste Comte, un filósofo de mediados del siglo XIX, pensaba que las ciencias se clasifican según una jerarquía basada en su mayor o menor proximidad a leyes exactas. De manera que, en lo alto de la pirámide, están las matemáticas, la geometría, y después viene la física, la química, la biología y las ciencias sociales. Cuanto más se aleja uno de la cúspide, de las leyes exactas, más se acerca a dominios en los que las cosas son más confusas y complejas. Casi dos siglos después de Comte, Daniele Fanelli comparó los índices de reproducibilidad de diferentes disciplinas. Descubrió que cuanto más desciendes por la jerarquía científica, más aumentan los resultados positivos, lo cual confirmó su hipótesis de que las disciplinas «blandas» sufren más sesgos.
En este sentido, ¿dónde están los límites de la ciencia?
La ciencia no puede resolver todos los problemas. El reduccionismo consiste en pensar que, si se toma un sistema complejo, se divide en pequeñas partes y se estudian todas ellas, se comprenderá el conjunto del sistema. Pero hay sistemas que no pueden abordarse de ese modo, por ejemplo, los sistemas vivos. Para poder estudiar un sistema biológico hay que delimitarlo de alguna manera. Pero, ¿cómo se delimita? En los organismos, todo está interconectado
Sé que decir esto es bastante polémico, pero es una situación que se repite una y otra vez con el clima, fenómeno demasiado complejo como para llegar a predecirlo de manera fiable mediante modelos matemáticos. Cuando un sistema presenta tantas causas concomitantes posibles, los efectos pueden neutralizarse mutuamente o quedar ocultos detrás de la variabilidad natural. En la década de 1960, alguien llamó a esto transciencia, para aludir a procesos que pueden estudiarse científicamente, pero cuyos problemas no pueden solucionarse. Hay problemas que, por su propia magnitud, no podemos solventar. La ciencia tiene que aprender a ser humilde y estar dispuesta a admitirlo cuando no puede dar una solución.
Para solucionar un problema tan enorme, ¿podrían ser útiles consorcios constituidos por diversos centros y países?
Bueno, por ejemplo, el Proyecto Genoma Humano fue un éxito, pero ha resultado mucho más difícil demostrar que del mapa del genoma humano podamos inferir relaciones entre genes y enfermedades. Y éste es precisamente uno de los casos en los que un sistema se ha comportado de manera compleja y con propiedades que van surgiendo sobre la marcha: son propiedades que no se detectan dividiéndolo en trozos e identificando un par de genes. Me parece que esa es la razón de que las empresas emergentes que han tratado de hacer negocios utilizando cartografía genética hayan sufrido grandes decepciones. No estoy diciendo que eso no deba intentarse, sino que hay que tener cuidado de no caer en la trampa del reduccionismo.
¿La posverdad está llegando también a la ciencia?
Este asunto de la posverdad es poco creíble. ¿Por qué tenemos posverdad ahora? ¿Porque antes teníamos verdad? La verdad es que lo dudo mucho. La ciencia nació en el siglo XVII cuando se conjugó el deseo de descubrir la naturaleza, por el puro y simple placer de descubrirla, y el de dominarla. Ambos aspectos contribuyeron a que la ciencia se convirtiera en la base del Estado moderno. Pero cuando se desarrollaron los Estados modernos, la ciencia fue convirtiéndose en un instrumento para la dominación, el beneficio y el crecimiento, así como en el origen de toda clase de cosas magníficas de las que ahora disfrutamos. La ciencia ya no nace del deseo de conocer.
Entonces, en estos tiempos, ¿para qué sirve la ciencia? ¿Es para el bien común o para el provecho de unos pocos? Se ha derrumbado, por una parte, el acuerdo que daba legitimidad a la ciencia y la democracia, y, por otra, la legitimidad de la propia gobernanza científica. Esto tiene que ver con la conversión paulatina de la ciencia en un producto de mercado, incluso en un mercado en sí misma. De manera que, para mí, detrás de la posverdad hay dos procesos: la pérdida de legitimidad de la ciencia y el conocimiento, en tanto pilares del Estado moderno, y el derrumbe de la calidad de la propia ciencia.
Parece que la confianza y la seguridad que inspiran los expertos se están erosionando… ¿Por qué?
Un ejemplo clásico a este respecto es el tema del azúcar. Es explosivo y me sorprende que haya pasado prácticamente desapercibido. La gente está perdiendo poco a poco la fe en la ciencia, pero yo esperaba una reacción mucho más airada, porque la noticia es impresionante. El año pasado la revista de la Asociación Médica de Estados Unidos publicó un informe que revelaba que la industria azucarera había financiado investigaciones sobre la grasa, para apartar la atención del azúcar. ¿Se puede usted imaginar las consecuencias que ha podido tener esto para la salud? ¿Y si calculáramos cuántos años de vida se han perdido, por ejemplo, por la diabetes, a causa de esta gigantesca corrupción de la integridad científica?
¿Qué papel tienen los científicos, como individuos, en esta crisis?
Es relativamente fácil malinterpretar las cosas y pensar que has descubierto algo. El físico Richard Feynman declaró que «la persona más fácil de engañar es uno mismo», porque cuando buscas algo, todo te parece que tiene que ver con eso que buscas. A esto se le llama sesgo de confirmación y significa que los científicos tienden a creerse los resultados que desde el principio pensaron que obtendrían.
¿Se pueden evitar esos sesgos?
Hay que ser tenaz, pero también obsesionarse con la calidad y la precisión de lo que haces. El pensador Jerome Ravetz ha entendido muy bien a los científicos y sus comunidades de práctica. Todo lo que haces en el laboratorio se compone de muchos elementos que no están en los manuales y que deben comunicarse de forma personal. Es el componente tácito que tiene todo oficio. En la ciencia, en esas comunidades, todo es personal. Pero hoy en día esas comunidades prácticamente han desaparecido. La ciencia se ha vuelto impersonal. Yo puedo publicar un artículo y no me importa equivocarme, porque, después de todo, la gente me conoce por mi índice de impacto. Cuanto más elevado sea, más brillante seré; así que lo que a mí me interesa es publicar muchos artículos, aunque sean erróneos. Y así se cometen errores que pueden mantenerse en el sistema durante años sin que nadie los llegue a detectar.
¿Quienes están en la vanguardia científica suelen equivocarse más?
Quienes están realmente en la vanguardia científica constituyen pequeñas comunidades que suelen cometer menos errores. En ellas, la ciencia puede alcanzar éxitos espectaculares. Pienso, por ejemplo, en la física de alta energía o en el descubrimiento de las ondas gravitatorias. Son triunfos, hitos realmente imponentes que se consiguen gracias a la tenacidad de los físicos.
En su opinión, ¿qué soluciones podría tener esta crisis?
Hay mucha gente valiosa realizando buenas investigaciones, que está intentando cambiar el sistema desde dentro. Munafó, Ioannidis, y otros autores publicaron hace poco A manifesto for reproducible science [Manifiesto por una ciencia reproducible]. Deberíamos realmente dejar de utilizar cosas como los índices de impacto y el factor de citación, que supuestamente describen la importancia de las revistas y los investigadores. Por otra parte, el sistema de evaluación por pares también se ha vuelto disfuncional. Hay recomendaciones para cambiar la situación y yo estoy absolutamente a favor de esos enfoques. Necesitamos algo muy eficaz, porque no creo que el sistema se pueda curar solo.
¿Existe alguna iniciativa colectiva para intentar solucionar estos problemas?
Se ha producido una importante declaración contra el uso de los índices de impacto para conceder becas. Si consultamos la Declaración de San Francisco sobre Evaluación de la Investigación (Declaración DORA) de 2012, comprobaremos que es un documento muy importante y que ofrece un conjunto muy bien pensado de recomendaciones métricas, pero nadie las aplica, ni siquiera parcialmente. Si yo quiero obtener una ayuda del European Research Council se fijaran en mi índice de impacto. Lo cual nos lleva a la paradoja de que la gente como yo, a la que no debería importar cuántas veces le citan, tiene mucho cuidado con ese índice.
Aunque ideológicamente estés convencido de que esas cosas son negativas, sigues utilizándolas, y las instituciones que otorgan ayudas a la investigación también las utilizan. ¿Por qué se fijan en el índice de impacto? Porque la única alternativa sería leerse los artículos de los candidatos, y para eso hace falta tiempo. En muchos países, para acceder al título de doctor se pide a los estudiantes que tengan tres artículos aceptados en revistas con evaluación por pares, con lo que incluso la evaluación de la calidad de los candidatos, en lugar de recaer en los profesores del centro, se desplaza a las revistas. Lo que todas esas fuerzas impulsoras consiguen es que se publiquen 2 millones de artículos al año, es una enorme fábrica de artículos.
¿Es usted pesimista a este respecto?
Sí, soy más pesimista que optimista. A pesar de todas esas declaraciones y manifiestos que acabo de mencionar, será muy difícil combatir los incentivos perversos que apuntan en la dirección del engaño. Si amas la ciencia, tienes que defenderla, y para eso hay que ser crítico. Pero mucha gente prefiere ocultar el problema, porque, según dicen, si atacas a la ciencia pondrás en peligro su financiación. Pero yo no me opondría a poner en peligro la financiación de la ciencia si estamos hablando de una práctica científica indebida. ¿Por qué debemos pagar una ciencia de mala calidad?
Teniendo en cuenta el contexto que describe, ¿podemos identificar iniciativas que hayan conducido a una mejora a nivel del sistema? ¿O alguna buena práctica que ya esté en marcha para mejorar la situación actual?
Tenemos noticia –irónicamente, no como una sugerencia para Occidente– de que en China, si se falsean los datos de las pruebas sobre medicamentos, se arriesga uno a acabar en la cárcel o incluso a la pena capital.
Ironías al margen, iniciativas como el proyecto de reproducibilidad de Brian Nosek en psicología, el centro de innovación en metainvestigación de John Ioannidis en Stanford o el proyecto alltrials.net de Ben Goldacre no solo están bien encaminadas para empezar a cambiar las cosas, sino que fomentan un nuevo clima de transformación. A esto hay que añadir el blog Retraction Watch, una herramienta inestimable para que las revistas especializadas y sus directores no bajen el nivel de exigencia. También estoy convencido de que si los científicos se involucran directamente tomando partido por los ciudadanos en los problemas sociales y medioambientales, contribuirán decisivamente a generar confianza entre ciencia y sociedad. Pienso por ejemplo en el científico Mark Edwards y el caso de la contaminación del agua en Flint, Michigan. En los años setenta, un grupo de científicos británicos constituyeron una sociedad, la British Society for Social Responsibility in Science, para velar por la responsabilidad social en la ciencia con el propósito de cambiar primero la ciencia para después cambiar el mundo. Quizá sería necesario algo parecido en la actualidad.
El PIB en estándar de poder adquisitivo permite una comparación más exacta
del nivel de desarrollo económico entre países. En 2017, el PIB por
habitante en Estándar de Poder Adquisitivo en España se mantuvo en el 92%
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Dos de cada tres trabajadores en ocupaciones manuales son hombres y las
mujeres continúan siendo minoría en ocupaciones como la construcción o la
industria. ¿Qué factores influyen en la segregación por género del mercado
laboral?
Paul Wouters, director del Centre for Science and Technology Studies de la
Universidad de Leiden, habla con el Observatorio Social “la Caixa” sobre
las nuevas tendencias en evaluación de la investigación.
Los defraudadores lo tienen más difícil con las nuevas técnicas de big data
y de inteligencia artificial que detectan la riqueza oculta, el abuso de la
ingeniería fiscal agresiva y el blanqueo de capitales.
El cambio climático es una preocupación mundial, pero ¿qué influye en el
apoyo a las políticas de cambio climático? Según este estudio, el factor
determinante es la eficacia percibida de cada medida.
Según este estudio, interaccionamos frecuentemente con una media de 536
conocidos, pero esto es diferente para cada persona. ¿Qué factores influyen
en el tamaño de nuestros círculos de relaciones?
“Haga lo que haga la economía, el arte y la cultura seguirán funcionando”
David Throsby, Especialista en economía del arte y la cultura, y profesor emérito en el Departamento de Economía, Universidad Macquarie (Australia)
El economista David Throsby responde a cuestiones como el papel de las instituciones, tanto públicas como privadas, y su participación activa en el impulso de la cultura o el impacto de fenómenos como la globalización, la era digital y las nuevas tecnologías en el comportamiento económico de la cultura y el arte.
En su discurso, Throsby destaca el concepto desarrollo cultural sostenible, que se traduce en la utilización de los recursos culturales para satisfacer nuestras necesidades, de forma que el arte y la cultura puedan perpetuarse en futuras generaciones, un concepto especialmente relevante cuando pensamos en el patrimonio cultural, tangible o inmaterial. Algunos principios clave que fundamentan el desarrollo cultural sostenible, y que Throsby considera vitales e ineludibles para conservar manifestaciones culturales y artísticas de calidad, son los siguientes: la no discriminación en el acceso respetando la equidad, el acceso libre y la protección de su diversidad.
¿Cómo definirías el valor cultural creado por el sector del arte y la cultura?
Si hago una distinción entre valor cultural y valor económico, el valor cultural es algo que no se puede medir en términos monetarios, aunque puede estar relacionado con el factor económico. Yo planteo que la única manera para pensar realmente en el valor cultural es tratar de descomponerlo en distintos elementos. ¿Qué lo compone? Esto incluye cosas como el valor estético. Si hablamos de obras de arte, por ejemplo, una pintura: el valor estético, el valor social, el valor simbólico, tal vez el valor histórico, su valor como una auténtica obra. Todos estos son componentes de algo a lo que hemos denominado valor cultural, que es una forma de expresar la importancia cultural de un objeto artístico. O no solo de un objeto, sino del arte en general.
¿Cuáles son las diferencias entre el valor intrínseco y extrínseco de las expresiones culturales?
En la filosofía existe un largo debate sobre si los objetos culturales tienen o no un valor intrínseco. Si entrañan algo que realmente existe, independientemente de que alguien lo aprecie o no. Si pensamos en algunas de las grandes obras de arte de la música o las artes visuales o la literatura, que tienen su propio valor interno, cualidades estéticas, cualidades culturales, no es necesario que nadie las reconozca o las experimente para que existan, existen como tales. De lo contrario, se podría decir “esto solo entra en juego si alguna especie de fuerza externa, extrínseca, hace que los valores intrínsecos afloren”.
Entonces, ¿ambos tienen la misma importancia?
Es difícil de afirmar, porque el equilibrio depende del punto de vista de cada uno. Sí, supongo que tendría que decir que ambos tienen la misma importancia en el sentido de que los dos son importantes.
¿Deberían las instituciones públicas liderar la inversión en arte y cultura?
¿Las instituciones públicas? Sí, por supuesto, las instituciones públicas, como museos y galerías, lo hacen. En cuanto a otros tipos de instituciones públicas, ¿te refieres a edificios públicos que podrían haber encargado obras de arte para exponerlas en los vestíbulos o algo por el estilo? Entonces, sin duda, sí. Sabemos que las autoridades públicas pueden reservar lo que llamamos un porcentaje para el arte, es decir, en una nueva institución, en un edificio nuevo, destinar un porcentaje de los costes de construcción a obras de arte. Esto puede ser una importante fuente de ingresos no solo para los artistas y nuevos encargos, sino también para poner el arte a disposición del público.
¿Qué papel debe tener el sector privado en esta inversión?
El papel que tiene que ejercer el sector privado es sumamente importante, dado que vivimos en una economía que, en cierto modo, está dominada por el sector privado desde el punto de vista económico. Si las artes están floreciendo, es importante que el sector privado se involucre de alguna manera. Hay razones comerciales por las que el sector privado podría estar interesado en el arte, por ejemplo la adquisición de obras arte para salas de juntas, que podrían ser valiosas y formar parte de los activos de una empresa. Pero también está la cuestión más general sobre la participación del sector privado en la financiación del arte por medio de la filantropía, etc. Y esa es otra cuestión muy importante, e incluso podríamos decir que complementaria al apoyo público al arte y a la cultura, que sigue siendo fundamental. Aunque esto varía mucho entre distintos países, la noción de que existe una responsabilidad pública para financiar el arte y la cultura está ahí. La contribución privada en este sentido puede ser muy significativa, y de hecho lo es.
