No obstante, será importante calcular bien cuál es el retorno de la inversión y los costes a la hora de implantar el programa. Al principio cuesta mucho dinero porque es bastante intensivo. Así que debemos ser muy meticulosos a la hora de evaluar si el programa sigue costando tanto en fases posteriores de su implementación, o bien si resulta costoso al principio y posteriormente decrecen los gastos. Este análisis nos dará la clave para saber si la recapacitación supone ahorros para la Administración o no.
¿Qué perfil tienen los beneficiarios de la recapacitación?
El usuario tipo es una persona que sufre un grado de dependencia moderada. Es decir, no son personas con problemas severos o discapacidades serias, ni personas con demencia temprana, sino personas que viven en su propio hogar y tienen necesidades de apoyo intermitente o limitaciones en su autonomía personal.
¿Qué sucede si la persona no se beneficia de esos programas de recapacitación o no puede participar en ellos?
Resulta problemático aplicar estos programas a personas que sufren demencia senil u otro tipo de discapacidad cognitiva, porque una parte esencial de la recapacitación consiste en hablar con ellas y saber qué objetivos tienen. La persona debe ser capaz de satisfacer sus rutinas diarias y de comprometerse a colaborar con sus cuidadores. Y ello requiere un cierto nivel de competencias cognitivas.
No obstante, estamos intentando expandir el programa para incluir a la gente que sufre demencia. E incluso lo hemos llegado a usar con bastante éxito con enfermos terminales, ayudándoles a mejorar su calidad de vida en sus últimos días.
¿Desde cuándo se aplican en Dinamarca estos programas de recapacitación?
Este sistema ya funcionaba en 2007 en 98 municipios de Dinamarca. Pero desde 2015 todos los municipios daneses deben utilizarlo. Ahora está en la legislación.
¿En qué otros países se aplica el programa? ¿Hay experiencias similares en los países del arco mediterráneo?
Noruega tiene bastante experiencia en el uso de la recapacitación; también se aplica en Inglaterra, Escocia, los Países Bajos, Nueva Zelanda y Australia.
En cuanto a los países del sur de Europa, cabe destacar que existe una brecha bastante profunda respecto a los países escandinavos, no solo en lo que se refiere al uso de estos programas, sino a la manera de organizar los sistemas de atención a la dependencia en general. En los países del norte de Europa tenemos una estructura formal del sistema de cuidado más sólida. Confiamos en que el Gobierno aporte soluciones para mejorar nuestro bienestar. Para eso pagamos impuestos. Disponemos de unos servicios sociales mucho más generosos: el 14% de los mayores de 65 años reciben gratuitamente cuidados en el hogar. Esto no ocurre en muchos países del sur de Europa.
¿Lo atribuye a una cuestión cultural o económica?
Diría que por una combinación de ambas. No sé decir si fue antes el huevo o la gallina. Por otra parte, nosotros vivimos en unas sociedades más individualizadas. No esperamos que sean las familias las que cuiden de sus mayores. Eso no significa que no nos importen. De hecho, en algunas de las investigaciones que he consultado sobre la soledad de las personas mayores he observado que, aunque en los países del norte las personas mayores viven más a menudo por su cuenta, existen unas proporciones más altas de soledad en los países del sur, incluyendo España.
Vivir en familia no siempre implica que te sientas partícipe de relaciones de afecto significativas para ti…
Por supuesto. Otro factor que contribuye a la soledad es que en países como España hay muchas personas de edad avanzada obligadas a cuidar a su cónyuge, que a menudo está enfermo. Estas personas se sienten solas porque no pueden salir de casa ni tener vida propia.
En su opinión, ¿qué estrategias podemos seguir para humanizar los cuidados?
Creo que la recapacitación es una muy buena estrategia, porque pone a la persona en el núcleo del proceso de cuidado. Nos centramos en sus preferencias y metas, por tanto, le ofrecemos la posibilidad de tomar decisiones personales sobre su vida. Es un sistema con un enfoque muy individualizado, que es la mejor manera de dignificar la atención a las personas.
Entrevista por
Juan Manuel García Campos