¿Qué significa el concepto “desarrollo culturalmente sostenible”?
Es un concepto relativamente nuevo y para entenderlo tenemos que pensar en cómo ha evolucionado el debate sobre del desarrollo sostenible desde una perspectiva global. Esto se remonta a la década de 1980, cuando la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, creada por las Naciones Unidas y presidida por la señora Brundtland y por ello conocida como la Comisión Brundtland, propuso la idea de un desarrollo sostenible. El desarrollo sostenible se definió como el desarrollo que satisface las necesidades de la generación actual sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. La propuesta se hizo en relación a cómo la humanidad utiliza el medio ambiente y los recursos naturales. Estaba muy inscrita en la década de 1980. Hoy en día todavía estamos explotando los recursos naturales y vamos a quedarnos sin petróleo, a contaminar el medio ambiente, a vivir un cambio climático mundial... Estas son todas las cuestiones que deben abordarse con procesos sostenibles para el medio ambiente. A raíz de esto surgió una preocupación por el concepto de sostenibilidad, cuyo alcance es muy amplio, y en este contexto, la cultura juega un papel importante. Se ha hablado de que el desarrollo sostenible tiene tres pilares: económico, social y medioambiental. Pero también está la idea de que hay un cuarto pilar, la cultura. La cultura es importante para el desarrollo, ya que proporciona el contexto en el que este se produce. Incluso puede ser un motor de desarrollo, las industrias culturales pueden contribuir al crecimiento económico, etc. Todo esto es una especie de preámbulo para responder a tu pregunta sobre el desarrollo culturalmente sostenible. Del mismo modo que existe el concepto de desarrollo medioambientalmente sostenible, también podemos hablar de desarrollo culturalmente sostenible, que significa utilizar los recursos culturales de una manera que satisfaga nuestras necesidades, pero no ponga en peligro la continuidad de la cultura para las generaciones futuras. Está muy relacionado con la creación del arte, la preservación y la protección del patrimonio cultural.
¿Cuáles son los principios más importantes que subyacen el desarrollo culturalmente sostenible?
Una de las cosas con la que nos encontramos en relación con el concepto de desarrollo sostenible es que no es fácil especificar los principios que lo definen. Siendo esto así, yo diría que los principios del desarrollo culturalmente sostenible son, en primer lugar, lo que llamamos la equidad intergeneracional, que es a lo que me he estado refiriendo: el cuidado de los recursos para que sigan estando disponibles para las generaciones futuras. De este modo, la preocupación por el futuro es esencialmente el primer principio. El segundo principio está relacionado con las formas en la que nuestra propia generación y nuestra propia gente recibe la cultura y accede a ella. No debe haber discriminación, debemos tener libre acceso a la participación cultural y debe haber libertad de expresión artística. El concepto de equidad para la generación actual abarca todas estas ideas. Luego, además de todo esto, hay otros principios que podríamos mencionar, pero el más importante es la protección de la diversidad. La diversidad cultural se entiende como algo que debe celebrarse y no algo a lo que se deba temer. Tenemos que aceptar, y lo hacemos, el hecho de que el mosaico humano, que como el término indica es una variedad de diferentes culturas, personas, colores de piel, etnias, religiones, etc., forma parte de lo que nos hace humanos. Podemos celebrar los diferentes aspectos de esta diversidad, pero creo que ante todo están la idea y el principio subyacente de que se debe hacer con tolerancia, aceptarla en lugar de temerla o reaccionar ante ella con agresividad o violencia.
¿Cómo pueden contribuir las industrias culturales al desarrollo sostenible?
Esto está estrechamente relacionado con la pregunta “¿cómo se perpetúa realmente la cultura?” o “¿qué hacemos para que suceda la cultura?”. Tenemos música, espectáculos, bienes culturales, escribimos literatura, creamos obras… Algunas de estas cosas son puramente artísticas, pero son realmente muy útiles y contribuyen en gran medida al bienestar de las personas. Actualmente, las industrias culturales se definen en términos bastante amplios como industrias que producen bienes y servicios culturales, es decir, bienes culturales que tienen algún tipo de significado, algún tipo de cualidades simbólicas. Esto no solo incluye obras de arte, sino también el cine, la televisión, la música, los videojuegos e incluso los medios de comunicación. Las industrias culturales son un conglomerado de industrias bastante extenso. La idea es que pueden contribuir al desarrollo económico, ya que generan empleo, producción, ingresos, etc. Al mismo tiempo, también contribuyen al desarrollo cultural, porque cada vez que hacemos una película u otra obra similar, hacemos algo por nuestra cultura. Tal vez algo innovador, fresco, interesante, nuevo... Las culturas nunca se estancan, evolucionan de manera constante. Y todo ello gracias a este proceso de participación y producción cultural. Es así como las industrias culturales contribuyen al desarrollo sostenible, ya que pueden hacer exactamente esto. Pueden enlazar el desarrollo económico con el desarrollo cultural.
¿Qué tipo de estrategias y medidas pueden poner en práctica los gobiernos y otras partes interesadas para facilitar la generación de beneficios sociales producidos por el sector cultural?
Hoy en día, lo que entendemos por política cultural se extiende sobre un lienzo muy amplio. Como iba diciendo, hay cosas que los gobiernos pueden hacer, pero, por supuesto, no son los únicos actores en el juego, aunque sí tienen un papel importante. La cuestión es que la política cultural ha crecido, por decirlo así, en los últimos 10, 20, 30 años, y ahora está mucho más definida en cuanto a qué constituye una política en referencia a la cultura. Y, en gran medida, esto es algo multidimensional, ya que no se trata únicamente de algo así como apoyar el arte o las industrias culturales, sino que se extiende a todos los ámbitos, como la educación. ¿Cómo utilizamos la cultura y la educación? ¿Cómo educamos a los niños para que sean creativos? ¿Cómo les damos oportunidades para este tipo de cosas? Implica comercio cultural. ¿Cómo comerciamos con productos culturales en el ámbito internacional? La clave está en el diálogo intercultural, el desarrollo regional, el desarrollo industrial, las políticas innovadoras... Casi todos los ministerios del gobierno tienen alguna relación con la política cultural y, aunque, por supuesto, la situación es distinta en cada país, en la mayoría de los países hay un ministerio de cultura, o un organismo similar, que tiene la función de aglutinar la política cultural. Pero también se extiende de manera generalizada a todos los demás ámbitos. En cada uno de estos ámbitos, se establecen estrategias específicas que se podrían utilizar. En la educación, por ejemplo, una estrategia para incluir más creatividad y comprensión cultural en los planes de estudios escolares. Me refiero a este tipo de cosas. En otro ámbito, podría ser el intercambio cultural con otros países, enviar artistas o compañías artísticas al extranjero. Son diferentes estrategias que se podrían poner en práctica en los distintos ámbitos de la política cultural.
¿Cuáles son los desafíos pendientes para la integración de una dimensión cultural en los marcos de desarrollo sostenible?
Es una pregunta interesante. Es muy fácil decir que debemos integrar la cultura en el desarrollo sostenible, pero es muy difícil saber qué debemos hacer. A este respecto, podría referirme a la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de la UNESCO del año 2005, probablemente el instrumento internacional más importante que proporciona un marco para la política cultural. Uno de los puntos claves de esta convención es que establece que los países deben hacer todos los esfuerzos posibles por integrar la cultura en sus políticas de desarrollo sostenible. He realizado numerosos estudios para la UNESCO sobre diferentes países en relación con estas políticas y lo que encontramos es que algunos países tienen un plan de desarrollo nacional de 5 o 10 años. Algunos tienen planes de desarrollo sostenible que tratan de abordar los problemas medioambientales y demás cuestiones. Lo que podemos hacer es pensar en las formas en las que la cultura, en general, y las industrias culturales, en concreto, se pueden incluir en un plan de desarrollo nacional. Creo que esto es posible a través del proceso de planificación. Es la respuesta a la pregunta. A través de los procesos de planificación podemos pararnos a pensar y preguntarnos qué es lo que realmente tenemos que hacer para entender cómo puede la cultura intervenir en el proceso de desarrollo y proporcionar el contexto para dicho desarrollo y cómo puede realmente impulsar este proceso. Esto se consigue a través de los mecanismos de planificación.
¿Cómo crees que contribuye la economía a una mejor comprensión del arte y la cultura?
Creo que se podría decir que el arte y la cultura tienen sus propios fundamentos y son bastante independientes de la economía. Tenemos arte en nuestras vidas porque el arte es importante para el alma humana, pero de la economía no se puede decir lo mismo. El arte es totalmente esencial para la existencia del ser humano. Nuestras culturas definen quiénes somos y nuestro arte es la forma en la que expresamos estas culturas. Es algo que no necesita ninguna justificación, se genera solo, de manera espontánea y continuará ocurriendo pase lo que pase. Dicho esto, también se puede decir que hay formas en las que todos estos procesos adquieren ciertas dimensiones económicas. Por ejemplo, puede que a un artista solamente le preocupe crear arte, pero tiene que vivir, necesita ganar dinero, vender sus obras... Cuando un artista empieza a vender sus obras está participando en un proceso económico. Hay procesos económicos en todo esto y la economía estudia cómo funcionan dichos procesos en el contexto de la economía general. En el arte y la cultura funcionan como en cualquier otro ámbito. Lo que vemos a menudo es que, debido a la naturaleza peculiar del arte y la cultura, algunas de las formas en las que se aplica la economía a los fenómenos del sector cultural son bastante diferentes a las formas en las que se aplica en otros sectores. Tomemos como ejemplo los artistas. Hoy en día, en general, pensamos en los trabajadores como personas que solo trabajan para ganar dinero, que cuanto menos trabajo hagan mejor, y que preferirían trabajar aún menos. Los artistas son exactamente lo contrario. Les gusta trabajar más porque es su vocación. Nos encontramos con que todos los aspectos económicos del mercado laboral, si se aplican a los artistas, se invierten porque los artistas son diferentes. Es algo que sucede muy a menudo en este ámbito. La economía es muy importante para ayudarnos a entenderlo y una de las cosas fascinantes de trabajar en la economía aplicada a la cultura y el arte es que nos encontramos constantemente con este tipo de peculiaridades del arte y la cultura. Esto hace que sea realmente interesante. La economía es una ciencia social, una filosofía. Tiene mucho que decir acerca de cómo se hace el arte y cómo podemos facilitar la producción de arte, pero no quiere decir que eso sea todo lo que hay al respecto. Partimos de la baswe de que obviamente el arte y la cultura son esenciales para la vida humana y así continuarán siéndolo. Haga lo que haga la economía, el arte y la cultura seguirán allí.
¿Qué temas crees que podrían ser de interés para los jóvenes investigadores que empiecen sus carreras en los próximos años?
Supongo que podría decir que cualquier cosa. Una de las cosas buenas de la conferencia bienal sobre cultura y economía, es que siempre resulta increíble la cantidad de trabajo que se está haciendo, que acapara el interés de la gente, y lo interesante y útil que es. Sin embargo, si tengo que precisar, creo que una de las cosas que está influyendo en el arte, al igual que en toda la economía, son los fenómenos como la globalización, el énfasis en las nuevas tecnologías y el crecimiento de la economía digital, la forma en la que la economía digital está repercutiendo en el arte y la cultura. Esto implica el planteamiento de nuevos temas, muchos de los cuales ya se han abordado, pero todavía quedan muchos más de los que no sabemos nada. Creo que es algo que está sucediendo muy rápidamente, los cambios tecnológicos de los últimos 5, 10, 15 años han sido muchísimos. En estos años se han producido tantos acontecimientos como en toda la Revolución industrial, o en todo el siglo xix. Es un momento muy interesante para vivir, se están planteando todo tipo de preguntas sobre el arte, la cultura, la forma en la que producimos el arte, la forma en la que consumimos arte, en particular, y casi todos los días surgen nuevas preguntas. Cuando se habla de los jóvenes investigadores, estos tienden a ser usuarios de Twitter o Facebook. Utilizan mucho las redes sociales o juegan a videojuegos, por ejemplo. Ellos son los que utilizan este tipo de nuevas tecnologías. Ellos son los mejor posicionados para estudiar las cuestiones que derivan de esto. Dicho esto, creo que hay ciertas cuestiones que se plantean indefinidamente. ¿En qué medida se involucrará el Estado en la producción de arte y cultura? ¿Cómo valoramos el arte? Yo mismo estoy muy interesado en los temas relacionados con la valoración, ¿cómo valoramos las cosas? Estas son preguntas que continúan planteándose y lo que las hace interesantes es que en realidad nunca las resolvemos. Allí siguen, y si las resolviéramos dejarían de interesarnos. Supongo que es algo que nos ayudará a seguir adelante siempre.
¿Qué temas crees que todavía no se han desarrollado en la literatura académica?
Creo que justo lo que estaba diciendo, porque es un tema que todavía está evolucionando. Por lo demás, no estoy seguro de poder afirmar que haya algún tema específico que no se haya desarrollado en la literatura académica. Hoy en día las publicaciones son muy amplias y mantenerse al día es realmente difícil. En todos los ámbitos pasan muchas cosas. Por supuesto, ahora es más fácil, ya que Google y otras formas de búsqueda en Internet nos ayudan a realizar un seguimiento de los contenidos mucho más rápido que antes. Cuando yo era estudiante, si quería saber qué estaba pasando tenía que ir a la biblioteca, coger las revistas y ojearlas. Hoy en día podemos hacerlo todo en Google y otros motores de búsqueda, bases de datos, etc. Por lo tanto, este sería uno de los temas. Creo que la cuestión de los datos, cómo utilizamos los datos, cómo utilizamos las grandes cantidades de datos, por ejemplo, son temas que todavía no se han explorado adecuadamente, pero todo está relacionado con el tema de las nuevas tecnologías y los nuevos avances.
¿Los legisladores y otras partes interesadas tienen en cuenta la investigación realizada por las universidades y los centros de investigación?
Sí, pero probablemente no lo suficiente. Bien, por supuesto pienso que tienen en cuenta lo que hacemos en las universidades y los centros de investigación. Pero creo que, como hace la ciencia, hay que hacer una distinción entre la investigación pura y la investigación aplicada. En la ciencia se dice que la investigación pura se desarrolla sin saber necesariamente para qué será útil, pero de ello se deriva algo que hará la transición a la investigación aplicada y se convertirá en algo realmente importante en el ámbito científico. Creo que se puede decir lo mismo en el caso de la economía y la economía aplicada al arte. Es decir, hay una especie de investigación teórica pura que se está llevando a cabo y que no tiene una aplicación o una importancia inmediata, pero que puede proporcionar herramientas metodológicas o analíticas seguras que en un futuro serán de utilidad. Después tenemos la materia aplicada, que está más orientada a los problemas específicos y está concebida para dar respuestas. Una gran parte de la materia aplicada se acaba adaptando. No creo que haya muchas dudas sobre esto. Siempre existe la posibilidad de que haya más. Siempre se puede afirmar que las decisiones políticas están motivadas tanto por la política como por la economía u otras consideraciones. A veces podemos dar muy buenas razones por las que una decisión podría hacerse de una determinada manera, pero luego se llevará a cabo de manera diferente debido a razones puramente políticas, sobre las cuales no tenemos ningún control. A menudo se trata simplemente del estado de la vida. Continuamos haciéndolo, pero creo que la investigación en este ámbito ha sido eficaz y seguirá siéndolo.
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existen diferencias entre los distintos colectivos extranjeros.
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¿Qué relación existe entre arte y economía? Presentamos dos obras que
estudian la importancia de la creatividad y la innovación en las artes, así
como la contribución del arte al desarrollo económico.
«Una de las funciones del arte es abrir debates en la sociedad»
Jen Snowball, Profesora, Departamento de Economía e Historia Económica, Rhodes University (Sudáfrica)
Jen Snowball también es investigadora del National Cultural Observatory de Sudáfrica. Su investigación se centra en la economía cultural, así como la economía medioambiental y de los recursos naturales, el desarrollo económico local y la economía del turismo.
¿Cómo se definiría el valor creado por el sector del arte y la cultura?
No es una pregunta fácil de responder en pocas palabras. Solo apuntaré que el valor cultural se extiende a través de todas las esferas de la sociedad e incluye todo tipo de valores, desde el económico o financiero hasta el social o valores muy personales. Todos son aspectos que deberían tenerse en cuenta cuando se habla del valor cultural.
¿Cómo se puede medir el impacto de las expresiones artísticas?
La cultura puede aportar dos tipos de valores: los extrínsecos y los intrínsecos. Según entiendo, los valores extrínsecos son más objetivos y, por tanto, más fáciles de medir. Un ejemplo podría ser el impacto económico de un concierto o de un festival, cuyos precios de mercado se pueden utilizar para medir la repercusión de dicho evento en la economía. Los valores intrínsecos son mucho más personales. Se trata de los sentimientos que experimentamos al ir a un concierto, ver una obra de arte maravillosa o escuchar música. Es un sentimiento de placer o felicidad. A veces, sin embargo, la función de la cultura es hacernos sentir incómodos, que nos preocupemos o sintamos que nuestras ideas sobre el mundo han cambiado o se han cuestionado de algún modo. Los valores extrínsecos son más fáciles de medir, por lo que los economistas tienden a centrarse en ellos. En cambio, es muy difícil encontrar una manera de agrupar los valores intrínsecos para expresarlos como un sentimiento general, ya que son diferentes para cada persona.
¿Deberían las instituciones públicas liderar la inversión en arte y cultura?
Cada país es muy diferente. En el caso de Sudáfrica, de donde vengo, la financiación pública marca el camino, sobre todo en los campos con repercusiones que producen un beneficio público; ámbitos como el patrimonio, los museos, las bibliotecas. El sector privado lidera los campos en los que hay intereses más especializados, por ejemplo, un festival de jazz. En estos casos siempre hay algún banco u otro tipo de empresa privada que financia el evento. Creo que es una buena combinación, porque con la financiación pública solamente se pueden financiar ciertos tipos de eventos. Siempre depende de lo que el Gobierno crea que debe ofrecerse al país. La financiación privada brinda la oportunidad de que se escuchen otras voces. El sector privado puede financiar ámbitos en los que el sector público no querría involucrarse. Puede ser algo dirigido solo a determinadas partes de la población, pero también puede ser algo muy arriesgado, innovador o que pueda ofender. Creo que una de las funciones del arte también es abrir debates en la sociedad y es ahí donde el sector privado puede hacer mucho.
¿Qué significa el concepto «desarrollo culturalmente sostenible»?
Creo que el concepto de desarrollo sostenible en sí es bastante difícil de definir, y el de desarrollo culturalmente sostenible es aún más difícil, aunque los dos tienen que estar conectados. Siendo esto así, los objetivos del desarrollo sostenible deben tener en cuenta el contexto cultural en el que todo sucede. Puede que algo sea económicamente sostenible, pero no culturalmente sostenible. Puede que una práctica recomendada en el mercado se rechace por completo debido a la cultura de la gente. En una sociedad multicultural como la mía, hay ideas muy distintas sobre qué es valioso y qué es o no aceptable en términos de cómo nos ganamos la vida, cómo nos desarrollamos, qué es importante en la vida, qué tipo de relaciones deberíamos tener con nuestros hijos, padres, abuelos, todos estos aspectos. Desde la perspectiva de los países en desarrollo, el peligro es que tomamos modelos de desarrollo sostenible de los países desarrollados. Si un modelo nos parece bueno, lo ponemos en práctica en Sudáfrica y creemos que funcionará perfectamente, ya que ha funcionado muy bien en España, el Reino Unido, Canadá o donde sea. Y, por supuesto, no funciona. Muy a menudo pienso que se debe a que no se ha tenido en cuenta el contexto cultural. El desarrollo culturalmente sostenible significa tener en cuenta los sistemas de valores, la cultura de la economía o de la sociedad en la que se aplican estas medidas.
Los objetivos del desarrollo sostenible deben tener en cuenta el contexto cultural en el que todo sucede
¿Cómo contribuye el desarrollo culturalmente sostenible al bienestar social?
El bienestar es mucho más que simplemente tener suficiente comida, asistencia sanitaria o acceso a la educación. Es un concepto mucho más amplio. También hay que tener en cuenta los sentimientos individuales o personales. Por supuesto, si pensamos en la jerarquía de necesidades, las personas que no tienen acceso a agua, asistencia sanitaria o alimentos de buena calidad no pueden pensar demasiado en otras cosas, pero una vez que se consigue esto, de repente el desarrollo cultural pasa a tener mucha importancia. Cómo nos sentimos depende de las ideas que tengamos sobre la libertad, la autoexpresión y la identidad. Esto es importante en todos los estratos de la sociedad una vez que se satisfacen las necesidades básicas. En mi opinión, el bienestar está automáticamente conectado con la cultura, ya que la forma en la que alguien de Sudáfrica e incluso diferentes grupos de Sudáfrica definen el bienestar, puede ser totalmente distinta a cómo lo definiría alguien de Europa, EE. UU. o Australia. Lo que es importante, en cada caso, difiere muchísimo y por eso también es importante tener en cuenta el contexto cultural.
¿Cómo pueden contribuir las industrias culturales al desarrollo sostenible?
Entender las industrias culturales como un sector, como un concepto, es algo bastante nuevo. Por supuesto, siempre han estado allí, pero nunca se han considerado como un único sector conectado. Siempre nos hemos referido a la industria del cine, la arquitectura o la publicidad como ámbitos separados, y el problema es que todavía están muy dispersos en términos de políticas. En Sudáfrica, por ejemplo, el Departamento de Comercio e Industria se encarga de las subvenciones para la industria cinematográfica, mientras que el Departamento de Arte y Cultura se encarga de los museos y las asociaciones profesionales. Creo que concebir el sector como un todo coherente con objetivos e ideas que, sin ser los mismos, son similares, es realmente un gran paso en la dirección correcta para contribuir a que este sector desarrolle todo su potencial y se reconozca la importancia que tiene en la sociedad. Aunque en el caso de Sudáfrica todavía no disponemos de datos, en muchos países se ha demostrado que las industrias culturales y creativas están creciendo más rápido que el resto de la economía. Son parte de este nuevo sector de servicios, y la creación y la innovación son motores de crecimiento económico muy importantes. Creo que, en un futuro, pueden aportar muchísimo al crecimiento económico general.
¿Cómo contribuye la economía, es decir, el pensamiento de los economistas a una mejor comprensión del arte y la cultura?
Bien, ¡estás hablando con una economista! Creo que por parte de los propios artistas y profesionales hay mucha resistencia a la idea de que la economía puede tener algo importante o útil que decir sobre el proceso creativo de la cultura. Seguramente esto se deba a la percepción errónea de que la economía significa dinero, así que, si eres economista, solamente te importan cosas como el dinero, las finanzas o los precios de mercado, y todo lo que se puede medir fácilmente. Pero no es realmente así. La economía está relacionada con todo, trata sobre las decisiones que tomamos en nuestra vida cotidiana, las decisiones que deben tomar los gobiernos, el bienestar (como ya hemos mencionado), el desarrollo sostenible, los medios de vida, etcétera. Todas estas dimensiones tienen cabida en la economía. La economía puede tener mucho que decir al sector del arte y la cultura, y en concreto puede ayudar a expresar los tipos de valores que se producen en el sector, de tal manera que los responsables de las políticas y la financiación lo entiendan. Gran parte de mi trabajo se centra en utilizar la teoría económica para hablar de los diferentes tipos de valor asociados a las industrias culturales y creativas, para luego explicar a los artistas que este marco les podría ser útil cuando se dirigen a los financiadores, a su propio entorno y a los responsables de las políticas del Gobierno. En cierto modo, pienso que podemos ser un puente entre los diferentes grupos de la sociedad para expresar y, en algunos casos, medir el valor cultural.
¿Qué temas podrían ser de interés para los jóvenes investigadores que empiecen sus carreras en los próximos años?
¿En economía de la cultura? Permíteme que responda como si fuera yo: creo que estaría muy interesada en esta idea de las industrias culturales y creativas como motores, no solo de crecimiento, sino también de desarrollo. La gran brecha no es tan marcada desde el punto de vista del consumidor, qué hacen y compran los usuarios y demás cuestiones, sino en el lado de la producción. Es decir, ¿cómo sucede? ¿Cómo funcionan realmente las industrias culturales y creativas? Hay muchísimos estudios de caso, datos concretos sobre la precariedad, personas con un alto nivel educativo que, por ejemplo en uno de los sectores más estudiados, el sector del cine, tienen empleos de corta duración y pasan de un contrato a otro. Pero creo que hay muchas cosas que todavía no sabemos sobre lo que sucede en otros sectores.
La creación y la innovación son motores de crecimiento económico muy importantes
Por ejemplo, ¿cómo funciona el sector de la artesanía? Parece que son pequeñas empresas estables que perduran en el tiempo. ¿Cómo funciona el sector informal? Creo que este es un campo en el que los países en desarrollo tenemos la oportunidad de jugar con ventaja, ya que, para nosotros, la norma es el sector informal. Solo una minoría trabaja a tiempo completo, con un plan de pensiones y un trabajo permanente. La mayor parte de la gente trabaja en el sector informal, en toda una serie de actividades o formas de producción diferentes. Así que, si ahora tuviera que elegir una dirección en la economía de la cultura, me gustaría investigar la producción de las industrias culturales y creativas, y las diferencias entre el contexto de los países desarrollados y los países en desarrollo.
¿Los legisladores y otras partes interesadas tienen en cuenta la investigación realizada por las universidades y los centros de investigación en Sudáfrica?
Creo que hay diferentes esferas de influencia. Si yo publico un artículo en una revista académica, no creo que haya muchas posibilidades de que algún responsable de las políticas lo lea. Por este motivo, es muy importante disponer de un sistema de comunicación paralelo como un blog, un sitio web, un breve programa político, o algo parecido. Y pienso que sí les llega. Muy recientemente, el Departamento de Arte y Cultura de Sudáfrica estableció el Observatorio Cultural, un centro de investigación sobre las industrias culturales y creativas financiado por el Gobierno. Yo formo parte de este centro y el trabajo allí consiste en llevar a cabo investigaciones que sean relevantes para la política. Esto significa que hay comunicación directa con el Departamento de Arte y Cultura cuando tratamos un tema, publicamos algo o realizamos alguna investigación, y estoy segura de que una parte de lo que hacemos tendrá repercusión en la toma de decisiones y en las políticas que se pongan en práctica. Así que hay que esforzarse un poco más, no debemos limitarnos a escribir un artículo y enviarlo a una revista. Hay un sinfín de oportunidades para que se den este tipo de diálogos e intercambios de conocimientos.
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¿Cómo aumentar el consumo cultural de las nuevas generaciones y,
especialmente, el de aquellas familias con niveles educativos más bajos?
Françoise Benhamou aporta algunas claves en esta entrevista.
¿Qué relación existe entre arte y economía? Presentamos dos obras que
estudian la importancia de la creatividad y la innovación en las artes, así
como la contribución del arte al desarrollo económico.
“Cuando hablamos de enfoques con base científica, hablamos de ir a la raíz de los problemas”
Nick Axford, Investigador principal y director de What Works, Unidad de Investigación Social de Dartington
El investigador Nick Axford reflexiona sobre las razones de que los colectivos vulnerables hayan sido los más perjudicados por la reducción de programas de ayuda motivada por la crisis económica.
En su opinión, la toma de decisiones a la hora de crear políticas de ayuda a las personas en situación de exclusión social se ve demasiado influenciada por criterios políticos. Además, estas propuestas se elaboran sin involucrar a las personas que han de beneficiarse de las mismas, lo que supone que muchos de los recursos que se destinan fracasan por ser poco eficaces.
Los parlamentarios que diseñan estos programas tienen escasa formación científica y esto les dificulta para entender la información que reciben/los datos que disponen. Intentar que, desde el principio, la aplicación de los servicios tenga bases científicas y contrastadas es algo muy importante.
En Europa, la crisis económica ha producido recortes en políticas y programas. ¿Cuáles han sido sus peores consecuencias para la capacidad de atender a las necesidades infantiles?
Creo que la peor consecuencia de la crisis económica para la capacidad de atender a las necesidades infantiles, por lo menos en el Reino Unido, ha sido el aumento de las privaciones, de las penurias económicas familiares, de la pobreza. Está claro que se recurre más a los bancos de alimentos. No sé si los hay en España, son lugares para adquirir comida gratis o muy barata. Quienes ofrecen servicios y diseñan las políticas tienen que tomar decisiones muy difíciles sobre qué servicios deben mantenerse y cuáles hay que recortar. Cada vez se tienen que recortar más servicios quizá preventivos y de intervención precoz, porque se intenta mantener prestaciones para las familias más necesitadas y ayudar siempre a las que están en crisis. Evidentemente, es una época muy difícil para todos
¿Por qué los programas que fomentan el apego parental son tan importantes para el bienestar infantil? ¿Les ha afectado la crisis económica?
No sé si la crisis económica ha tenido un especial impacto en esos programas infantiles, que contribuyen al apego de padres y madres. La importancia del apego radica en que es la base de muchas de las cosas que harán los niños, de las relaciones con sus progenitores, claro está, de su comportamiento, su propio bienestar emocional, etc. Los niños que carecen de un buen vínculo con sus padres tendrán diversos problemas, infantiles y posiblemente posteriores. Pero no es algo incuestionable, aquí no hay determinismo, las cosas pueden cambiar, pero esto es importante. Como dice usted, existen muchos programas que intentan contribuir a que padres e hijos desarrollen vínculos en los primeros años.
¿Qué ha tenido más influencia en quienes diseñan las políticas a la hora de definir las prioridades respecto al bienestar infantil, los datos científicos, el análisis coste-beneficio o las encuestas?
Creo que en las decisiones políticas influyen varios factores. A veces creo que a sus responsables sólo les influyen sus intereses particulares, alguna experiencia personal o gente con la que han hablado. Al diseñar intervenciones, sobre todo los políticos, si hablan con ciertos sectores y les mencionan ciertas cosas, éstas se convierten en prioridad. También creo que tienen en cuenta otros elementos, a veces, por supuesto, datos científicos, aunque no tanto como nos gustaría. Desde luego, en el Reino Unido, quienes diseñan las políticas, sobre todo los parlamentarios, tienen escasa formación científica, así que su comprensión de la información suele ser escasa, y eso es un problema. Las encuestas, seguro, y la opinión de los consumidores, deben de influir. Pero nosotros, como organización, intentamos que en esas decisiones influya más la información sobre lo que funciona y no funciona, y, por supuesto, los estudios de ámbito local o nacional que ponen de manifiesto las necesidades familiares en una determinada zona.
En la actualidad hay muchos ejemplos y experiencias del ámbito local que se utilizan para mejorar el rendimiento escolar de los niños de familias pobres. ¿Se podrían también aplicar a nivel nacional?
Es una pregunta interesante. Se suele decir que hay políticas o programas que funcionan localmente, pero quizá no a nivel nacional. Es importante que las cosas partan de lo local y allí se pongan a prueba, porque a veces hay contextos locales transcendentales. Y me parece que diseñar intervenciones, programas y políticas en su contexto, considerando en qué situación se van a aplicar, es esencial. Así que, involucrar a la gente en el diseño de esas intervenciones y servicios, ya sean profesionales locales, profesores, sanitarios, trabajadores sociales o consumidores reales o potenciales, me parece que es muy importante y útil. Si no lo hacemos, corremos el peligro de diseñar cosas que nunca se usen o nunca se pongan en marcha. Al mismo tiempo, me parece que esa idea de que los niños o las familias de una zona son distintos a los niños o familias de otra a veces se exagera. Sabemos que los factores que influyen en cosas como el bienestar y el comportamiento infantiles suelen ser iguales en todas partes. A veces se dice en el Reino Unido que “A mis hijos…” o “A los niños de aquí no los beneficiará esto”, y yo no me lo creo. No siempre es así. Pero nuestro campo sí tiene ante sí un reto: la capacidad de exportar intervenciones. Se suele pensar que eso tiene que ver con trasladarlas de un país a otro y con la eficacia, en un país, de algo creado en otro. Pero creo que esto también se podría decir del entorno local, o de lo local que se hace nacional. Algunos programas se exportan bien y otros menos bien, y es necesario investigar más en esa dirección.
En su artículo “Servicios para la infancia en España” se afirma que aquí no ha habido “una reflexión general sobre la calidad” de esos servicios. ¿Cuáles serían sus principales recomendaciones a este respecto?
Esa es una cuestión de calado: cómo mejorar la calidad de los servicios. Hay varias cosas. Es decir, en primer lugar, está el diseño general de los servicios para la infancia y la familia, en el que sin duda tienen que influir los datos sobre desarrollo infantil, sobre lo que funciona, y desde luego nosotros estamos trabajando en eso y también muchos otros investigadores. Así que, intentar desde el principio que la aplicación de los servicios tenga bases científicas y contrastadas es algo muy importante. Ya he dicho que es preciso que en ellos influyan quienes van a utilizarlos y quienes van a ponerlos en marcha, que también deben poder opinar sobre su diseño. Está claro que hay que poner a prueba lo que hacemos y descubrir qué funciona y qué no funciona, y después introducir mejoras, para evitar que, por ejemplo, los programas no se ofrezcan… o las intervenciones no se apliquen adecuadamente, por quien debe hacerlo, con la duración correcta. Hay que recabar esos datos y reflexionar constantemente sobre ellos, sin esperar al final de la intervención. Hay que reflexionar permanentemente. Es esencial. Esas serían algunas de mis recomendaciones.
¿Qué opinión le merece que en España la educación preescolar no sea ni obligatoria ni gratuita y que en muchas comunidades autónomas muchas familias no se la puedan permitir?
Está claro que las familias tienen un papel esencial en la educación infantil temprana. Los niños pasan casi todo el tiempo con la familia y eso es determinante. Así que, cualquier cosa que fomente la interacción entre la familia y el niño será fundamental. Pero también sabemos que el ciclo de preescolar es muy importante, sobre todo para los niños más desfavorecidos. Hay indicios muy sólidos al respecto, sobre cómo puede contribuir a mejorar el desarrollo, en todos sus aspectos: social, emocional, físico, etc. Su importancia parece evidente y también hay indicios de que puede tener beneficios a largo plazo. Se trata entonces de compensar bien el peso de la educación preescolar con el apoyo que se da a las familias, al cuidado de los niños en el hogar. La mayoría de los programas ya no se limitan a ayudar al niño, sino que ayudan al conjunto de la familia, a los progenitores a relacionarse con sus hijos.
La Unidad de Investigación Social de Dartington representa una forma de diseñar servicios basada en datos científicos. ¿Es éste el enfoque más útil a la hora de concebir servicios públicos?
Sí, de manera que cabría pensar que la base científica fuera habitual. Pero es menos habitual, mucho menos habitual de lo que cabría imaginar. Me parece que cuando hablamos de enfoques con base científica hablamos de comprender cómo surgen los problemas, es decir, de comprender lo que a veces denominamos el riesgo y los factores de protección que conlleva la aparición de los problemas. Los factores de riesgo son los que propician los malos resultados, los de protección operan en el contexto del riesgo para intentar proteger a los niños y sus familias de ese riesgo. Y hay muchos excelentes estudios sobre los factores que causan los problemas y cómo interactúan. El desarrollo de servicios con una base más científica se basaría en esa concepción, y se preguntaría cosas como ¿qué sabemos que es eficaz para afrontar ciertos factores de riesgo? o ¿y si fomentamos ciertos factores de protección? Como ya he dicho, un enfoque de base científica tendría en cuenta lo que piensan los profesionales y también los usuarios del servicio. No creo que esos elementos deban ser incompatibles, todo puede formar parte de un enfoque de base científica.
¿Cuál es la aportación fundamental de Dartington a la reformulación del diseño de los servicios para la infancia?
Me parece que lo más importante que estamos haciendo, algo interesante, es pensar más en cómo adaptar los programas y cómo revisar con rapidez las intervenciones; además de ayudar a diseñar nuevas intervenciones o adaptar las existentes, ya sea incorporando datos científicos o incorporando las opiniones de profesionales o usuarios. Ahora nos interesa mucho revisar los programas, recoger datos y reflexionar sobre ellos con rapidez. En lugar de esperar al final de una intervención, al final del servicio, para descubrir si ha funcionado o qué le gusta a la gente, nos interesa recoger datos y observarlos, todo en tiempo real: por ejemplo, datos semanales o mensuales, y poder introducir cambios sobre la marcha. Eso es algo en lo que estamos trabajando mucho ahora, sobre todo con el programa Family Nurse Partnership (FNP), de atención domiciliaria a madres jóvenes desfavorecidas.
Usted insiste en la necesidad de investigar con datos que sean fáciles de interpretar. ¿Cree usted que los investigadores sociales se comunican con suficiente claridad?
Eso depende, creo que algunos trabajadores sociales trasmiten sus investigaciones con claridad y otros no. A veces hojeo las revistas académicas y no entiendo el título de la mitad de los artículos, y yo trabajo en ese mismo campo: ¡es un poco preocupante! Creo que las cosas han mejorado en los últimos años. Los académicos son más conscientes de la necesidad de comunicarse con un lenguaje sencillo. A veces te encuentras conclusiones de investigaciones explicadas con términos técnicos, pero al lado hay un resumen más sencillo. Creo que cada vez será más habitual intentar trasmitir las investigaciones con términos comprensibles para los usuarios y tratar de difundir así los resultados. Además, está claro que hay formas más innovadoras de difundir la información. Ya no sólo hay textos. Cada vez se recurre más a los medios visuales: la visualización de datos es un entorno muy prometedor, y también cosas como las entrevistas y los vídeos. Estamos mejor, pero queda mucho camino por recorrer.
¿Podría decirnos cuáles son, en la actualidad, sus principales líneas de trabajo y proyectos? ¿Cree que próximamente tendrá nuevos hallazgos?
Mi principal labor en este momento es terminar unas pruebas de control aleatorio que nuestra unidad ha venido realizando en los últimos años y que tienen que ver con la prevención de comportamientos antisociales y actos delictivos. Por ejemplo, hay un programa de prevención de la violencia en parejas de escolares. En esas cosas estamos. Una escuela para padres y madres, y otro programa de tutelaje para jóvenes. De todos ellos daremos cuenta el año próximo. También acabamos de finalizar las pruebas de un programa de prevención del acoso escolar finlandés, que se ha puesto en marcha en el Reino Unido. Ha sido un proyecto especialmente interesante, porque se centra en el papel del espectador, no del matón ni de la víctima, sino de quien asiste al abuso, y en cómo puede animar o desmotivar al acosador. Es un estudio interesante. También estamos trabajando en una parte del programa Family Nurse Partnership, un proyecto de atención domiciliaria de base empírica para madres jóvenes desfavorecidas, que el año pasado evaluó en el Reino Unido otro centro, no el nuestro. Se hizo una prueba de control aleatorio, que descubrió que no tenía impacto, o prácticamente ninguno. Así que colaboramos con ese FNP para adaptar partes del programa, tanto su contenido clínico como todo su procedimiento de aplicación. Y estamos comprobando sus resultados y la opinión de los usuarios, de los clientes, pero también cómo aplican los enfermeros la versión adaptada. Es un programa muy estimulante para nosotros, que nos permite recoger datos y observarlos con regularidad, de forma repetitiva.
Un experimento con un equipo de fútbol amateur revela dificultades de
integración social para las personas de origen extranjero. Ante perfiles
similares, los responsables del equipo se inclinaron por jugadores con
nombres locales.
¿Puede el fútbol modular la opinión sobre la inmigración? Según este
estudio, entre los seguidores de un club, cuando su equipo gana gracias a
los jugadores extranjeros, la inmigración se percibe de manera positiva.
¿Los ayuntamientos españoles reflejan la diversidad de origen de la
población? Analizamos el acceso de los inmigrantes a la política local y si
existen diferencias entre los distintos colectivos extranjeros.
¿Tenemos una educación de calidad? Analizamos en este informe tres
dimensiones fundamentales: acceso a un nivel educativo suficiente,
obtención de conocimientos adecuados que contribuyan al desarrollo
económico y social y grado inclusivo del sistema educativo.
Cuatro de cada diez trabajadores en España, que tienen o buscan empleo,
estarían dispuestos a ir a vivir a otro lugar. Los ingresos y la carrera
profesional asociados a la movilidad social ascendente son los motivos
principales para la movilidad interregional.
Las personas que se informan a través de las redes sociales dan mayor
credibilidad a fake news. Este estudio subraya la dificultad de combatir
eficazmente la información errónea.
Entre los años 1998 y 2008, el porcentaje de población inmigrante en España
pasó del 3 % al 13 %. ¿Favoreció esto la aparición de guetos o hubo
equilibrio en las zonas residenciales entre autóctonos e inmigrantes?
«Es prioritario regular el trabajo de los inmigrantes indocumentados en el sector del cuidado»
Giovanni Lamura, Investigador en el Instituto Nacional de Salud y Ciencia del Envejecimiento (INRCA) de Ancona, Italia
Giovanni Lamura es responsable del Centro de Investigación Socioeconómica sobre el Envejecimiento, que forma parte del INRCA (Istituto Nazionale di Riposo e Cura per Anziani). Licenciado en Económicas, realizó el doctorado sobre el curso de la vida y las políticas sociales en la Universidad de Bremen (Alemania) y ha sido investigador visitante en la Universidad de Hamburgo-Eppendorf (Alemania) en 2006-2007 y el Centro Europeo de Investigación y Políticas de Bienestar Social en Viena (Austria) en 2010-2011. Su investigación se ha centrado en familia y cuidados a largo plazo, cuidadores inmigrantes, prevención de maltrato a mayores, apoyo basado en las TIC para cuidadores informales, solidaridad intergeneracional, e investigación interdisciplinaria sobre el envejecimiento.
Economista de formación, Giovanni Lamura ha centrado toda su carrera en la investigación socioeconómica relacionada con el envejecimiento, un campo vocacional para él: en su juventud escogió, en lugar de hacer el servicio militar, trabajar como cuidador de ancianos en el municipio de Saltara (Pesaro, Italia central). Treinta años después de aquella primera experiencia, reflexiona sobre la situación actual de los sistemas de atención a la dependencia, cuya sostenibilidad está puesta en cuestión en muchos lugares de Europa.
¿Nos enfrentamos a una «crisis de cuidado», en la que los cuidadores informales serán cada vez menos y con menos disponibilidad para cuidar de sus familiares mayores. ¿Hasta qué punto es preocupante esta situación?
No me gusta el término crisis. Parece que sea algo repentino, inesperado. Todos sabíamos que esta situación iba a llegar. Y en realidad, la demografía es aún favorable: los baby boomers están llegando ahora a la edad de jubilación. La mayoría de los cuidadores informales tienen entre 50 y 60 años y están cuidando a sus padres. Por otro lado, están los cónyuges, que sí son personas de edad muy avanzada. Entre ambos conforman el grupo de población más grande, así que demográficamente no nos enfrentamos a un problema grave hoy en día. La cuestión es que la tendencia a alargar la vida laboral está poniendo bajo presión a estas personas.
Es decir, en un futuro próximo, los que hoy están en edad laboral serán menos capaces de proporcionar atención porque tendrán que trabajar más tiempo.
Bueno, en algunos casos ya está pasando. En Italia hubo una gran reforma laboral hace cinco años y se fijó la edad de jubilación en los 67 años. ¡Es muy tarde! Lo mismo ocurre en los países del norte de Europa. Pero observo otros problemas mayores: la reducción de prestaciones públicas a causa de las limitaciones financieras está trasladando a las familias algunos servicios de cuidado que tradicionalmente brindaba la atención pública.
¿Se dan estos mismos desafíos en los países del norte y en los del sur de Europa?
En los países escandinavos se invierte mucho más dinero en configurar el sistema de atención. Es mucho más profesionalizado. En el pasado era más residencial, y ahora está más enfocado a los cuidados en el hogar. En el sur, por otro lado, los mayores están menos dispuestos a ir a una residencia porque hay un concepto diferente del hogar y la gente mayor quiere permanecer en casa, aunque no estén en las mejores condiciones.
Entonces, el dinero desempeña un papel…
Ciertamente, los países escandinavos invierten mucho más en los cuidados de larga duración que los países mediterráneos y del este de Europa. Pero también es una cuestión de preferencias y de diseño del sistema. En el sur de Europa, y también en algunos países de la Europa Central como Alemania y Austria, se aprecia un patrón consistente en ofrecer dinero a las familias (en vez de prestaciones) para que sean estas las que obtengan los servicios por su cuenta. ¿Y qué es lo que ocurre entonces? Las familias recurren al «mercado negro».
¿En busca de qué?
De trabajadores inmigrantes. Las familias compran un servicio más barato y no declarado, pues es la única manera de que el cuidado informal resulte asequible en algunos países. Esto ocurre en España e Italia, por ejemplo. Y muchos gobiernos están cerrando no uno, sino los dos los ojos ante esta situación, que permiten porque es lo más fácil para ellos.
Por otro lado, son trabajadores sin preparación...
Correcto, la capacitación de los trabajadores y la calidad del servicio es otro problema. Todo está relacionado. No puedes esperar cuidadores preparados si los buscas en el mercado negro. Todo está conectado: explotación de los inmigrantes, baja calidad de los servicios y contribuciones que no se pagan.
Ante este panorama, ¿cuáles son las políticas que se deberían priorizar hoy para hacer frente a todos estos problemas?
En los países mediterráneos, la cuestión de regular el trabajo de los inmigrantes indocumentados debería ser una prioridad. No es aceptable que se conviertan en otras víctimas de este sistema. En su situación actual no tendrán pensión, ni acceso al sistema sanitario, ni paro.
¿Cuáles son los problemas en el norte de Europa?
La cuestión de los cuidadores indocumentados y contratados en negro no es exclusiva de los países del sur. Por otra parte, los países escandinavos se enfrentan a un problema de sostenibilidad del sistema. La esperanza de vida sigue creciendo, así que será necesario seguir invirtiendo mucho dinero en prevención para que las personas envejezcan de forma activa y saludable. Los cuidados a largo plazo son muy costosos, y está por ver que se pueda mantener este nivel de inversión a lo largo del tiempo.
Entonces, ¿qué elementos de los modelos nórdicos se podrían importar más fácilmente?
Lo ideal sería implantar un sistema de cuidados a largo plazo como el que prevé la Ley de la Dependencia en España, por ejemplo, y a la vez exigir el reconocimiento del trabajo de los cuidadores inmigrantes. Habría que invertir más y ser muy estrictos en el control del dinero destinado a las familias para el cuidado de los mayores. Es decir, te asigno una prestación y tú, a cambio, tienes que emplear de manera regular a personas con la formación adecuada para certificar que provean servicios de cuidado de alta calidad. Este es el camino más fácil para transferir a los países mediterráneos los servicios profesionales de los sistemas del norte de Europa.
Y a la inversa, ¿hay algo que los nórdicos puedan envidiar de nosotros?
El cuidado personal que proveen los cuidadores inmigrantes es algo que muchos países nórdicos envidian de España o Italia, en especial, por su extensión: cuidados las 24 horas del día, incluidas noches, y en muchos casos seis días a la semana. El problema es que esto es explotación laboral, pero la realidad es que esto es precisamente lo que necesitan muchas personas mayores dependientes que no pueden pagar una residencia.
¿Cuál es el perfil dominante del cuidador informal en Europa?
En los países escandinavos son principalmente los cónyuges. Muchos no quieren que sus hijos se ocupen de ellos, o al menos no tanto como en los países mediterráneos, donde aún hay muchos hijos, y sobre todo hijas, que cuidan a sus padres.
Se suele hablar de «carga de cuidado» en términos negativos. Pero ¿hay algún efecto positivo en la asunción de cuidados?
Sí, claro que hay efectos positivos. Cuando alguien decide ejercer de cuidador por voluntad propia, generalmente se crea un vínculo interpersonal muy sólido con la persona a la que se asiste. Además del afecto recibido, beneficiar a alguien mediante cuidados fortalece la identidad del cuidador. Yo diría que este es el principal aspecto positivo.
Sin embargo, los cuidadores están poco reconocidos en la sociedad...
Sí, ocurre en muchos lugares, y me temo que los propios médicos han influido negativamente pues no tienen en cuenta el trabajo de los cuidadores ni sus opiniones sobre las personas a su cargo.
¿Cuáles son los apoyos formales que a su juicio necesitan los cuidadores para desempeñar de manera sostenible las tareas de cuidado?
En primer lugar, el papel del cuidador debe ser reconocido. Tiene que haber una evaluación formal en el comienzo del proceso para entender qué necesidades puede tener el cuidador, porque si no corre el peligro de convertirse en la segunda víctima de la enfermedad de la persona mayor; en segundo lugar, asesoramiento, con el doble fin de ofrecer oportunidades de crecimiento para el cuidador y de aliviar su carga de trabajo. Para los cuidadores son muy importantes los grupos de apoyo que permiten conocer a otras personas que están en la misma condición. De este modo se rompe el aislamiento de muchos cuidadores, gente que a menudo está atrapada en hogares, de los que prácticamente no salen. El cuidador debe tener su propia vida personal; en tercer lugar, formación. Y finalmente, las tecnologías, que también ayudan mucho. En realidad, todos estos apoyos están interconectados.
Analicemos alguno de estos aspectos en detalle. ¿Qué papel desempeña la formación?
Si le preguntas a los cuidadores, muchos te dirán: «Yo no necesito ninguna formación. Ya sé lo que tengo que hacer». Pero esto no es verdad. No hay que dar por sentado que, por el hecho de saber cómo tratar algunos aspectos específicos de la enfermedad, o simplemente por hacer lo que siempre has hecho, no tienes nada que aprender. Soy partidario de diseñar un paquete de formación inicial que sea eficaz para las distintas formas de implicación de los cuidadores, porque también es cierto que en muchas ocasiones no se necesita un perfil muy alto de profesionalización para este trabajo.
¿Cómo se debería proveer esta formación?
Debería hacerse de la manera menos invasiva posible para las vidas de los cuidadores. Hay que ser consciente de que muchos tendrán dificultades para asistir a esta formación, porque tienen personas a su cargo. Así que habría que proveerles de sustitutos ocasionales.
¿Qué competencias deberían fomentarse en los cuidadores?
Más allá de las cuestiones técnicas, creo que la más importante es la habilidad para ser respetuoso todo el tiempo. Porque cuando el cuidado informal se convierte en un hábito permanente, a menudo el cuidado se transforma en abuso. ¡Y ni siquiera se es consciente de ello! Por eso, permanecer sensible a la situación del otro es muy importante.
Dentro de la provisión de cuidados, ¿qué papel desempeña el voluntariado?
Su utilidad depende de la organización del voluntariado. En algunos lugares hay asociaciones muy potentes que ofrecen un apoyo muy importante. El reverso de la moneda es que nadie está obligado a hacer voluntariado, como la propia palabra indica, así que hay mucha rotación. Lo que yo sugeriría es hacer campañas dirigidas a los jóvenes, especialmente en países afectados por el desempleo juvenil, como España. Creo que a los jóvenes les conviene involucrarse en el voluntariado destinado a las personas mayores, porque les ayudará a entender cómo van a acabar sus vidas: «Mira, ahora eres fuerte, estás en forma, pero al final de tus días esto es lo que te va a pasar». Es una buena lección de vida.
Pero la realidad es que el sector del cuidado no resulta muy atractivo para los jóvenes….
Por eso digo que se ha de invertir en campañas para sensibilizar a la población y a la gente joven en particular. A menudo me pregunto, y creo que todos deberíamos preguntarnos: ¿por qué es tan mala la imagen del cuidado de personas mayores? Creo que es una oportunidad para los jóvenes de darse cuenta de hasta qué punto podrían ser útiles y necesarios para alguien. ¡Ni se lo imaginan! Estoy convencido de que la atención a la dependencia podría cambiar la vida de muchos jóvenes, pero lamentablemente muchos consideran que la vejez les queda muy lejos...
Por último, la introducción de tecnología en el cuidado (welfare technologies), ¿hasta qué punto puede ser una solución que contribuya a la sostenibilidad de los sistemas de cuidado? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene?
Las tecnologías permiten hacer las tareas más rápido, facilitan a las personas estar en contacto, compartir información e incluso proveen mejores herramientas de trabajo. Pero detrás de todo esto tiene que haber una persona sensible, porque si no hay una intermediación humana, las tecnologías no resuelven nada por sí solas.
El inconveniente es que no son fáciles de usar. Y no me refiero solo a los usuarios: la principal barrera para usar la tecnología en el campo del cuidado de personas mayores son los profesionales. Por una parte, están preocupados porque algunas tecnologías supongan la pérdida de sus puestos de trabajo; y por otra parte, simplemente no saben usarlas y, además, no reciben la suficiente formación. Muchos trabajadores del sector no son personas jóvenes, sino de mediana edad. Son reacios a aprender algo nuevo en el trabajo. Es un obstáculo importante y necesitamos invertir en formación para superarlo.
Entrevista por
Juan Manuel García Campos
Periodista de La Vanguardia
Clasificación
Autor
Giovanni Lamura , Investigador en el Instituto Nacional de Salud y Ciencia del Envejecimiento (INRCA) de Ancona, Italia
Un experimento con un equipo de fútbol amateur revela dificultades de
integración social para las personas de origen extranjero. Ante perfiles
similares, los responsables del equipo se inclinaron por jugadores con
nombres locales.
¿Puede el fútbol modular la opinión sobre la inmigración? Según este
estudio, entre los seguidores de un club, cuando su equipo gana gracias a
los jugadores extranjeros, la inmigración se percibe de manera positiva.
Las búsquedas en Google de conceptos como pasaporte, salario o atención
social, así como del país de destino deseado, pueden aportar pistas sobre
tendencias de flujos migratorios.
¿Los ayuntamientos españoles reflejan la diversidad de origen de la
población? Analizamos el acceso de los inmigrantes a la política local y si
existen diferencias entre los distintos colectivos extranjeros.
¿Qué hacer con los jóvenes refugiados no acompañados a quienes a los 18
años se les retira la tutela estatal? En Bélgica, apostaron por un
acompañamiento integral individualizado y el apoyo de jóvenes autóctonos
con los que cohabitaban.
Cuatro de cada diez trabajadores en España, que tienen o buscan empleo,
estarían dispuestos a ir a vivir a otro lugar. Los ingresos y la carrera
profesional asociados a la movilidad social ascendente son los motivos
principales para la movilidad interregional.
Las personas que se informan a través de las redes sociales dan mayor
credibilidad a fake news. Este estudio subraya la dificultad de combatir
eficazmente la información errónea.
Entre los años 1998 y 2008, el porcentaje de población inmigrante en España
pasó del 3 % al 13 %. ¿Favoreció esto la aparición de guetos o hubo
equilibrio en las zonas residenciales entre autóctonos e inmigrantes?
«La ‘recapacitación’ es una nueva forma de trabajar, con el objetivo de mejorar la independencia de los mayores»
Tine Rostgaard, Profesora de Ciudadanía y Personas Mayores, Departamento de Ciencia Política, Universidad de Aalborg (Dinamarca)
Tine Rostgaard es profesora de Ciudadanía y Personas Mayores en la Universidad de Aalborg en Dinamarca. Su investigación se centra en las políticas de atención social para las personas mayores, y tiene un interés especial en comprender las prácticas del cuidado y cómo influyen en la calidad del mismo. Es presidenta de la Sociedad Danesa de Gerontología y también editora de Elderly and Society.
La recapacitación es un proceso de reaprendizaje destinado a las personas con dependencia moderada cuyo fin es ayudarles a realizar con autonomía las actividades de su vida diaria para que puedan permanecer en sus casas el mayor tiempo posible. Los programas se llevan a cabo antes de que a la persona se le asigne un recurso de ayuda (servicio de ayuda a domicilio, centro de día, residencia a largo plazo, etcétera). Recientemente la Comisión Europea ha destacado los esfuerzos de Dinamarca por implementar políticas de recapacitación como una iniciativa innovadora que reduce los desafíos que deben afrontar los sistemas de cuidado. Tine Rostgaard es cocreadora y una de las máximas impulsoras de este programa, que se aplica con un éxito notable en varios países del norte de Europa, Australia y Nueva Zelanda.
En los últimos años se ha puesto en cuestión la sostenibilidad de los sistemas de atención a la dependencia y se habla de una futura crisis en el cuidado. ¿Cuáles son, a su juicio, los factores que pueden poner en peligro el sistema actual?
El verdadero reto es el envejecimiento. Los cambios en la demografía –nacen menos niños y se alarga la vida de la población– implican que habrá más gente que necesitará cuidados en la última etapa de su vida. Calculamos para el año 2060 un 100% de aumento en el coste de los cuidados a personas mayores respecto al día de hoy. Es un incremento notable que supone un gran reto.
También tenemos un reto en lo que se refiere a quién debe cuidar a las personas mayores. La media de edad de los trabajadores del sector es cada vez más alta, tanto los empleados formales (los profesionales) como los informales (familiares que cuidan a sus mayores). Pocos jóvenes buscan trabajo en este sector y los que lo hacen no mantienen su puesto mucho tiempo, pues este trabajo no resulta atractivo, ni siquiera en países con un sistema eficaz de atención a la dependencia. Por eso, hemos de mejorar el reclutamiento y la retención del personal.
Se ha producido un cambio en la mentalidad de las mujeres y de la gente mayor. Tradicionalmente, las mujeres se han hecho cargo de los familiares mayores. Pero hoy ya no es tan habitual que las familias vivan juntas: los jóvenes se independizan antes, emigran o se mudan a las ciudades. Y los mayores con frecuencia prefieren vivir por su cuenta y no depender de miembros de su familia. Esto es común a todos los sistemas culturales.
En definitiva, sí, tenemos muchos retos.
¿Cuáles son las políticas que deberíamos priorizar hoy para hacer frente a las situaciones futuras?
Las políticas en las que debemos concentrarnos están en la línea de la recapacitación (políticas de rehabilitación domiciliaria de tiempo limitado). Para prevenir la dependencia hay que invertir en las personas mayores para que sean capaces de gestionar sus situaciones vitales durante el mayor tiempo posible. También es necesario que los cuidadores informales puedan atender a sus seres queridos y a la vez mantener el puesto de trabajo. Para ello hay que impulsar nuevas políticas laborales que permitan que la gente pueda tomarse unas horas libres o un día completo para cuidar de sus padres o abuelos. Y los cuidadores formales deben recibir un salario justo y obtener un mayor reconocimiento social por el trabajo que realizan.
¿Qué es la recapacitación? ¿En qué sentido es una política innovadora respecto a las prácticas más consolidadas en este ámbito?
La recapacitación (reablement) es una nueva forma de trabajar cuyo objetivo esencial es mejorar la independencia de las personas mayores. En la manera tradicional de proveer cuidados en el hogar, el trabajador social acude a casa de la persona mayor y la asiste en sus necesidades básicas: levantarse de la cama, asearse, vestirse y limpiar la casa. Con las políticas de la recapacitación, lo primero es preguntarle a la persona mayor cuáles son sus necesidades y metas, qué le gustaría lograr: ¿Le gustaría ser capaz de salir de casa? ¿Ir a comprar? ¿Cómo podemos asistirle para gestionar sus tareas diarias, de modo que no tenga usted que depender de que venga alguien a ayudarle? Es un programa orientado a lograr objetivos.
¿En qué consiste la recapacitación? ¿Cómo se aplica técnicamente?
El programa consiste en una intervención que dura 12 semanas. Mantenemos la figura de un cuidador que se desplaza al hogar de la persona, pero en este caso es un terapeuta. Se trabaja la forma física de la persona mayor mediante ejercicios para fortalecer sus músculos. A la vez, se le enseña a usar dispositivos de asistencia personal (andadores, elevadores de la cama y otros objetos ergonómicos). No hablamos de dispositivos digitales, sino de tecnologías muy simples que las personas mayores usan activamente. En cambio, rechazan las más complejas porque creen que no serán capaces de utilizarlas.
Para aumentar la calidad de vida de los mayores hay que ayudarles a ser más independientes.
El foco del programa está en hacer las cosas de una forma distinta: aprender unas rutinas, hacer las tareas de acuerdo con los recursos disponibles y, en definitiva, ir un paso más allá de la manera tradicional de proporcionar cuidados en el hogar, que consiste básicamente en que otra persona haga las cosas por ti.
¿Cuáles son los beneficios de la recapacitación? ¿Qué ventajas tiene respecto a la rehabilitación que se practica en los centros de día y en las residencias ?
Está orientada a objetivos concretos. Una de las personas con las que hablé me contó que su hija vivía en el segundo piso de su mismo edificio, pero ella no podía subir las escaleras para visitarla. Mejorar su forma física era la manera de valerse por sí misma y así poder ver a sus nietos más a menudo. Además nos aseguramos de que fuera capaz de llevar a cabo por sí misma las tareas personales y las del hogar.
Pero esto supone que las personas mayores tendrán que trabajar más...
Sí, es cierto. En este punto el sistema es tal vez demasiado ambicioso y recibe algunas críticas. Los beneficiarios de los programas me dicen a menudo: «Puedo apreciar los beneficios de levantarme de la cama por mi cuenta, vestirme, bañarme… ¿Pero cuál es el beneficio para mí de volver a limpiar la casa como hacía antes?» Entiendo esta postura, es normal que resulte algo chocante.
Lo cierto es que el hecho de que los servicios municipales aspiren a que los beneficiarios del sistema realicen la limpieza de su hogar, aunque genere controversia, es importante de cara a la sostenibilidad de los sistemas de atención a la dependencia. Si las personas mayores son capaces de realizar estas tareas por sus propios medios, los servicios municipales ahorrarán dinero. Así que, idealmente, estas políticas producen un doble beneficio: por un lado, lograr que las personas mayores sean más independientes y tengan mejor calidad de vida; y por otro, sirven para ahorrar dinero de los servicios públicos.
¿Existen pruebas de la eficiencia de la puesta en marcha de las políticas de recapacitación respecto a la calidad de vida y la ganancia de control e independencia?
Sabemos que el programa tiene un gran efecto en cuanto a la ganancia de calidad de vida. Las personas ganan independencia y se sienten más confiadas para hacer las tareas por su cuenta. Así lo demuestran los resultados de algunas investigaciones noruegas.
En Dinamarca aún no disponemos de resultados concretos porque estamos en una etapa muy temprana de la implantación a nivel nacional del programa, pero tenemos indicadores que demuestran que estos sistemas ayudan a ser más independientes y, por tanto, necesitan menos ayuda una vez que concluye el programa.
¿Existen evidencias sobre los efectos del programa en los costes de los sistemas de cuidado?
Algunos resultados provisionales sugieren que el 20% de las personas mayores que se han beneficiado de programas de recapacitación no necesitan ningún otro servicio después de las 12 semanas de intervención. Esto nos permite hacernos una idea del ahorro que supone en los costes de los servicios sociales.
El usuario tipo de los programas de recapacitación es una persona que sufre un grado de dependencia moderada.
No obstante, será importante calcular bien cuál es el retorno de la inversión y los costes a la hora de implantar el programa. Al principio cuesta mucho dinero porque es bastante intensivo. Así que debemos ser muy meticulosos a la hora de evaluar si el programa sigue costando tanto en fases posteriores de su implementación, o bien si resulta costoso al principio y posteriormente decrecen los gastos. Este análisis nos dará la clave para saber si la recapacitación supone ahorros para la Administración o no.
¿Qué perfil tienen los beneficiarios de la recapacitación?
El usuario tipo es una persona que sufre un grado de dependencia moderada. Es decir, no son personas con problemas severos o discapacidades serias, ni personas con demencia temprana, sino personas que viven en su propio hogar y tienen necesidades de apoyo intermitente o limitaciones en su autonomía personal.
¿Qué sucede si la persona no se beneficia de esos programas de recapacitación o no puede participar en ellos?
Resulta problemático aplicar estos programas a personas que sufren demencia senil u otro tipo de discapacidad cognitiva, porque una parte esencial de la recapacitación consiste en hablar con ellas y saber qué objetivos tienen. La persona debe ser capaz de satisfacer sus rutinas diarias y de comprometerse a colaborar con sus cuidadores. Y ello requiere un cierto nivel de competencias cognitivas.
No obstante, estamos intentando expandir el programa para incluir a la gente que sufre demencia. E incluso lo hemos llegado a usar con bastante éxito con enfermos terminales, ayudándoles a mejorar su calidad de vida en sus últimos días.
¿Desde cuándo se aplican en Dinamarca estos programas de recapacitación?
Este sistema ya funcionaba en 2007 en 98 municipios de Dinamarca. Pero desde 2015 todos los municipios daneses deben utilizarlo. Ahora está en la legislación.
¿En qué otros países se aplica el programa? ¿Hay experiencias similares en los países del arco mediterráneo?
Noruega tiene bastante experiencia en el uso de la recapacitación; también se aplica en Inglaterra, Escocia, los Países Bajos, Nueva Zelanda y Australia.
En cuanto a los países del sur de Europa, cabe destacar que existe una brecha bastante profunda respecto a los países escandinavos, no solo en lo que se refiere al uso de estos programas, sino a la manera de organizar los sistemas de atención a la dependencia en general. En los países del norte de Europa tenemos una estructura formal del sistema de cuidado más sólida. Confiamos en que el Gobierno aporte soluciones para mejorar nuestro bienestar. Para eso pagamos impuestos. Disponemos de unos servicios sociales mucho más generosos: el 14% de los mayores de 65 años reciben gratuitamente cuidados en el hogar. Esto no ocurre en muchos países del sur de Europa.
¿Lo atribuye a una cuestión cultural o económica?
Diría que por una combinación de ambas. No sé decir si fue antes el huevo o la gallina. Por otra parte, nosotros vivimos en unas sociedades más individualizadas. No esperamos que sean las familias las que cuiden de sus mayores. Eso no significa que no nos importen. De hecho, en algunas de las investigaciones que he consultado sobre la soledad de las personas mayores he observado que, aunque en los países del norte las personas mayores viven más a menudo por su cuenta, existen unas proporciones más altas de soledad en los países del sur, incluyendo España.
Vivir en familia no siempre implica que te sientas partícipe de relaciones de afecto significativas para ti…
Por supuesto. Otro factor que contribuye a la soledad es que en países como España hay muchas personas de edad avanzada obligadas a cuidar a su cónyuge, que a menudo está enfermo. Estas personas se sienten solas porque no pueden salir de casa ni tener vida propia.
En su opinión, ¿qué estrategias podemos seguir para humanizar los cuidados?
Creo que la recapacitación es una muy buena estrategia, porque pone a la persona en el núcleo del proceso de cuidado. Nos centramos en sus preferencias y metas, por tanto, le ofrecemos la posibilidad de tomar decisiones personales sobre su vida. Es un sistema con un enfoque muy individualizado, que es la mejor manera de dignificar la atención a las personas.
Un experimento con un equipo de fútbol amateur revela dificultades de
integración social para las personas de origen extranjero. Ante perfiles
similares, los responsables del equipo se inclinaron por jugadores con
nombres locales.
¿Puede el fútbol modular la opinión sobre la inmigración? Según este
estudio, entre los seguidores de un club, cuando su equipo gana gracias a
los jugadores extranjeros, la inmigración se percibe de manera positiva.
¿Tenemos una educación de calidad? Analizamos en este informe tres
dimensiones fundamentales: acceso a un nivel educativo suficiente,
obtención de conocimientos adecuados que contribuyan al desarrollo
económico y social y grado inclusivo del sistema educativo.
Cuatro de cada diez trabajadores en España, que tienen o buscan empleo,
estarían dispuestos a ir a vivir a otro lugar. Los ingresos y la carrera
profesional asociados a la movilidad social ascendente son los motivos
principales para la movilidad interregional.
Las personas que se informan a través de las redes sociales dan mayor
credibilidad a fake news. Este estudio subraya la dificultad de combatir
eficazmente la información errónea.
Entre los años 1998 y 2008, el porcentaje de población inmigrante en España
pasó del 3 % al 13 %. ¿Favoreció esto la aparición de guetos o hubo
equilibrio en las zonas residenciales entre autóctonos e inmigrantes?
«El trabajo creativo propicia la innovación y, por tanto, el crecimiento»
Hasan Bakhshi, Director de Industrias Creativas, NESTA
En los últimos años, la economía creativa ha crecido a mayor velocidad que el resto de la economía. El trabajo creativo genera innovación y riqueza hasta el punto de que podría ser el aspecto más importante para el crecimiento económico a largo plazo.
Numerosos estudios han constatado que las profesiones creativas producen un mayor nivel de felicidad en los trabajadores, lo que repercute en el bienestar global de todos los ciudadanos. Hasan Bakhshi explica que los perfiles profesionales deberían ser más amplios, empezando por reconsiderar las barreras tradicionales de la educación, que distingue entre formación técnica y creativa.
A lo largo de la entrevista, también comenta cómo la tecnología está ayudando a la comprensión del valor monetario del arte y la cultura, aportando macrodatos sobre el consumo y la repercusión económica de esta actividad.
¿Qué deberían hacer los gobiernos para contribuir al crecimiento de la economía creativa?
En los últimos años, hemos observado que la economía creativa, que se define como la parte de la economía que hace uso del trabajo creativo con fines comerciales, ha crecido muy rápidamente. Solo por este motivo, los responsables de las políticas deberían centrarse en ella.
Pensamos en la economía creativa como la parte de la economía que hace uso de la creatividad y del trabajo creativo con fines comerciales. Si echamos un vistazo a las estadísticas económicas en países como el Reino Unido, vemos que en los últimos años la economía creativa ha crecido dos o tres veces más rápido que el resto de la economía. Un informe de investigación reciente ha revelado que la economía europea también cuenta con una economía creativa de muy rápido crecimiento.
¿Hay alguna diferencia entre la población activa de la economía creativa y la población activa en su conjunto?
Si pensamos en lo que representa el trabajo creativo, este implica un despliegue de habilidades cognitivas, de habilidades analíticas para conseguir algo innovador, la diferenciación de productos, nuevas formas de pensar y de trabajar que no se puedan anticipar en su totalidad. La idea fundamental del trabajo creativo es que propicia la innovación. Da lugar a la innovación y, por ende, al crecimiento. Siendo esto así, el aspecto creativo de la población activa es más importante para el crecimiento económico a largo plazo.
¿Las profesiones creativas están asociadas con niveles más altos de bienestar subjetivo?
El año pasado llevamos a cabo un estudio con los datos obtenidos en una encuesta realizada a la población activa del Reino Unido que sugería que, en general, las profesiones creativas se asociaban con altos niveles de felicidad, con la sensación de que la vida de las personas era más plena y con mayores niveles de satisfacción que en otros trabajos. Sin embargo, evidentemente, el bienestar se explica por muchísimos otros factores como los ingresos, cuánto ganamos. Si se controlan todos los demás aspectos que determinan el bienestar, se observa que las profesiones relacionadas con el arte y el diseño tienen mayores niveles de bienestar que otras profesiones. Por otro lado, en las profesiones relacionadas con las TI y la publicidad, el bienestar parece ser realmente inferior.
¿Cuál debería ser el alcance de las políticas culturales en el contexto de la economía creativa?
Lo primero que cabe apuntar es que las políticas culturales deben diseñarse y ponerse en práctica principalmente por razones culturales. Dicho esto, es innegable que los países con sectores culturales muy prósperos y activos también tienden a tener industrias creativas comerciales dinámicas y rentables. Los responsables de las políticas deben tratar de entender la relación entre el sector cultural y las industrias creativas comerciales y, a continuación, dónde se encuentran estos vínculos o lo que a veces se describe como los efectos derivados del sector cultural y las industrias creativas. Deben apoyarse y potenciarse al máximo.
A esto le añadiría: “¿qué entendemos por cultura?”. Si nos fijamos en cómo se están aplicando actualmente las políticas culturales en distintos países de Europa, observamos que son muy conservadores en cuanto a la definición de qué es el arte y la cultura y cuál es su alcance. Sin embargo, sabemos que en la práctica la cultura es muy dinámica. Constantemente aparecen nuevas formas de arte y cultura, nuevos tipos de participantes culturales y nuevas formas de participar en la cultura, pero al parecer las políticas no siempre están a la altura. Algo que creo que, en general, los gobiernos deberían hacer es mostrar su comprensión de la cultura tal y como se manifiesta en la práctica y, a partir de aquí, garantizar que la forma en la que apoyan la cultura a través de las políticas culturales es más apropiada para su finalidad.
¿Cuáles son los beneficios de combinar habilidades artísticas y científicas en la educación secundaria?
Recientemente hemos publicado un informe de investigación en Nesta que sugiere que las empresas que incorporan tanto a personas con habilidades artísticas y de diseño como a personas con habilidades científicas y tecnológicas en su plantilla, siendo los demás factores idénticos, crecen más rápido y son más innovadoras que las empresas que solamente se centran en contratar a personas con habilidades científicas y tecnológicas. Parece que hay datos económicos bastante contundentes que demuestran que cuanto más amplia es la variedad de habilidades que conforman la fuerza laboral de un país, mayores son los rendimientos económicos obtenidos de la inversión. Por supuesto, la repercusión de esto en el sistema educativo es que debemos ser muy cautelosos para evitar poner barreras a esta formación multidisciplinaria de manera involuntaria. A veces, desde muy temprano, se motiva a los más jóvenes para que se especialicen en ciencia y tecnología o en artes y humanidades. Este tipo de investigación sugiere que los responsables de las políticas educativas deberían intentar no desincentivar de manera involuntaria este modelo de educación más amplio que parece valorarse en el lugar de trabajo.
¿Qué deberían hacer los gobiernos para evitar divisiones disciplinarias?
Lo primero que deben hacer los gobiernos es reconocer que algunas de las divisiones que se han creado entre disciplinas, por ejemplo, en las escuelas, son en parte un reflejo de la actuación del propio gobierno. La forma en la que se han estructurado los planes de estudio, la forma en la que se han determinado o valorado los conocimientos técnicos o especializados que los maestros tienen que enseñar en sus asignaturas. Entre otras cosas, deben revisar el plan de estudios o analizar la forma en la que están estructurados los entornos escolares para permitir esa educación más multidisciplinaria de la que estamos hablando.
¿Cuáles son las principales pruebas sobre la aplicación de las nuevas tecnologías en las instituciones culturales?
Desde hace tres años, en el Reino Unido hemos estado realizando un estudio longitudinal acerca de cómo las instituciones artísticas y culturales utilizan la tecnología en su trabajo, y todos los datos sugieren que estas instituciones están altamente concienciadas sobre algunas de las oportunidades que ofrece la tecnología. Sin embargo, hoy en día, presenciamos cada vez más y más innovaciones. Nuevas formas en las que, por ejemplo, la tecnología digital se puede utilizar en teatros y compañías de artes escénicas para superar las limitaciones físicas que suele imponer el tener un lugar físico, por medio de la retransmisión en vivo o en streaming de las actuaciones a un público más amplio. Hemos presenciado este tipo de innovaciones progresivas, pero lo que aún no hemos visto son el tipo de innovaciones revolucionarias que, por ejemplo, hemos visto en el caso de la música gracias a los avances tecnológicos. Si pensamos en la industria de la música, la forma en la que experimentamos la música no tiene nada que ver con la de hace 10 o 15 años, cuando necesitábamos dispositivos de grabación físicos como discos, álbumes, etc. Hoy en día, en cuestión de segundos podemos acceder a la música o vivir experiencias musicales a través servicios de streaming. Creo que en el sector artístico y cultural todavía no se han producido muchas de estas innovaciones revolucionarias que están cambiando la propia naturaleza de la experiencia cultural. Mi predicción es que, en los próximos años, presenciaremos más innovaciones revolucionarias que transformarán el sector.
¿Pueden contribuir a los resultados sociales?
¿Pueden el arte y la cultura estar relacionados con los resultados sociales? La prueba prima facie de que las instituciones artísticas y culturales pueden contribuir a los resultados sociales la encontramos en las misiones de muchas de estas organizaciones. A menudo, se instituyen como organizaciones con fines benéficos y misiones caritativas. Estas misiones suelen centrarse en la mejora del bienestar cultural del público, pero también en el logro de resultados sociales. Es innegable que algunos de los resultados de estas organizaciones artísticas y culturales en términos de bienestar se manifiestan en el bienestar social, en resultados sociales en el aprendizaje y la educación para los jóvenes y en la inclusión social. Por ejemplo, comunidades que previamente habían quedado desconectadas de la cultura y ahora están más comprometidas a través de la obra de una determinada compañía de teatro. Son muchos los ejemplos. Aunque también puede haber resultados sociales negativos, pero no sé si esto sería relevante.
¿Negativos?
Hay muchísimos ejemplos de instituciones que están haciendo una gran labor para lograr resultados sociales positivos a través de su trabajo con las comunidades locales. Sin embargo, hay que reconocer que, en ocasiones, el arte y la cultura pueden ser un instrumento de exclusión social. Pueden utilizarse para crear barreras a compromisos y es muy importante que los responsables de las políticas también sean conscientes de las posibles consecuencias.
¿Cómo crees que contribuye la economía a una mejor comprensión del arte y la cultura?
La manera más evidente en la que la economía contribuye a nuestra comprensión del arte y la cultura es el reconocimiento de que, como cualquier otra actividad, el arte y la cultura surgen dentro de unas limitaciones económicas. Los artistas trabajan con determinadas limitaciones económicas. En un nivel básico, necesitan tiempo y recursos financieros para llevar a cabo su actividad. La economía puede contribuir muy directamente a nuestra comprensión del arte y de la cultura de la misma manera que puede contribuir a nuestra comprensión de cualquier actividad que tenga una dimensión económica. Además, la economía aporta valor. Desde hace cientos de años existe una teoría bastante desarrollada sobre el valor que se puede aplicar al arte y a la cultura del mismo modo que se aplica a otros ámbitos. Se trata de una teoría utilitaria sobre el valor, una concepción particular del valor. No debe priorizarse por encima de otros enfoques alternativos sobre el valor, sino que debe considerarse como parte de una concepción multidisciplinaria de lo que representan el arte y la cultura. Los economistas también pueden contribuir con su particular enfoque y concepción de lo que es el valor.
¿Qué temas crees que podrían ser de interés para los jóvenes investigadores que empiecen sus carreras en los próximos años?
El orador principal de la conferencia de esta mañana, el profesor Andy Prat, ha señalado que en el pasado la falta de datos fiables y la ausencia de oportunidades para realizar un trabajo empírico de calidad en el sector del arte y la cultura eran algunas de las razones por las que no había más economistas que trabajaran en este sector. Uno de los beneficios de la denominada revolución de los macrodatos, asociada a Internet y las TIC, en términos más generales, es que ahora, en principio, los investigadores tienen más datos a su disposición para entender el fenómeno del arte y la cultura. Creo que en los próximos años se llevará a cabo un mayor volumen de trabajo empírico, un trabajo basado en datos para comprender aquellos aspectos de la actividad del arte y la cultura que, hasta ahora, han estado ocultos a los ojos de los investigadores.
Esto se debe a que crece muy rápido y no existe un registro de datos…
En parte, tiene que ver con el hecho de que la cultura evoluciona muy rápidamente y es muy dinámica, lo cual hace que sea difícil aplicar las formas que los investigadores han utilizado tradicionalmente para tratar de entender el mundo, como encuestas, censos y registros. Esto hace que sea difícil actualizar las fuentes de datos. Así que, en cierto modo, se debe a que la cultura está cambiando muy rápidamente, pero también al hecho de que está cada vez más digitalizada. Esto significa que la propia cultura está dejando una huella digital como nunca antes lo había hecho. Por supuesto, uno de los factores de la revolución digital es que deja una huella de datos que permite a los analistas acceder a dichos datos y tratar de utilizarlos para comprender mejor el arte y la cultura. Un buen ejemplo son los datos de las redes sociales. Sabemos que hay muchos debates, actitudes, percepciones y reacciones en torno a las experiencias culturales que ahora se están llevando a cabo en línea a través de las plataformas de las redes sociales. Esto ofrece a investigadores y analistas, como yo, la oportunidad de acceder a estos datos, limpiarlos y adaptarlos para llevar a cabo un análisis de investigación y, con suerte, utilizarlos para mejorar nuestra comprensión sobre el arte y la cultura tal y como se manifiestan hoy en día.
¿Los legisladores y otras partes interesadas tienen en cuenta la investigación realizada por las universidades y los centros de investigación?
Esta es una pregunta bastante amplia cuya respuesta varía en función del tipo de campo de investigación en cuestión. En mi opinión, en el ámbito del arte y la cultura, que obviamente es el tema que nos ocupa hoy en la conferencia ACI, uno de los problemas es que no hay suficientes académicos que se dediquen a cuestiones de investigación sobre las que los políticos necesitan respuestas actualmente. Esto no quiere decir que no se estén llevando a cabo investigaciones relevantes para las políticas, pero sí podría ser útil replantear las prioridades de investigación para dar preferencia a las respuestas que necesitan los legisladores. Este es uno de los puntos que planteo. Algo que es característico de toda la investigación académica, y no solo del arte y la cultura en concreto, es que los horizontes con los que suelen trabajar los responsables de las políticas son más estrechos que los horizontes con los que trabajan los investigadores académicos. Esto significa que si, por ejemplo, el proceso de recopilación, diseño y publicación de una monografía o de un libro o volumen académico puede tardar un par de años en completarse, es posible que los temas de investigación abordados por los investigadores en dicha obra, en los que los responsables de las políticas se centraban en aquel entonces, hayan dejado de tener tanto interés para ellos en la actualidad. Sus intereses han ido evolucionando. De este modo, creo que hay cierta desconexión entre los horizontes de los responsables de las políticas, que son más estrechos, y los de los académicos, que son más amplios. No hay una respuesta fácil para esta cuestión, pero sí creo que la academia puede hacer más para garantizar la codificación de los conocimientos extraídos de la investigación que sean relevantes desde el punto de vista político y ponerlos a disposición en un lenguaje entendible, de manera que se pueda actuar en consecuencia con mayor rapidez que actualmente.
Un experimento con un equipo de fútbol amateur revela dificultades de
integración social para las personas de origen extranjero. Ante perfiles
similares, los responsables del equipo se inclinaron por jugadores con
nombres locales.
¿Puede el fútbol modular la opinión sobre la inmigración? Según este
estudio, entre los seguidores de un club, cuando su equipo gana gracias a
los jugadores extranjeros, la inmigración se percibe de manera positiva.
El PIB en estándar de poder adquisitivo permite una comparación más exacta
del nivel de desarrollo económico entre países. En 2017, el PIB por
habitante en Estándar de Poder Adquisitivo en España se mantuvo en el 92%
de la media europea, al igual que el año anterior.
Dos de cada tres trabajadores en ocupaciones manuales son hombres y las
mujeres continúan siendo minoría en ocupaciones como la construcción o la
industria. ¿Qué factores influyen en la segregación por género del mercado
laboral?
¿Qué relación existe entre arte y economía? Presentamos dos obras que
estudian la importancia de la creatividad y la innovación en las artes, así
como la contribución del arte al desarrollo económico.
«Si somos capaces de vivir sanos, vivir más años no quiere decir más dependencia»
María Blasco, Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)
María Blasco (Alicante, 1965) dirige el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Es doctora en bioquímica y biología molecular, y especialista en envejecimiento y telómeros (los extremos de los cromosomas que contribuyen a la longevidad de las células y la estabilidad del material genético). En 2016 publicó, con la periodista Mónica G. Salomone, el libro de divulgación Morir joven, a los 140. Tuvimos la oportunidad de hablar con ella durante una visita a Palau Macaya, donde participó en el ciclo El transhumanismo bajo la lupa, organizado por el Club de Roma de Barcelona y la Obra Social "la Caixa".
¿El envejecimiento es un triunfo de la sociedad?
Sí, por supuesto. A principios del siglo xx la esperanza de vida en el nacimiento era de 30 y pico años para hombres y mujeres en España, y ahora está por encima de 80 años. El ser capaces de vivir cada vez más años, en buenas condiciones de salud, es un triunfo de la investigación que ha redundado en nuevos tratamientos. Esto es gracias, básicamente, a la reducción de la mortalidad infantil, muy relacionada con las enfermedades infecciosas.
¿Éramos conscientes de que la esperanza de vida iba a crecer tan rápido?
No sé si éramos conscientes, pero hay que aclarar que seguimos envejeciendo biológicamente igual que a principios de siglo. Esto no se ha alterado: una persona envejece hoy igual que se envejecía a principios de siglo. Lo que hemos sido capaces de hacer es reducir la mortalidad asociada a enfermedades.
¿Qué diferencias hay entre el envejecimiento biológico y el demográfico?
El envejecimiento biológico se refiere al daño que acumulan nuestras células; este daño es el causante de que al final los tejidos y los órganos no funcionen bien y aparezca la enfermedad. El envejecimiento demográfico hace referencia al envejecimiento de la población: cada vez vivimos más tiempo y hay menos nacimientos.
Vivir cada vez más años conlleva cambios en la sociedad. ¿Cómo organizaremos la vida?
Ya estamos viendo estos cambios. Por ejemplo, se está planteando el retraso de la edad de jubilación, ya que alguien de 65 años todavía es una persona capaz de aportar a la sociedad.
¿La gente mayor será el nuevo mercado?
En 2050, un 30% de la población española tendrá más de 65 años; es decir, un tercio de la población. Esto abre posibilidades de nuevos negocios y mercados dirigidos a personas mayores, que cada vez van a estar en mejores condiciones de salud y de consumir más productos.
¿Cómo cambiarían las perspectivas vitales de una persona cuando sabe que va a vivir 140 años?
La vida ya es diferente. Ahora la gente joven no se plantea que su vida termina a los 30 años, cuando encuentre un trabajo y una pareja. Creo que los anhelos de la gente han cambiado y estoy segura de que cambiarán más.
Como investigadora en biomedicina, ¿cuál es su visión del envejecimiento?
Para mí, el envejecimiento es la causa de las enfermedades que nos matan hoy en día. Igual que un virus o una bacteria son la causa de las enfermedades infecciosas, el proceso molecular del envejecimiento es la causa de muchas enfermedades, como el infarto, el cáncer o las enfermedades neurodegenerativas. Me fascina intentar descubrir cuáles son los mecanismos moleculares que hacen que envejezcamos, porque creo que ahí está la clave para conseguir tratamientos efectivos contra dichas enfermedades, prevenirlas y retrasarlas lo máximo posible.
¿Existe la posibilidad real de evitar enfermedades asociadas al envejecimiento?
Yo creo que sí. Para eso tenemos que entender en profundidad por qué se producen. En la medida en que fuésemos capaces de retrasar o prevenir el envejecimiento pienso que también se reduciría la incidencia de todas estas patologías. Si no encontramos maneras de prevenirlas, tratarlas o curarlas más eficientemente que ahora, sin duda que generarán problemas.
Como directora del CNIO, ¿qué papel desempeña//tiene el cáncer en el envejecimiento?
El cáncer también es una enfermedad asociada al envejecimiento, a pesar de que afecta a niños y jóvenes aunque con menor frecuencia. El riesgo de cáncer aumenta a partir de los 40 y los 50 años, cuando empiezan a acumularse defectos en nuestras células. Al no funcionar bien por estos errores, se pueden producir patologías, como el cáncer o la fibrosis, enfermedades que son consecuencia del envejecimiento.
¿La lucha contra la enfermedad es la manera de derribar la barrera biológica de la esperanza de vida?
Lo veo de otra manera. Creo que entender el proceso de envejecimiento nos dará las claves para saber cómo prevenir y cómo tratar más eficientemente las enfermedades. Si lo piensas, no hay un solo tratamiento efectivo para ninguna de las enfermedades degenerativas asociadas al envejecimiento. No hay una terapia contra una fibrosis renal, hepática, pulmonar… O se hace un trasplante o no hay nada que revierta o cure una fibrosis. Creo que la única manera de conseguir tratamientos efectivos será entender por qué se producen estas enfermedades. Para mí, la clave tiene que estar en ese proceso de envejecimiento biológico.
La otra cara de la supervivencia es la dependencia. ¿Vivir tantos años será sostenible?
Si no hacemos nada para evitar o disminuir la enfermedad, llegará un momento que seremos más dependientes, siempre ha sido así. Pero también es importante considerar que el hecho de que ahora vivamos más de media también está asociado a que en general vivimos mejor, pues se controlan más las patologías. Cuando en modelos animales como el ratón conseguimos alargarles la vida, lo que hacemos es que se mantengan jóvenes durante más tiempo. No se puede alargar la vida a un organismo si no le alargas el tiempo de salud. Vivir más años no quiere decir más dependencia, siempre que seamos capaces de vivir sanos.
Entonces, ¿moriremos sanos?
En la naturaleza, los animales no mueren de enfermedades, mueren sanos. Mueren de hambre, de frío o de lo que sea. Obviamente, nosotros ahora hemos superado lo que era nuestra barrera de la supervivencia en la naturaleza. Si ahora controlásemos el envejecimiento, si fuéramos capaces de vivir más tiempo jóvenes, igual las causas de muerte serían otras, como los accidentes.
En términos biológicos, ¿la vida humana tiene un límite de duración?
Sí, tiene un límite que se determina a partir del individuo más longevo de la especie que ha existido. En la especie humana, la persona que más ha vivido fue una señora francesa de 122 años, Jeanne Calment. Investigadores como yo y otros ya hemos conseguido superar este límite biológico en otras especies. Por ejemplo, con ratones hemos conseguido hacer que vivan un 40% más. Si manipulásemos los mecanismos de envejecimiento en humanos podríamos superar el límite biológico de nuestra especie.
¿Estaríamos creando una nueva subespecie de humanos, más longevos gracias a la biotecnología?
No creo, porque esto no se va a hacer nunca por manipulación genética. Éticamente no es posible y ningún científico lo pensaría. Pero sí que puedes pensar en algún tipo de fármaco que potencie el tiempo de juventud y alargue también la vida máxima. Cada vez vas a vivir más años en buenas condiciones de salud.
¿El gasto sanitario aumentará?
El gasto sanitario aumentará si no encontramos maneras de prevenir la enfermedad. Hay muchos hábitos de vida que están aumentando el riesgo de enfermedad. Creo que aquí se tendría que hacer mucho trabajo preventivo de hábitos de vida, de ejercicio y de alimentación saludable para vivir más años en buenas condiciones de salud. En nuestro país, tenemos hábitos de vida nefastos y no hacemos nada para estar sanos durante más tiempo.
¿Por qué unas personas envejecen mejor que otras?
Hay una parte genética y otra de hábitos de vida. Ambas influyen en que unas personas envejezcan más rápido que otras. Hasta el nivel socioeconómico determina tu esperanza de vida. Hay estudios que muestran una esperanza de vida distinta entre habitantes de una misma ciudad, en función del barrio donde vivan.
Entrevista por Núria Jar
Clasificación
Autor
María Blasco , Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)
El sexto Dossier del Observatorio Social de ”la Caixa” aporta elementos de
reflexión sobre la diversidad en los modelos de familia en nuestro país y
cómo estos pueden condicionar el bienestar infantil.
Paul Wouters, director del Centre for Science and Technology Studies de la
Universidad de Leiden, habla con el Observatorio Social “la Caixa” sobre
las nuevas tendencias en evaluación de la investigación.
¿Cuántas personas participan en cursos de formación complementaria
vinculada a la cultura? En 2015, un 5,9% de la población española realizó
alguna formación de este tipo.
En todos los países, las carreras relacionadas con la cultura contaban con
más mujeres que hombres en el 2015. En España el 57,8 % de estudiantes de
titulaciones relacionadas con la cultura eran mujeres.
Bajo un punto de vista económico, la innovación es considerada un motor de
crecimiento por su capacidad para generar riqueza y empleo, un enfoque que
ha ganado protagonismo desde el inicio de la crisis financiera en el año
2008. Esta reseña del Observatorio Social de ”la Caixa” comenta dos libros
que analizan esta cuestión a partir de perspectivas muy diferentes.
Los defraudadores lo tienen más difícil con las nuevas técnicas de big data
y de inteligencia artificial que detectan la riqueza oculta, el abuso de la
ingeniería fiscal agresiva y el blanqueo de capitales.
El cambio climático es una preocupación mundial, pero ¿qué influye en el
apoyo a las políticas de cambio climático? Según este estudio, el factor
determinante es la eficacia percibida de cada medida.
Según este estudio, interaccionamos frecuentemente con una media de 536
conocidos, pero esto es diferente para cada persona. ¿Qué factores influyen
en el tamaño de nuestros círculos de relaciones?
“Combatir el cambio climático beneficiará enormemente la salud”
María Neira, Directora del departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud, Organización Mundial de la Salud (OMS)
Neira es médico especialista en endocrinología. Trabajó con Médicos Sin Fronteras en Honduras y con la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Mozambique y Ruanda. Posteriormente, ingresó en la OMS como directora del departamento de Prevención y Erradicación de Enfermedades Infecciosas. Fue presidenta de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria del Ministerio de Sanidad y Consumo de España, donde se encargó de la elaboración y ejecución de los planes nacionales de alimentación y nutrición.
¿Por qué es tan importante para la salud global el acuerdo de la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático?
Este acuerdo alcanzado sobre el cambio climático, que todos los países firmaron en diciembre de 2015 en París, aborda la toma de decisiones y pone sobre la mesa soluciones al problema del calentamiento global. Es importante para la salud porque todas las decisiones que se tomen para combatir el cambio climático, en el fondo, la beneficiarán enormemente. En este sentido, se deben tomar medidas para reducir el tráfico y observar, por ejemplo, si se usa un tipo de energía contaminante o no contaminante; y todas estas decisiones tendrán un impacto en nuestros pulmones y en nuestro sistema cardiovascular. Si conseguimos disminuir la contaminación del aire que respiramos, el beneficio va a ser enorme, ya que cada año mueren 7 millones de personas debido a la contaminación atmosférica.
¿Cuáles son los principales efectos del cambio climático en la salud de la población a nivel mundial? ¿Y en Europa?
El cambio climático está afectando a los pilares de nuestra sociedad: el acceso al agua potable y a los alimentos, y la forma en que nos protegemos, es decir, la vivienda. Se pueden producir desplazamientos masivos debido a desastres naturales, la escasez o mala calidad del agua o la escasez de alimentos por episodios de sequía. Todo ello repercute extraordinariamente en las bases de nuestra salud.
Por otro lado, el aumento de la temperatura media debido al cambio climático afecta a las condiciones ambientales de muchos vectores que transmiten enfermedades, como es el caso de los mosquitos, que no podían reproducirse en zonas montañosas de Kenia porque no tenían la temperatura adecuada y ahora tienen justo esos grados de temperatura necesarios para su reproducción, con lo cual empezamos a detectar casos de malaria en zonas donde no existía.
En cuanto a Europa, el cambio climático se relaciona con la distribución del agua dulce, pues va camino de convertirse en un bien muy escaso. Afecta también a la utilización del transporte y a la gestión de la contaminación atmosférica que produce, a la distribución de las cosechas a nivel internacional y a la nueva distribución de enfermedades. Es erróneo pensar que se trata de un problema que solo afectará a los países en vías de desarrollo. Por supuesto que les va a afectar mucho más que a los países desarrollados, pero también será un problema para estos.
¿A qué retos de salud pública se enfrenta un país como España a consecuencia del cambio climático?
El cambio climático va a cambiar nuestros hábitos de vida. Irónicamente, esta consecuencia del calentamiento global resultaría muy positiva. Es necesario que la gente comprenda que cuando el planeta sufre –hecho que se entiende como algo muy lejano– nuestra salud también está sufriendo.
Pienso que en Europa lo comprobaremos pronto si tomamos medidas para combatir la contaminación del aire y cambiamos nuestros modelos de vida. Hemos de reflexionar sobre por qué usamos el vehículo privado permanentemente en lugar de usar el transporte público o caminar; o el hecho de no realizar actividad física, movernos en coche o moto y llevar una vida muy sedentaria. Todo esto tiene un gran impacto en las enfermedades no transmisibles.
Uno de los problemas es que la gente no ve las conexiones entre el calentamiento global y la salud. Por tanto, hay que explicarlas. Una vez que se entiende que, por ejemplo, el aumento de casos de asma o de alergias está relacionado con el cambio climático, las personas se convierten en líderes del movimiento para combatir el calentamiento global. No es un tema de ecologistas “motivados”, es una cuestión que tiene que ver mucho con nuestra salud.
¿Cómo nos afectan los determinantes ambientales? ¿Cómo podemos minimizar sus efectos sobre nuestra salud?
Los determinantes ambientales son responsables de casi 13 millones de muertes al año. Desde un punto de vista positivo, si nosotros gestionáramos el medio ambiente de una manera lógica, inteligente y sostenible, evitaríamos 13 millones de muertes anuales y la gente tendría una mejor calidad de vida.
Si al diseñar nuestras ciudades nos centráramos en el individuo y los ciudadanos, y las planeáramos pensando en la posibilidad de que la gente camine o se desplace en bicicleta, tenga acceso a zonas verdes y respire un aire más puro, estaríamos protegiendo la salud. La idea no es evitar la enfermedad, sino proteger la salud gracias a un mejor diseño de las ciudades, pensadas sobre todo para los ciudadanos. Y este tipo de acciones también son fundamentales para tener éxito en la lucha contra el cambio climático.
Entre los condicionantes ambientales, ¿cuáles son los más importantes en relación con la salud? ¿Podemos prevenir las enfermedades cuidando del medio ambiente?
La prevención primaria es la mejor medicina. Cuanto más protejamos el medio natural, que es el que nos sustenta, nos alimenta, nos da de beber y en el que nos resguardamos y respiramos, tanto mejor nos protegerá. Lo contrario no existe. El medio ambiente es el que decide.
Evidentemente, uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es el acceso al agua potable. En Europa parece algo banal; sin embargo, hay muchos países en los que la población no tiene acceso regular y rutinario al agua potable. No es tan fácil como abrir un grifo; es una importante lucha diaria. Otros condicionantes ambientales son la contaminación del aire, la exposición a sustancias químicas, pesticidas u otras sustancias tóxicas presentes en nuestra vida diaria, así como la gestión de los residuos.
La optimización del entorno de nuestros municipios es fundamental para mejorar nuestra salud. Cuanto mejor planifiquemos nuestros entornos, mayor será el beneficio para la salud. Cuanto mejor planeemos el transporte público colectivo, mayor será la disminución de las congestiones de tráfico y del número de muertes y lesiones por accidentes. Todo esto resulta muy beneficioso para la salud. Queremos que se desarrollen políticas urbanas saludables dirigidas al ciudadano, pensando en quien será el beneficiario o “sufridor” de estas políticas.
¿Qué efectos tendrían en la salud las mejoras de nuestro entorno en las ciudades?
Es importante para la salud reducir la contaminación atmosférica, ya he mencionado que provoca 7 millones de muertes anuales, una cifra que debemos recordar. Es, ahora mismo, uno de los riesgos ambientales más importantes a los que nos enfrentamos. Obviamente, afecta mucho más a los países en vías de desarrollo que a los países industrializados, pero la previsión de que, en apenas veinte años, el 80% de la población mundial vivirá en las ciudades es muy preocupante y hay que hacer algo al respecto.
Cada ciudad debe realizar su propia evaluación sobre el origen de esta contaminación. Una gran parte se produce por el transporte relacionado con los vehículos que circulan por la ciudad. Otra parte procede de la gestión de los residuos: hay lugares en el mundo donde las basuras se queman en el propio hogar, lo que produce sustancias tóxicas y contaminación. La producción agrícola alrededor de las ciudades y la producción industrial de algunos países, que no tienen normativas sobre las emisiones de los contaminantes de las fábricas, provocan la contaminación del aire. No hay una causa única que provoque la contaminación atmosférica, ya que depende, por ejemplo, del tipo de combustible que se utilice en los vehículos, sea diésel o gasolina.
A partir de aquí, hay que poner en marcha una batería de medidas para reducirla, siendo la mejor que el ciudadano entienda que reducir la contaminación atmosférica es importante para la salud, que empiece a demandar mejores medidas urbanísticas en este sentido y que contribuya usando menos el vehículo privado en sus desplazamientos, gestionando mejor los residuos en casa y aplicando una política energética eficiente en el hogar, no poniendo la calefacción o la refrigeración al máximo, entre otras medidas.
Casi dos tercios de todas las muertes globales se atribuyen a las enfermedades no transmisibles. ¿Cómo podemos abordar este enorme reto social y de la salud pública?
Por ejemplo, teniéndolo en cuenta cada vez que se toma una decisión relacionada con el futuro de una ciudad, es decir, pensando en qué enfermedades puede evitar o provocar. La exposición a factores de riesgo ambientales es una de las primeras causas de muerte de enfermedades cardiovasculares. Antes se creía que solo influían otros factores de riesgo, también importantísimos, como el tipo de alimentación, la falta de ejercicio y el consumo de tabaco y alcohol, pero hoy sabemos que uno de los factores de riesgo más importante es la exposición a la contaminación del aire. Por tanto es una de las tareas pendientes que debemos abordar.
Hay muchas maneras de tratar los efectos de la contaminación atmosférica en la salud, pero la labor divulgativa que realizan los medios de comunicación es fundamental para que la gente los conozca. No se trata de una campaña para salvar al planeta, que suena como algo muy lejano. Es una acción para salvar “mis pulmones” y “mi corazón”. Una campaña para prevenir la salud de todos. Creo que es un mensaje que llega más al ciudadano.
¿Cuáles son los principales problemas de salud a los que se enfrentan los países en vías de desarrollo? ¿Cómo se deberían tratar?
Estos problemas se deberían trabajar con inteligencia, tomando decisiones estratégicas para cada país, atendiendo a cómo y dónde se invierte. Desde luego, educación y salud son siempre las mejores inversiones, sobre todo si se hacen de forma sostenible para poderlas mantener en el tiempo.
También es necesario reflexionar para decidir qué fuentes de energía se van a usar en países en vías de desarrollo, que se están industrializando y están cambiando su modelo de vida, decisiones que afectarán al modelo de transporte que van a desarrollar. ¿Copiarán el nuestro? ¿Copiarán nuestro sistema industrial, que ha sido tan contaminante? ¿Harán como en China, donde todo el desarrollo implica contaminar los ríos y el aire, donde la economía está por encima de todo a pesar de los problemas generados?
El principal mensaje es que puede existir un desarrollo económico que no destruya los recursos naturales ni afecte a la salud de la gente. Las enfermedades a las que nos enfrentamos en los países en vías de desarrollo son duales. Por un lado, las enfermedades infecciosas –malaria, tuberculosis, etc.– continúan siendo un problema, pero además han aparecido problemas de diabetes y enfermedades cardiovasculares, que se relacionan con estilos de vida sedentarios y la obesidad. Es decir, estos países conviven con las dos epidemias, lo que hace más difícil resolver la ecuación.
¿Cómo podemos mejorar la salud pública a través de la educación, la cultura, la investigación y la innovación? ¿Podría proponernos tres medidas que, a su entender, supondrían un cambio radical en este aspecto?
La educación es fundamental para cambiar la situación sanitaria en los países. También es básica la gobernanza: si en un país, aunque sea muy rico, sigue habiendo corrupción, mala gestión de los recursos y malas decisiones en inversión, no va a poder tener un desarrollo adecuado en sanidad, aunque cuente con mucha asistencia, como ha ocurrido en África. Es necesaria una demanda de la población exigiendo una buena gestión y menos corrupción.
A partir de aquí, tres medidas que pueden suponer un cambio: la educación de las niñas en primer lugar. Es importante que las niñas asistan a la escuela, ya que serán ellas las que gestionarán su casa y los recursos. Se ha observado que gracias a la gestión de dichos recursos también llevarán a sus hijos a la escuela. Educar a niñas es siempre una excelente inversión.
Otra medida es invertir en salud. Para ello, los países deben tenerla en su agenda como una prioridad. No se trata solo de construir hospitales, sino, por ejemplo, de reducir la mortalidad materna mediante la educación sanitaria en las clínicas. Y la tercera medida, potenciar la solidaridad. Es decir, seguir ayudando de una forma inteligente y estratégica allí donde hay resultados. Adicionalmente, otra medida importante sería posibilitar el acceso al agua potable y a la educación para todos, como pilares básicos para mejorar la salud pública.
¿Qué recomendaciones en cuanto a las políticas públicas haría para mejorar la salud de los ciudadanos?
En países con más medios, como los nuestros, necesitamos entender que la salud es multisectorial. La salud no son los hospitales. Estos son fundamentales para la salud de las personas, pero son el último escalón. Se emplean cuando las personas ya han enfermado.
Por eso recomendaría invertir en prevención primaria entendiendo que la política de salud no solo se hace desde el Ministerio de Sanidad, sino que en otros ministerios como el de Medio Ambiente, el de Industria y Energía, o en los ministerios correspondientes en cada país, se hacen las políticas de bienestar. Todos los ministros deberían ser conscientes de la siguiente tarea: demostrar en qué porcentaje su cartera está contribuyendo a mejorar la salud de la gente. Y todos deben contribuir a la salud porque en todas las políticas se genera bienestar y ausencia de enfermedad. El Ministerio de Sanidad no debe preocuparse solo del enfermo, debe preocuparse y ocuparse también del sano para que siga estándolo.
¿Qué cambios en los comportamientos individuales serían necesarios para encaminarse a una mejor salud?
Muchos. Nuestros comportamientos están relacionados con la forma en que consumimos día a día. Hay que ser muy conscientes de lo que consumimos y cómo lo hacemos. Hemos de reflexionar sobre cuántos residuos de plásticos y cartón innecesarios generamos cada día, cuál es nuestra contribución a la huella de carbono y cómo nos movemos diariamente en la ciudad. Esto es fundamental.
También debemos pensar en cuánto contaminamos: cómo uso mi energía en casa y hasta qué punto soy consciente de que la energía no es un bien inagotable y que su explotación produce contaminantes. Es básico reflexionar sobre cómo consumo mi agua y mis alimentos y también cuánto deporte hago.
Por otro lado, tenemos los factores de riesgo como el tabaquismo, el consumo excesivo de grasas y el consumo de alcohol, entre otros. Sin embargo, no hay que tratarlos desde el punto de vista represivo, diciendo: “esto está prohibido”. Debemos pensar en una cultura para una vida mejor. Se trata de que “yo esté mejor” y no de amargarme la vida, sino al contrario: que en mi vida y con mi salud esté mejor y sea mucho más feliz.
Las condiciones ambientales y sociales pueden llevar a una salud precaria, y una mala salud puede precipitar a más personas a la pobreza por el aumento de los gastos de atención en salud, o la pérdida de la vivienda y de los ingresos. ¿Cómo podemos romper este círculo vicioso entre condicionantes ambientales y pobreza?
Podemos romperlo evitando que la gente se ponga enferma. Actualmente el 97% de los recursos que se destinan a la llamada salud van sobre todo a curar la enfermedad. Invertimos solo un 3% en prevenirla. Hay que cambiar estos porcentajes. Hay que invertir muchísimo en curar la enfermedad, pero hay que ser inteligente e ir a buscar la salud, como he dicho antes, en todos los ministerios y en todas las políticas. Por ejemplo, cualquier tipo de construcción debería tener un estudio de impacto sobre la salud. Una cultura de prevención primaria rompería este círculo vicioso.
¿Qué implicaría erradicar una enfermedad?
Sería una inyección de optimismo. No cabe duda de que si consiguiéramos por fin erradicar la polio, por ejemplo, la inyección de optimismo sería enorme. Pero significaría pasar ya a erradicar la siguiente enfermedad. No podemos quedarnos dormidos en los laureles ni cinco minutos. Para la comunidad internacional sería como ganar una copa mundial de fútbol, me imagino. Pero erradicar una enfermedad no significa que nuestra capacidad de enfermar no siga siendo enorme, por todos los factores de riesgo a los que estamos expuestos. Por tanto, hay que reducirlos.
Por último, la OMS declaró la violencia como un problema esencial de salud pública global. Siendo un problema complejo y entendiendo que hay diversos tipos de violencia, ¿qué medidas preventivas destacaría para poder atajarla?
Educación, educación y educación. Está claro que una sociedad es lo que quiere ser. Si a un niño desde pequeño se le inculca que es superior a una niña o que la violencia resuelve problemas o que es un modelo en nuestra vida diaria, obviamente la sociedad se desarrollará siguiendo estas ideas. Personalmente, no es la sociedad que deseo. Creo que educación ha de ser sensibilización y hay que educar en todos los sitios: en los hogares, en las escuelas, en la calle, en los medios de comunicación y en las vallas publicitarias. Pero sin emplear represión, simplemente educando.
¿Cuántas personas mayores de 65 años tienen dificultades para realizar
alguna de las actividades básicas de la vida diaria? En nuestro país, un
33% de los mayores de 65 años tienen problemas para asearse por sí solos.
¿Qué porcentaje del gasto público se destina a las personas mayores? La
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El Observatorio Social de ”la Caixa” se pregunta si es posible conjugar
preocupación por el medio ambiente y crecimiento económico. Este estudio,
uno de los primeros en su campo, demuestra el vínculo positivo entre
ecoinnovación y creación de empleo, incluso en épocas de recesión.
Los defraudadores lo tienen más difícil con las nuevas técnicas de big data
y de inteligencia artificial que detectan la riqueza oculta, el abuso de la
ingeniería fiscal agresiva y el blanqueo de capitales.
El cambio climático es una preocupación mundial, pero ¿qué influye en el
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conocidos, pero esto es diferente para cada persona. ¿Qué factores influyen
en el tamaño de nuestros círculos de relaciones?